Considerada un arte, la alta costura a lo largo de los últimos 40 años ha sido sinónimo de diseños exclusivos e impactantes en términos de confección. La moda vista como un oficio artesanal, con gran detalle y terminaciones hechas a mano, ha posicionado a estos diseñadores como verdaderos artistas, que idean prendas únicas y lujosas año a año, sorprendiendo con su creatividad y llevando a las distintas casas de moda a lucirse con sus creaciones. Sin embargo, lo que hoy estamos viviendo como consecuencia de la pandemia a nivel global ha puesto en duda si es que este sector de la industria de la moda podrá adaptarse al mundo que viene, donde el trabajo presencial es escaso y la era de la tecnología ha arrasado con el oficio más manual y exclusivo. ¿Qué le espera a la alta costura cuando la pandemia quede atrás?
Oficio artesanal y regulado
Partamos definiendo qué es la conmumente llamada haute couture. Este concepto fue creado por Charles Frederick Worth, considerado el padre de la moda y el primer diseñador de alta costura. El oficio se basa en la creación de prendas exclusivas, confeccionadas a la medida del cliente, caracterizada por ser moda hecha a mano de principio a fin, donde no existe el uso de máquinas de coser. Se utilizan telas de muy alta calidad, caras e inusuales. Su gran propuesta de valor es el enfoque puesto en los detalles, orientado a un trabajo artesanal, donde la ropa se considera una obra de arte. Para lograr atribuirse el término de alta costura, las marcas o más bien casas de moda deben cumplir ciertos requisitos estrictos y muy específicos regulados por la Fédération de la Haute Couture et de la Mode de París (FHCM). Este organismo, fundado el año 1973, tiene gran influencia dentro del mundo de la moda y está encargado de velar porque se cumplan cada una de las claúsulas. Los requerimientos son estrictos, y las firmas interesadas en ser parte de este selecto grupo deben cumplirlos sin excepción alguna. ¿Cuáles son? A continuación, algunos ejemplos:
- Presentar mínimo dos colecciones de 50 looks cada una al año, las cuales deben exhibirse donde nació la alta costura: París.
- Las firmas tienen la obligación de tener dos ateliers o talleres propios en París en el que trabajen, como mínimo, 20 personas a tiempo completo.
- La costurera que empieza el diseño tiene que terminarlo.
- Cada pieza debe considerar un mínimo de 200 horas de trabajo artesanal.
- Los diseños deben estar confeccionados a mano y a la medida del cliente. Además se tiene que tener el consentimiento de éste para ser encargados por otros compradores.
Hacia un futuro más sustentable
Considerando los estándares mencionados, surgen ciertas inquietudes sobre lo que le espera a este rubro postpandemia. Este 2020 ha sido, sin duda, un duro año para la industria, tomando en cuenta que no se pudieron llevar a cabo, por ejemplo, las distintas semanas de la moda celebradas a nivel mundial, tradición que tuvo que ser cancelada de manera inédita debido a la pandemia. Fue un gran golpe para las grandes marcas de alta costura que, año a año, esperan expectantes la llegada de estos grandes eventos para dar a conocer sus nuevas colecciones. Sin embargo, las firmas no se quedaron de brazos cruzados y, dado que no pudieron mostrarlas de manera tradicional, lo hicieron de un modo diferente.
Dior, la exclusiva marca parisina, sorprendió al mundo con su innovadora propuesta para presentar su colección otoño-invierno 2020/21. La casa de alta costura dio un vuelco inesperado a los desfiles de moda tradicionales mostrando la alta costura de manera más sustentable y cercana: confeccionó sus diseños en miniatura y los exhibió al mundo entero sin exclusividades. Este acto ha sido considerado como extravagante y único, posicionando a la firma como pionera en este tipo de eventos.
¿Qué fue lo que hicieron exactamente? Realizaron un cortometraje donde mostraron su colección de 37 prendas, en versión miniatura. ¿El tamaño de ellas? Una altura de 55 cm, lo cual equivale tan solo al 40% de lo que sería la misma prenda en tamaño real. En términos de sustentabilidad, este sistema a escala es bastante más amigable con el medioambiente que el habitual, ya que reduce el consumo de tela, agua, tintes químicos, enhebrado; todos los procesos, en un 60%. Para ponerlo en palabras simples, tres colecciones en miniatura de Dior corresponderían a algo más que una colección de alta costura tradicional de la misma firma. Sorprendente, ¿verdad? Esto por la colección en sí, sin contar la reducción de emisiones asociadas a la producción del que hubiera sido un gran evento presencial.
Esta acción de Dior ha sido aclamada mundialmente, no solo por ser innovadora y única, sino también por entender la alta costura como algo más que prendas excesivamente costosas y exclusivas. Dior ha logrado abrir una ventana que hasta el minuto no se había considerado: no es necesario tener una gran producción para generar un gran impacto. De esta forma, se logró rescatar la importancia de lo hecho a mano, incluyendo la sustentabilidad como una de las temáticas protagonistas a la hora de diseñar una colección de ese calibre.
La actual pandemia pareciera estar lejos de irse de nuestras vidas. Dentro del mundo de la moda, especialmente la rama de la alta costura, el idear nuevas formas de adaptabilidad al mundo que se viene ha significado todo un desafío. El ejemplo de Dior puede ser el comienzo de una nueva era para la puesta en escena y la filosofía que conlleva la alta costura, cambiando los paradigmas que por años se han dado por sentados sin cuestionarse. Es necesario definirse como una industria aun más sustentable y generar un cambio de actitud dentro de ella, dejando de lado los excesos y volviendo a enfocarse en lo que más la caracteriza: la artesanía.