“Mi nombre es Augusta, soy mamá de Pedro y Juana. Me encanta la cocina, hacer cosas con las manos, leer y estar al aire libre. Estudié artes visuales en la UC, donde desarrollé mi amor por lo textil, el hacer mano. Sentir el tiempo que pasa a través del quehacer manual y el disfrutar de los procesos más allá de las metas me conectó con el tiempo más cíclico, tan propio de lo femenino y le tomé el peso a la importancia de los detalles en un mundo que se mueve tan rápido y donde todo es tan desechable.
En paralelo fue naciendo en mí la necesidad de hacer cambios en mi alimentación debido a que siempre me dolía la guata, era sensible a los alimentos y, en general, sentía el cuerpo pesado. Fue así como me fui metiendo en la alimentación consciente y apegada a la naturaleza. Tomé varios cursos, talleres y me puse a leer como loca. Siempre fui buena para leer, si no hubiera estudiado arte, mis otras alternativas habrían sido historia o literatura. Empecé a hacer pequeños talleres para amigas y familiares, y de a poco esto fue creciendo. Entonces creé la plataforma por Instagram @vivirconsciente hace ya unos siete años.
Hace algunos años me certifiqué como coach de cambios de hábitos, lo que me ayudó a ordenar mis ideas y todos los aprendizajes previos, y además me dio herramientas para poder acompañar a otras mujeres en su proceso.
Hace dos años junto a mis queridas amigas y socias Antonia Cafati y Macarena Álvarez lanzamos nuestro libro La Mesa, Cocina natural. Donde intentamos entregar una visión sencilla de la cocina real y natural. En paralelo comenzamos con la Antonia a hacer talleres de batch cooking, una técnica que permite organizarse en la cocina para no desperdiciar tantos alimentos o ingredientes y no tener que estar todo el día metida en la cocina. Actualmente hago talleres, genero contenido para mis redes sociales y para algunas marcas, hago homeschooling por la pandemia, cuido mi huerto y trato de disfrutar el día a día en tiempos de tanta incertidumbre”.
Una idea que me ronda últimamente es que el presente es un regalo.
Noto que he cambiado cuando leo cosas que he escrito, miro mi despensa, mi clóset o el cajón de mi baño. Menos es más.
Me gusta la gente que es honesta.
Cuando estoy en la naturaleza siento que me lleno de energías.
Lo que más me hace sentir en casa es una infusión de hierbas.
Me enorgullece decir que a mis 37 años siento que soy más consciente de mi misma y de lo que me rodea que antes.
Algo que quiero cambiar en el mundo es partir por conectarnos más con la naturaleza.
Lo que más me gusta de mi día a día es escuchar las voces de mis niños conversar.
Podría ver mil veces la película… estoy mala para las películas, pero las conversaciones de Antes del amanecer me las repetiría.
Un objeto que me trae buenos recuerdos es mi tesis de la universidad y todo su proceso.
El misterio que más me inquieta es el origen de todo.
Los libros que más me han marcado son El elogio de la lentitud de Carl Honoré y El tiempo de ruinas de Marc Auge.
Un proyecto que me tiene entusiasmada es mi huerto.
Cuando necesito una pausa, tejo, jardineo o me siento a mirar (ojalá sin hablar).
Una causa que me mueve es la crisis climática.
En mi velador siempre hay aceites esenciales, un vaso de agua y un libro.
Lo primero que hago en la mañana es abrazar a mis niños.
Lo que más me gusta de cocinar es poder combinar pocos ingredientes o alimentos y lograr un plato delicioso pero sencillo.
En mi cocina nunca pueden faltar garbanzos, lentejas, manzanas y lechugas.
Un olor que me trae recuerdos es el de la arena y la playa.
La mejor comida de mi infancia eran ¡las lentejas siempre!
Uno de mis mayores aprendizajes ha sido que todos podemos ser agentes de cambio.
Para mí una vida consciente es escucharse a uno mismo y a la vez sentirse parte del ecosistema en que vivimos (como parte de la naturaleza y no por sobre ella).