«El peligro de la historia única» es una charla TED, del 2009, sobre cómo la vida y las culturas están compuestas de historias entrecruzadas. En ella, la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie habla acerca de cómo encontró su voz en relación con su cultura, y advierte sobre los riesgos que se corren si se escucha una sola versión de la historia de otra persona.

Pero quizá su charla más conocida fue la de TEDxEuston, en Londres en el 2012, llamada «Todos deberíamos ser feministas», que eventualmente se convirtió en un libro –publicado en español por Random House–.

En él, la autora nos convence, con anécdotas perspicaces, de que ser feminista no es solo cosa de mujeres. Y que no tiene nada que ver con odiar a los hombres. Desmiente, con mucho humor, los prejuicios usuales que utilizan la palabra feminismo como un insulto, y las teorías que lo relegan a ser un problema occidental.

Habla sobre la desigualdad de oportunidades que causa la brecha salarial entre hombres y mujeres. Y cuestiona las limitaciones con las que crecemos muchas veces las niñas: tienes que ser ambiciosa, pero no tanto; exitosa, pero no demasiado. Las sugerencias que insinúan: ten cuidado de amenazar, con tu tenacidad, a los hombres. Pero la autora no tiene nada en contra de ellos; sabe que en el fondo alguna vez fueron niños que crecieron pensando que la masculinidad era una jaula que los cerraba a la vulnerabilidad y los presionaba a probar su hombría.

Discute el concepto del respeto que se les enseña a las niñas a tener por los hombres y no viceversa; igual que pasa con ideas como la virginidad, la asignación de roles domésticos, o la aspiración al matrimonio y a la maternidad como únicas fuentes posibles de felicidad. Y habla del rol del fingimiento en la vida de las mujeres; de las presiones de la feminidad, y del problema de no ser tomada en serio por mostrar algún interés en la moda o la belleza.

¿Qué tal si los niños y las niñas fueran educados de una forma distinta? Es una idea que se plantea todo el tiempo en el libro. Y con ella, Chimamanda nos invita a educar a los niños y niñas de forma diferente.

Chimamanda Ngozi Adichie nació y creció en Nigeria, y fue ahí donde eventualmente estudió medicina. Luego, se mudó a Estados Unidos, donde estudió comunicaciones y ciencias políticas. Más adelante, hizo un magíster en escritura creativa y finalmente, otro magíster en estudios africanos en la Universidad de Yale.

Su primera novela se llamó La flor púrpura (2003) y la segunda fue Medio sol amarillo (2006), que se desarrolla antes y durante la guerra civil nigeriana. Su tercer libro, una colección de relatos breves que exploran las relaciones entre hombres y mujeres, padres e hijos, y África y Estados Unidos, se llamó The Thing Around Your Neck (2009).

Pero uno de sus grandes bestsellers fue la novela Americanah, que trata sobre una mujer nigeriana que se topa con grandes temas de raza y género en Norteamérica. Fue elegido, merecidamente, como uno de los mejores libros del 2013.

¿Qué hubiera pasado con nuestras abuelas si hubieran tenido las mismas oportunidades que los hombres de su época? Y, sobre todo, ¿qué nos enseña esa reflexión sobre la educación actual?

La obra de Chimamanda es un llamado a tratar de desaprender muchas de las lecciones de género que adquirimos cuando chicos. Y a valorar las habilidades y los intereses de los niños y las niñas, más que asignarles roles y expectativas según el género.

Su enorme carisma y el humor con el que se expresa, no le restan nunca seriedad a las ideas de la autora. Los libros y las charlas de Chimamanda se replantean, sin ninguna ligereza, los cruces entre el género y la clase como sistemas de opresión.

Así, su obra entera inició una conversación global sobre el feminismo, que sigue siendo tan pertinente como siempre.

Imagen destacada vía El País