No sabría decir cuándo comenzó exactamente, pero de un tiempo a esta parte algo en mí ha ido despertando. Nunca supe que ese “algo” estaba dormido, que una navegación automática marcaba el paso de mi vida, hasta que una profunda crisis personal —como usualmente pasa— me sacudió lo suficiente.
Y mis decisiones me parecieron ajenas. Desde muy chica, me hacía preguntas atípicas como “¿por qué el porqué es por qué?” que puede sonar incluso absurdo, pero yo me sumerjo en tremendos océanos con temas de ese estilo. Las preguntas clásicas, eso sí, se mantuvieron lejos de mi mente. Casi todas las decisiones de adolescencia y temprana adultez vinieron en forma de reacción a expectativas, miedos, traumas, inseguridades, creencias.
¿Qué quiero? Me lo vine a preguntar verdaderamente recién pasados los 30, y la respuesta es una construcción continua, pero alineada.
Su expresión más desnuda es: sentirme bien.
En esta exploración de consciencia y cuestionamiento, surgió la inquietud de querer ser un aporte en el proceso de cambio hacia un ecosistema más sano. Dos grandes amigos se sumaron y entre los tres concluimos que: los humanos estamos desconectados del ser naturaleza, que desde ahí parte la crisis en la que nos encontramos.
Así creamos Metanoia, un colectivo que promueve una forma más amable, consciente y responsable de habitar este planeta, por medio de la reflexión y la colaboración.
Metanoia viene del griego y significa “la profunda transformación del ser”. Creemos que mientras más personas comiencen su propio proceso de reconectar con la sabiduría de la naturaleza, sentirse parte del todo y la espiritualidad que eso conlleva, se genera un efecto expansivo que se contagia desde la empatía y respeto. Esta reconexión la impulsamos a través de la Reflexión que, para nosotros, es la base de todo proceso, de cada decisión, de quiénes somos y cómo somos.
Hemos desarrollado distintas tácticas para conectar con esta reflexión de forma concreta. Así se pueden gestar decisiones conscientes, desde la actitud con la que queremos vivir día a día hasta la compra más pequeña.
Una de esas tácticas es la Pausa Metanoia. En la acelerada vida actual que conocemos, la reflexión se transforma en un bien escaso, lejano, casi impracticable, pero desde la cual nacen las bases para decisiones sostenibles, sólidas. Entendiendo que cultivar nuevos hábitos es un proceso, con sus ciclos, que implica práctica, paciencia y disciplina.
«Ese ‘sentirse bien’ está lejos de la superficialidad. Me di cuenta de que está estrechamente relacionado con la paz y que encuentro esa paz cuando mis pensamientos, sentimientos y acciones se coordinan. Van de la mano con un propósito que marca la dirección, independiente de los caminos».
Dani Elster, de Efecto Metanoia.
¿Cómo aplicar la Pausa Metanoia?
La Pausa Metanoia no es más que un momento de reflexión, como su nombre lo dice. Es la detención ante una decisión que tengamos que tomar. Así ejercitamos la consciencia al parar un momento y hacernos algunas preguntas importantes.
Es fundamental que seamos honestos en nuestras propias respuestas, ya que, a raíz de la Pausa Metanoia, podemos cambiar el rumbo positivamente de nuestras acciones. Orientándonos a un camino mejor o, como lo llamamos nosotros, hacia el Efecto Metanoia.
Si bien no hay un listado oficial de las preguntas que conforman la Pausa Metanoia, algunas que nos pueden servir al enfrentarnos a una decisión son:
¿Para qué?
¿Realmente lo necesito?
¿Cómo me voy a sentir si hago/compro esto?
¿Quién lo hizo?
¿Cómo llegó a mí?
¿De qué materiales está hecho?
¿Podré adquirirlo localmente?
¿Qué impacto tiene?
Cuestionarse empieza a activar la mente crítica y analítica, para dejar de lado ese piloto automático de creencias añejas, desactualizadas, quizás sutilmente impuestas. Observar el cotidiano con cierta distancia para saber qué es costumbre y qué nos hace sentido realmente.
La Pausa Metanoia va a ir dictando la pauta sobre cómo nos relacionamos con las cosas, las personas y el entorno, para actuar desde ahí de una forma más respetuosa.
Quizás incluso, si encontramos el espacio, podemos ir más profundo y preguntarnos ¿De dónde nace una decisión? ¿Qué la sustenta? ¿A dónde me lleva?
Te invito a hacer tu propio listado, que te haga sentido y que cuyas respuestas te ayuden a sentirte mejor, sentirte bien. Pueden ser enfocadas al momento de relacionarme con mi familia, amigos, o bien en instancias cotidianas como comprar productos, comida, ropa.
Metanoia es una invitación a navegar por lo incierto acompañados, impulsando un cambio necesario y urgente desde la fuerza de lo colectivo. Visítanos en www.efectometanoia.com