Tener plantas ornamentales y comestibles ha sido una gran pasión que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida. No hay manera para mí de resolver las infinitas dudas, que con los años se vuelven cada vez más, sin la necesidad recurrente de volver a un espacio verde, lleno de plantas y nada más.
En la naturaleza, en su biodiversidad, su magnitud y majestuosidad, están resueltas probablemente todas las dudas y misterios sobre nuestra propia existencia. Ayer mi hija Lila (10 años) me dijo: “Mamá, ¿tú sabías que las plantas son buenas y malas? Son buenas porque en el día nos dan oxígeno, pero en la noche nos quitan el oxígeno”. El mundo de las plantas es complejo, interesante y perfecto, pero lo mejor de todo es poder entenderlo y usar ese conocimiento responsablemente.
Todas las infinitas y casi invisibles fibras, que sostienen el equilibrio tan delicado que a fin de cuentas hace posible nuestra existencia, vienen de este balance que la naturaleza ha hecho para darnos y permitir la vida que conocemos en este planeta. La pregunta que me hizo mi hija me dejó pensando en la importancia de leer y entender las plantas, su funcionamiento, su alimento y sobre todo las múltiples formas que tienen las plantas para comunicarse con nosotros para que sepamos acerca de su nutrición y sus carencias.
Todas las plantas necesitan un balance constante de nutrientes para poder crecer, desarrollarse y generar frutos. Si tienen exceso de nutrientes o carencias nutricionales, las plantas empiezan a mostrar síntomas de posibles enfermedades derivadas del alimento que adquieren del suelo. Estos seres vegetales se parecen mucho a nosotros en cuanto a la nutrición, necesitan un balance nutricional sobre todo en momentos de crecimiento, de cambio de ciclo o de posible adaptación o estrés.
Los macronutrientes son aquellos elementos que las plantas necesitan regularmente en mayores cantidades, y son: nitrógeno (N), potasio (K) y fósforo (P), azufre (S), calcio (Ca), magnesio (Mg); mientras que los micronutrientes, que son igualmente importantes, las plantas los necesitan en menores cantidades, y son: hierro (Fe), boro (B), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), cloro (Cl) y molibdeno (Mo). Todos estos nutrientes los absorben y obtienen las plantas a través de sus raíces de manera natural del suelo.
El nitrógeno es el cuarto elemento más abundante en el mundo vegetal después del hidrógeno, oxígeno y carbono, es muy común encontrar este elemento en los fertilizantes ya que las plantas lo requieren en grandes cantidades.
El potasio es el elemento mineral que se encuentra en mayor proporción en las plantas y en grandes cantidades en la mayoría de los suelos arcillosos y rocosos.
El calcio es un elemento indispensable para la fertilidad del suelo y para la asimilación de otros elementos esenciales para las plantas.
El fósforo es un macronutriente muy importante para las plantas ya que se encarga de los procesos energéticos y de transportar nutrientes a los frutos.
Para que las raíces de las plantas puedan absorber correctamente los nutrientes disponibles del suelo es necesario considerar tres factores que dependen de los requerimientos de cada cultivo: humedad, pH, temperatura.
En la mayoría de los suelos, los requerimientos de las plantas son mayores a los disponibles, por lo que es necesario aportar fertilizantes de forma periódica y constante.
Ahora, ¿cómo leer lo que nuestras plantas nos dicen acerca de sus deficiencias y carencias nutricionales? Detectar la falta de macronutrientes es cuestión de poner atención en un cambio de color en las hojas de nuestras plantas. Por ejemplo, nuestras plantas nos piden auxilio por falta de nitrógeno a través de la decoloración de las hojas verdes a hojas amarillas.
Consejos para remediar la situación:
- La mejor solución siempre es prevenir la carencia de nutrientes y por ello es importante abonar con composta, humus o lixiviados derivados de la composta, de manera regular, para que siempre haya suficientes nutrientes disponibles en el suelo.
- La mayoría de los fertilizantes incluyen casi todos lo macro y micronutrientes que las plantas necesitan para crecer sanas, elije siempre fertilizantes orgánicos y solubles en agua. Es importante fertilizar regularmente.
- Aplicar nutrientes a través de las hojas (de forma foliar) es una buena opción para complementar con nutrientes añadidos al suelo, es importante aplicarlos con ayuda de un aspersor y siempre en horas donde ya haya bajado la intensidad del sol.
- Es importante regar adecuadamente, el riego excesivo o la falta de riego impide la correcta absorción de nutrientes.
- Es importante comprobar el pH del suelo: la acidez o alcalinidad puede afectar la correcta absorción de nutrientes.