Franca., así como muchas otras plataformas y medios enfocados en promover una moda y vida más lenta, nace con la intención de fomentar una industria de la moda más sostenible, ética y consciente. Y como generadoras de contenido, buscamos constantemente la manera de producir el mejor contenido posible, uno que sea de calidad, informativo, que interpele, pero al mismo tiempo nos invite a encontrar soluciones.
Calidad por sobre cantidad, ese es el lema. Y de verdad lo creemos y buscamos ponerlo en práctica, pero ¿cómo hacerlo cuando la realidad es que indicadores como cuántos seguidores, alcance y engagement tuvo un post en Instagram, o cuánto tráfico tiene nuestro sitio web se posicionan como los más relevantes a la hora de evaluar el «éxito» de un contenido? ¿Cómo “llenamos” nuestro Pinterest, canal de Youtube o Linkedin con contenido de valor que invite a la acción?
No me malinterpreten. Está claro que las métricas nos aportan insights, los cuales son muy valiosos y relevantes a la hora de evaluar el contenido que generamos. Nos entregan información relevante y esclarecedora sobre qué temas nutren y motivan a nuestra comunidad, y nos ayuda como mapa guía en esta aventura. Pero, ¿son las métricas el único indicador a considerar?
Hace un par de días me encontré por casualidad con un capítulo del podcast Conscious Style donde Elizabeth Joy, su creadora y conductora entrevistaba a la también “podcaster” Kestrel Jenkins, creadora de Conscious Chatter. El título llamó absolutamente mi atención “Slowing down media”, es decir, bajándole el ritmo a los medios (de comunicación).
En el episodio –que recomiendo muchísimo escuchar– conversan sobre los desafíos actuales que implica desarrollar contenidos que buscan generar consciencia sobre el impacto que tiene el desenfrenado ritmo de la industria de la moda y el sobreconsumo que conlleva, y al mismo tiempo, a tener que hacerlo publicando más contenido, más rápido y más en formatos más breves. Incluso plantean una simple, pero gran pregunta ¿cómo sabemos qué pensamos realmente si estamos constantemente recibiendo y produciendo información a este ritmo?
Y aunque era evidente, en ese momento la paradoja en la que vivimos se hizo mucho más clara y la respuesta sobre cómo abordarla más compleja. ¿Cómo se supone que como medios aportemos a reducir el ritmo de la industria de la moda, si la regla actual para quienes producen contenido es hacerlo pensando en satisfacer un algoritmo, aumentar el número de clicks o de views?
Sin duda, las redes sociales han sido y seguirán siendo una tremenda herramienta para difundir contenido de calidad, de manera independiente, y sobre todo, encontrar comunidades y conectar con individuos.
Sin ir más lejos, gran parte de las visitas que llegan a nuestro sitio web son gracias a ese contenido que compartimos en nuestras propias redes sociales ¡y lo valoramos enormemente!. Pero ¿a qué ritmo estamos generando y consumiendo ese contenido? Y sobre todo ¿a qué costo? ¿sacrificando calidad para cumplir con un post diario? ¿forzando contenidos para que calcen dentro de los segundos permitidos en un reel?
Y aunque reconozco orgullosamente que nuestra línea editorial no ha sacrificado por un momento su ética e integridad a la hora de publicar un contenido en nuestra web o en nuestras redes, si puedo reconocer la frustración que da el mal rendimiento de alguna publicación. Solo en contadas ocasiones publicamos un fin de semana o publicamos más de un contenido diario, pero cuando tienen éxito ¿qué ganas de repetirlo, verdad? Corramos un poquito más, y así ganamos más atención de nuestra audiencia. Y sí, es parte del juego, pero ¿podemos cuestionarlo, o no?
El concepto de slow media viene circulando en internet hace un par de años. Se han escrito libros sobre el tema e incluso tiene su propio manifiesto. Publicado el año 2019 por la y los autores de origen alemán Benedikt Köhler, Sabria David and Jörg Blumtritt. En esta declaración se explica que “así como con el “slow food”, los medios de comunicación “lentos” (“slow media”) no se basan en un consumo rápido, sino en saber escoger a conciencia los ingredientes y procesarlos con concentración”.
Conceptos como la calidad por sobre la cantidad y el respeto, así como la idea de ser lectores activos frente al contenido o de fomentar el diálogo a raíz de lo que leemos, son solo algunas de las características que destaca de esta idea de medios de comunicación.
Y si lo llevamos al mundo de la moda… ¿no son precisamente esas características las que también estamos esperando? Así como nos preguntamos cuánta ropa es suficiente a la hora de observar nuestro clóset, ¿cuánta información diaria es suficiente para procesar y cuánta es necesaria de producir para ser realmente relevantes como medios?
Navegar de manera conscientemente activa, bajo los acelerados ritmos de producción y consumo de contenidos, y a su vez exigirle a una industria que baje el ritmo de producción y se enfoque en la calidad y no en la calidad ¿es una paradoja posible?
Definitivamente la respuesta no es fácil, y probablemente existan muchas respuestas que se ajusten a distintos tipos, tamaños y estilos de plataformas. Yo al menos me quedo tranquila con que aquí nos hacemos la pregunta, y con eso, abrimos la conversación para darle sentido a nuestro dedicado trabajo.