Si tu ropa interior hablara, ¿qué diría? De seguro la mía diría algo así: “Anda lavándome menos, cuidándome mejor y cambiándome los elásticos” y yo le contestaría “mira, te elegí de algodón, justamente para que no seas la sexy, sino para que nunca me dejes tirada, ni transpirada y me permitieras sentirme en el Caribe en medio de la ciudad”. Una cosa que define a mi ropa interior es su comodidad. Valores que aprecio, pero que después de hablar con las creadoras de Estudio Madra y Blu Lingerie no me son suficientes. A esa cualidad hoy podemos agregarle la capacidad de ser sostenibles, inclusivas y reducir su impacto en el medioambiente.
La creación de ropa interior sostenible avanza en Chile, pero su sostenibilidad en gran medida no se basa en la materia prima ni en las telas, que son importadas. “La gran mayoría proviene de China. Por lo mismo, se nos hace difícil trazarlas”, explica la socióloga especializada en consumo de moda, Beatriz O’Brien. Y pese a ello, varias marcas chilenas se esfuerzan en crecer con bases sostenibles, algunas buscando proveedores que traen materias primas y producen sus telas en Chile, y otras importando textiles orgánicos de países latinoamericanos.
La tarea es repensar, desde la inclusividad y la sostenibilidad, las formas en que nuestra ropa interior está hecha y cómo ésta responde a nuestras demandas actuales. Si bien ninguna respuesta es fija y se viaja entre las subjetividades e incomodidades, el hecho de comenzar a exigir y pensar “qué está cubriendo mi vulva o pene” es una pregunta que debe dejar de ser un tabú y ser un gozo de libertad. Estas dos marcas lo hacen, y sabiendo que no son 100% sostenibles porque no existe tal, están en la búsqueda, partiendo por una de las cualidades más importantes del proceso de ser sostenible: la responsabilidad.
Estudio Madra
Durante la pandemia, Alicia González y Valentina Gamboa convirtieron sus ideas universitarias en una marca de ropa interior basada en la exploración de textiles de origen vegetal, teñidos con residuos naturales. Ambas diseñadoras industriales de la Universidad de Chile, decidieron crear una marca que no llamara la atención por la apuesta gráfica, sino por los colores que obtenían de las hojas y desechos que recolectaban de la naturaleza.
“Cuando comenzamos a planificar este proyecto, dijimos por qué no probamos con tintes naturales ya que de esa manera vamos a lograr colores que no estamos acostumbradas a ver y es una manera de volver al origen […], de ver otras posibilidades”, cuentan. Con una perspectiva minimalista y sustentable, tanto Alicia como Valentina contemplan su creación con ojos de artesanas. Lo ven como un oficio, el cual lleva experimentación, prueba y error, frustraciones y resultados únicos. “Por ello lo llamamos estudio, porque parte fundamental de la marca es ir probando, probando y probando. Antes ambas habíamos quizás teñido con anilina, pero teñir con tintes es diferente porque hay otras consideraciones. Como dejar que el residuo se pudra o dejarlo unos días más en agua para lograr el color. Es un proceso que tiene sus propios ritmos, lentos y personalizados”.
En alianza con feriantes, dueños de puestos de comida y restaurantes “a los que les pedimos los cuescos de las paltas”, avanza y se construye Estudio Madra. Los teñidos son un festín de mezclas, donde se usan desde cáscaras de zanahoria y cebolla, pétalos y hojas de eucaliptus hasta corteza, tierra y porotos negros. Todo residuo que hay a su alrededor es posiblemente un nuevo color. “Más que dónde encontrar los residuos, lo más difícil fue encontrar una manera estandarizada para lograr siempre un color similar”.
Confección y telas
La colaboración es la piedra angular de esta marca. El diseño, patronaje, serigrafía y teñido de telas corren por cuenta de González y Gamboa, pero en la confección la reina madre es Ana Hernández. Costurera de oficio, Ana es la que define qué calzón se cose o no. “Siempre lo hemos dejado en claro. Ella es la encargada de la costura y siempre destacamos y reconocemos su labor”.
Comprar insumos que fueran de fabricación nacional, además de textiles y residuos de origen vegetal son parte de sus pilares. “Nosotras trabajamos con telas pima. La fábrica que produce la tela es chilena y traen el algodón desde Perú”, comenta Alicia. “Fue un gran tema encontrar una lycra con alto porcentaje de algodón. La mayoría de la que se trae de afuera tiene como máximo 60% de algodón. Mientras que ésta tiene un 90%. Y el elástico que utilizamos también es de fabricación nacional, de una marca que se llama Tomatex”.
Modelos: Tres modelos disponibles. Gardenia, comodidad y tiro alto; Dalia, deportivo y sin elástico entre las piernas; Cala, coqueco y tipo tanga. Tallas: De la XS a la 3XL Desafíos 2021: Explorar en corporalidades no binarias, más diversidad de cuerpos. |
Blu Lingerie
Ropa interior y lencería inclusiva y hecha en Chile es el lema de lucha que levanta todos los días a Vanessa Rementeria y Anita Villalobos, creadoras de la marca Blu. Interrumpo sus vacaciones para hacerles esta entrevista. “Vacaciones de las máquinas, vacaciones para nosotras [risas]”. El alejarse de las máquinas, mientras éstas están en mantención, les da el tiempo para mirar en retrospectiva lo que ha significado el 2020 y su lucha contra la no representatividad de corporalidades diversas y disidentes en el mercado de ropa interior en Chile.
“Blu nace de lo que me pasaba a mí y a mis amigas cuando comprábamos ropa interior. Siempre era: ‘no encuentro de mi talla’ o ‘no encuentro de mi talla y que me guste’”, afirma Vanessa y agrega “a la falta de representatividad de diversas corporalidades tanto en medios como en las propias escuelas de diseño se suma la falta de inclusividad. Ya no estamos hablando de que se muestren cuerpos de distintas mujeres, distintas tallas. Estamos hablando de mostrar cuerpos de disidencias. Que nadie los está considerando en este minuto en Chile, a la hora de vestir y a la hora de representarlos”.
Confección, telas y cero basura
Para construir y crear desde esta perspectiva, Vanessa y Anita se han asesorado por Constanza Valdés, mujer trans y modelo de la marca. “Cuando comencé a crear ropa interior para mujeres trans, no podía hacerlo sola, necesitaba de asesoría. En mi caso fue Coni”. Y desde la confianza y el trabajo en alianza fueron avanzando. “Ella me decía: mira, necesito que le cambies esto, me molesta la parte del tiro, etc. Porque son corporalidades distintas y necesito que otra persona desde su vivencia me vaya diciendo si le gusta o no, si es cómodo o no, si la tela va bien”, comenta Vanessa.
Con respecto a las telas, las creadoras de Blu Lingerie se unen a la lucha de muchos diseñadores y diseñadoras. “Es difícil conseguir dentro de Chile telas orgánicas, naturales y certificadas. Hemos encontrado productores, por ejemplo, de elásticos en Brasil, otros en Colombia y Ecuador. Hemos optado por preferir productores de Latinoamérica […] y no seguir saturando el mercado con telas de Asia”. Además, dentro del taller, ambas tratan de reducir lo más posible la producción de basura; construyen ladrillos ecológicos, con los restos mínimos de tela; y con el reuso de cajas de medicamento, para las etiquetas y empaques.
Modelos: Funcionan bajo el sistema de pre-order con catálogo y telas disponibles. Tallas: XXS – 5XL Desafíos 2021: Ampliar la gama de tallas y seguir en la búsqueda de proveedores nacionales. |