La tolerancia ante el desperdicio de productos ha bajado considerablemente durante el último par de años. Incluso hemos tomado ciertas banderas de lucha cuando se trata de preocuparnos por el impacto medioambiental de nuestros excesos, donde #SinBombillaPorFavor ha sido una de las grandes, por ejemplo.
De aquí en adelante, según Trend Watching, es posible que el sentimiento en contra de los desperdicios en productos se transfiera también a las experiencias. Esto podría significar que empecemos a preferir visitar tiendas, hoteles y restaurantes que se hayan reimaginado para minimizar su impacto medioambiental negativo, o que derechamente busquen aumentar el positivo.
Con la idea de refrescar nuestros referentes de turismo slow, les dejamos un par de lugares que, aunque son remotos, nos inspiran a la hora de repensar cómo posiblemente se vería el futuro de las experiencias de viaje alrededor del mundo.
Amager Resource Center, esquiar en una planta energética eficiente
El Amager Resource Center (ARC) es una experiencia urbana que tiene un impacto positivo en sus alrededores. Este centro, ubicado en Copenhague, Dinamarca, es una planta donde se queman desechos municipales para generar electricidad. Sin embargo, en el 2018 se abrió al público, en el sitio, un centro artificial de ski. Consiste, básicamente, de una réplica de un prado suizo que está recubierta con césped que crece debajo de una malla verde, cuyo coeficiente de fricción es el mismo que el de la nieve (lo que significa que permite, efectivamente, esquiar). El centro tiene también, en uno de los costados de la planta, un muro para escalar; y un restaurante y bar. Su arquitecto es el danés Bjarke Ingels, quien ha dado reconocidas charlas TED sobre arquitectura sustentable, como esta.
Svart Hotel, el primer hotel de energía positiva
Está planificado que abra en el 2021, en el norte de Noruega, el primer hotel de energía positiva. ¿Qué significa esto? Que el Svart Hotel generará más energía de la que ocupa. De acuerdo con sus comunicados, ocupará un 85% menos energía que un hotel tradicional (además de que producirá su propia energía).
Se está construyendo unos 1.287 kilómetros al norte de Oslo, en el círculo polar ártico. ¿Su meta? Crear un destino turístico sustentable que respete las propiedades del terreno, las peculiares especies de plantas del lugar, y las aguas limpias del glaciar.
Debido a su ubicación, las noches del invierno serán especialmente largas, por lo que el lugar está pensado para ofrecer una serie de actividades nocturnas; desde ver la aurora polar, hasta hacer yoga bajo la luz tenue de medianoche, practicar buceo nocturno y recolectar alimentos locales en medio del Ártico.
Al ser uno de los centros más avanzados de waste-to-energy, el ARC forma parte de los compromisos de la capital danesa con convertirse en la primera ciudad carbono neutral del mundo, para el 2025.
Ijen, el primer restaurante zero waste
El desperdicio cero no es una iniciativa nueva, por supuesto. Pero lo que quizás sí lo sea es la noción de que un restaurante pueda no generar ningún desecho. Esto es lo que se propuso hacer Ijen, el primer restaurante basura cero, ubicado en Bali, Indonesia, que abrió sus puertas en 2018.
En Ijen se usan hojas de plátano en lugar de plástico, leña en lugar de gas. Sus dueños –el grupo Potato Head Family– tienen historia con los negocios sustentables. En el restaurante, los residuos vegetales se le dan directamente al ganado, las escamas de pescado son la estrella de unas de sus galletas de arroz. Las mesas están hechas de materiales reciclados, el piso es de terrazo hecho de vidrios y platos rotos. Los cojines están rellenos de espuma reciclada de viejos asientos de motocicletas. ¿Y la comida? Está basada en la disponibilidad de ingredientes y la pesca del día.
Imágenes: Rasmus Hjortshoj | Svart Hotel | Potato Head