En esta edición les contamos sobre la basura electrónica o e-waste, una problemática que en tiempos de teléfonos electrónicos, computadores portátiles y novedades electrónicas a la orden del día (sin olvidar la obsolescencia programada que las acompaña), genera un tremendo impacto.
Como siempre decimos, lo que para algunos es basura para otros es un nuevo material a descubrir, y Marcela Godoy es definitivamente parte de esos «otros». Arquitecta de profesión, los estudios la llevaron a encontrarse con la basura electrónica y tomar esos cables y conectores como la base para crear coloridos e interesantes collares y pulseras, las cuales formaron la primera colección de joyas de su proyecto Elle e-Waste.
¿Cómo fue que te encontraste con el problema de la basura electrónica? ¿Qué fue lo que te llamó la atención de este problema en particular?
Me fui a estudiar un máster en Interactive Telecommunications a la Universidad de Nueva York y lo primero que me llamó la atención era el derroche de materiales, comparado con cuando estudiaba arquitectura en Valparaíso y tenía que hacer malabares con mi presupuesto. Luego estuve trabajando con Zach Lieberman, uno de los pioneros creando instalaciones interactivas que combinan arte y tecnología. Durante los cinco años que viví en Nueva York y debido al área de trabajo donde me desenvolvía, pude ver una acumulación de basura impresionante, especialmente basura electrónica o lo que allá llaman e-waste (electronic waste).
¿Cómo nace Elle e-Waste? ¿Cómo fue el proceso de descubrir esta problemática y posteriormente desarrollar una línea de accesorios con ellas?
Cuando me di cuenta de la cantidad de basura electrónica que había alrededor mío, pensé que esto podía ser una oportunidad para crear un producto sin tener que comprar materias primas, o sea súper conveniente y al mismo tiempo consciente con el medioambiente. Me di cuenta también de la excesiva cantidad de cables que acumulamos cada vez que compramos un dispositivo electrónico. Aunque ya tengamos un cable, no existe la opción de no adquirir otro que viene con un dispositivo y así terminamos con una cantidad de cables innecesaria. Cuando empecé no tenía muy claro lo que quería hacer, pero me puse a experimentar y me di cuenta de que los cables, como material, se parecían mucho a las cuerdas, por lo que comencé a investigar el trabajo existente con el uso de cuerdas, hilos o materiales similares. Me interesó crear joyas, por la simple ironía de crear algo valioso a partir de lo que generalmente creemos que no tiene valor y consideramos basura.
Elle e-Waste no solo da una segunda vida a componentes e-waste, sino que el diseño de tus piezas también combina mucho de técnicas textiles como nudos. ¿Cómo fue que llegaste a esa combinación?
Debido a mi formación como arquitecto y teorías provenientes de filósofos como Manuel de Landa y Gilles Deleuze, me concentré en explorar el material y no imponer una forma, sino tratar de encontrar una forma proveniente del comportamiento y propiedades del material. También me di cuenta de que no era necesario utilizar más que componentes electrónicos en la creación de estas joyas, ya que los mismos conectores funcionan como cierres en un collar o una pulsera. Así es como creé cinco diferentes collares el 2014, siguiendo cinco diferentes técnicas que se hacen generalmente con materiales similares, utilizando conectores USB y conectores de audio y video.
Posteriormente, el año 2015, fui seleccionada para hacer una residencia de artista en un centro de reciclaje en Nueva York llamado Lower East Side Ecology Center. En esta residencia me enfoqué a seguir técnicas de nudos como macramé o paracord, y comencé a aprenderlas utilizando cables. Esto fue porque mi interés no solo pasa por crear un producto, sino por una idea abierta o de open source, con técnicas que fácilmente pueden ser aprendidas siguiendo tutoriales en internet. Idealmente, cualquier persona podría crear su propio collar utilizando los cables que tienen acumulados en sus casas. Es por esto que desarrollé y publiqué tutoriales gratis, también he liderado workshops en Estados Unidos y China para enseñar cómo hacer collares. Además nombré los collares con el nombre de los nudos que utilicé, para que así sea más fácil identificarlos y aprender cómo hacerlos siguiendo instrucciones por internet.
Creo que a diferencia de los modelos de negocios tradicionales donde solo una o unas pocas personas se ven beneficiadas, Elle e-Waste propone una idea que puede beneficiar a muchas personas directa e indirectamente, al ser consiente con el medioambiente y proponer una segunda vida para elementos que están siendo desechados muy rápidamente en la actualidad.
Eres chilena, pero has vivido en Nueva York y actualmente resides en Shanghái. ¿Cómo has visto que se ha abordado la problemática de la basura electrónica en otros lugares? ¿Qué oportunidades o diferencias son las que más te llaman la atención?
En Shanghái es muy distinto cómo se aborda esta problemática. Acá es difícil encontrar basura electrónica porque la ven como con mucho más valor. En los dispositivos electrónicos hay metales y hasta oro a veces, por lo que hay personas que se hacen cargo de ella y de otros tipos de basura para subsistir. En este sentido, mi interés en la basura ha cambiado y ahora me estoy enfocando en investigar nuevas formas de recuperar basura plástica, que es la basura más fácil de encontrar aquí y la que hay en mayor cantidad. En este campo, existen proyectos con un concepto parecido al mío, pero desarrollados a una mayor escala, como Precious Plastic, proyecto liderado por el holandés Dave Hakkens. Aún estoy en proceso de entender el material y he empezado a diseñar algunas ideas un poco más fáciles de hacer que los collares, publicando tutoriales y enseñando en talleres.
Por último, ¿cómo proyectas el trabajo y desarrollo de Elle e-Waste?
No estoy segura por ahora. Por el momento está un poco paralizado y últimamente me he dedicado mayoritariamente a enseñar cómo hacer los collares más que a venderlos, ya que me es difícil encontrar material en Shanghái. Aún tengo algunos que hice cuando estaba haciendo la residencia, pero no soy muy buena para los negocios, mi interés va más por educar sobre estos problemas y otorgarle herramientas a gente común y corriente para hacerse cargo de su propia basura.
Me gustaría que la gente entendiera la sostenibilidad como una forma de vida, que la educación y las ideas generadas a partir de la intención de cuidar el medioambiente deben ser compartidas, para que sean más que un negocio que solo genera ganancias para unos pocos y, sobre todo, más que una moda que ayuda a blanquear las malas prácticas de las empresas de hoy en día.
Imágenes vía Elle e-Waste