Hace exactamente un mes se llevó a cabo la edición número XL del Mercedes Benz Fashion Week México en la Ciudad de México, en cuya pasarela desfilaron más de 15 firmas nacionales e internacionales como Yakampot, Carla Fernández, Lorena Saravia, Hua Lingerie y Cancino, entre otras.
Y si bien, esta columna no busca ser una reseña del evento -cuyo producción me pareció muy profesional y bien organizada- o un artículo de tendencias, asistir al Fashion Week me dejó reflexionando sobre el rol que cumple este tipo de eventos para la industria de la moda, y si es tiempo de que una mirada sostenible de los mismos se sienta con mayor presencia. En particular, me pregunto ¿Cómo podemos hacer que la sostenibilidad realmente se comunique en un evento de moda como los Fashion Weeks? ¿Cómo hacemos que la cadena de valor que tanto buscamos visibilizar sea efectivamente parte de una instancia de estas características?
Sin duda, estos eventos en particular tienen ese magnetismo y espíritu vibrante que nos convoca en torno a un tema que nos encanta: la moda. Y sin ese amor por la creatividad y el diseño, muchas de las personas que nos dedicamos a este rubro no estaríamos aquí. Pero ¿es lo único? Y en ese sentido, ¿qué lugar ocupa la sostenibilidad en este tipo de eventos?
En tiempos donde la principal crítica que se hace a la industria de la moda es la opacidad de su cadena productiva ¿Podemos seguir pensando en formatos que no nos entreguen más información en torno a ello, es decir, donde el énfasis sigue estando en la prenda final? Y por otra parte, ¿cómo pueden las marcas utilizar estas instancias para compartir sus valores con nuevas audiencias y consumidores?
Con ganas de saber más sobre el increíble trabajo que estaba observando me preguntaba ¿Es suficiente un comunicado de prensa para dar cuenta de todo esto? ¿Y cómo hacerlo de manera atractiva? Porque sí, es un tema duro, pesado, poco glamoroso para ojos de algunos, pero no olvidemos que es precisamente en la cadena de valor donde se esconden las más inspiradoras historias de transformación social, cultural y ambiental, y los procesos más espectaculares que dan como resultado esas prendas.
Y estas preguntas son extrapolables a otras pasarelas globales.
“La moda tiene ambiciosos objetivos de sostenibilidad. Entonces, ¿por qué no aparecen en la pasarela?” se preguntaba en un artículo Rachel Cernansky, Senior Sustainability Editor de Vogue Business. Pregunta que no solo es contingente, sino que revela cómo las metas de sostenibilidad, pero sobre todo sus comunicaciones, no se traducen en nuevas formas de presentar sus colecciones. “El trabajo de una casa de moda es comunicar su marca en la pasarela, lo que también debería incluir la sostenibilidad”, dice Rachel Kibbe, directora ejecutiva de la consultora de sostenibilidad Circular Services Group y copresentadora del podcast Hot Buttons en una cuña para la misma publicación.
La sostenibilidad no solo implica cambiar de materiales o procesos. Es un llamado a pensar y hacer las cosas de manera diferente, y en ese sentido todas las partes involucradas tienen algo que decir y aportar. Como medios de comunicación, podemos repensar la manera en que hacemos una cobertura y qué énfasis damos a esas historias ocultas que se revelan en las pasarelas. Diseñadores y marcas tienen una oportunidad única para transmitir a través de diversas piezas de comunicación, culminando en la pasarela los procesos y valores que mueven sus creaciones. Mientras que productoras y organizaciones pueden pensar fuera de la caja para hacer de ella una experiencia de inspiración para imaginar (y materializar) nuevos escenarios para la industria de la moda, donde las personas y el medio ambiente sean centrales.
“El trabajo de una casa de moda es comunicar su marca en la pasarela, lo que también debería incluir la sostenibilidad”
Rachel Kibbe, directora ejecutiva de la consultora de sostenibilidad Circular Services Group y copresentadora del podcast Hot Buttons
Explorar el desafío de combinar lo atractivo y deseable de la moda, con lo profundo e inspirador de la sostenibilidad, puede resultar desafiante, pero sin dudas vale la pena. Es un desafío, pero sobre todo una oportunidad. Y me parece que una pista la podemos encontrar en entender el sistema moda más allá de la ropa, y comprenderlo como un sistema, como parte de la cultura, de nuestra cultura ¿Qué otros formatos pueden ayudarnos a comunicar nuestro mensaje? ¿Qué otras instancias podrían complementar el punto cúlmine que supone una pasarela? ¿Qué otras historias podemos contar, que nos conecten con las personas, más allá del objeto que es la ropa?
La respuesta se construye en conjunto, y tú también tienes algo que decir ¡Te escuchamos!