Hilando Libertad: El tejido artesanal como reinserción laboral

por | May 30, 2023

Te contamos sobre este proyecto con sentido e impacto social.

¿Cómo lograr que alguien vuelva a creer que puede aprender y que esto puede servirle para su futuro? ¿Cómo se siente esa persona respecto de la propuesta que tú le llevas? Estas fueron algunas de las muchas preguntas que se hicieron las integrantes de Patagonia Hecha a Mano, cuando propusieron un taller de hilado en la cárcel de hombres de Punta Arenas.

Patagonia Hecha a Mano es el nombre de una comunidad de hilanderas que viven en la ciudad de Punta Arenas, en el sur de Chile. La cooperativa se creó en el año 2013 como un grupo de tejedoras. Sin embargo, la falta de lana para trabajar, las motivó a formarse en el oficio del hilado.

“Punta Arenas es una zona productora de lana Merino, reconocida a nivel internacional por su blancura y por su suavidad. Nos dimos cuenta de que estaba poco trabajada y valorada, porque este recurso está asociado a oficios que se han ido perdiendo, como son la hilatura y el tejido”, comentó Katia Vergara, representante de Patagonia Hecha a Mano.

El comienzo

Comenzaron a capacitarse en el año 2018 y en ese mismo momento, se les presentó la posibilidad de hacer un proyecto de innovación social con CORFO. Fue ahí que decidieron crear una red de hilanderos.

“Como Patagonia Hecha a Mano está constituida por mujeres, pensamos en nuestro género primero, pero cuando llegamos a la cárcel a presentar nuestra iniciativa, nos dijeron que no podíamos trabajar con las chicas porque no habían más de cinco y estaban todas sobre intervenidas.  Lo que más había eran varones y no tenían ninguna iniciativa para ellos. Por lo tanto, nos sugirieron que trabajaremos con ellos y aceptamos”, compartió Katia . Así nació Hilando Libertad. 

Antes de iniciar el taller, las integrantes a cargo del proyecto comenzaron a recabar información respecto al tema de la reinserción social y de la forma de trabajar dentro de un recinto penitenciario. Durante esta etapa de estudio previo, conocieron una gran cantidad de iniciativas que se habían presentado en dicho lugar, pero que habían fracasado al poco andar. 

Para Katia Vergara, el fracaso de dichos proyectos está vinculado a la falta de acompañamiento hacia las personas que participan en ellos, ya que sólo proponen el aprendizaje de habilidades en un oficio. “Ves al individuo como una persona que tiene que aprender a hacer algo, pero no ves al individuo como alguien que tiene que reconstruirse primero”. Debido a ello, decidieron incorporar una coach ontológica, para que trabajara el aspecto más personal con los beneficiarios del taller. 

Los desafíos

Al inicio, los hombres del recinto penal no se mostraron demasiado entusiasmados por aprender un oficio asociado a labores femeninas. Sin embargo, en la actualidad Hilando Libertad cuenta con un grupo de 24 hombres que trabajan diariamente, ya sea en el taller o en sus celdas. Incluso, existe una lista de espera.

En un primer momento, en el taller sólo se enseñaba a hilar la lana, pero con el tiempo, Katia y su equipo se dieron cuenta de que “los chicos”, como ella los llama, también tenían habilidades para tejer. Esto no sólo les permitió mejorar la calidad de la lana que estaban hilando, sino que además, ha permitido que el proyecto Hilando Libertad, pueda conectar a la distancia, con personas que no forman parte de dicho grupo.

“En el taller hay cupo para 15, pero siempre hay otras personas que están interesadas en participar. De repente, cuando una va por el pasillo te los encuentras y te dicen: “señorita, no tendrá unas lanitas… yo quisiera trabajar también”. Como algunos comparten celda con los chicos del taller, les mandamos material para que nuestros alumnos les enseñen. Los más antiguos comienzan a capacitar a sus compañeros de celda y con el tiempo, ellos llegan al taller. Entonces, ya vienen semi-formados”, afirmó.

El impacto

Esta interacción ha permitido generar una conexión emocional en torno a la lana y a la cultura de respeto que se vive dentro del taller. Por ejemplo, como las groserías no están permitidas, eso los ha llevado a cambiar su forma de hablar y a mejorar su apariencia personal. Aspectos que no son considerados en un modelo de reinserción y que son importantes al momento de volver a enfrentarse a la sociedad.

Asimismo, han observado que la cultura de trabajo del taller, ha ido permeando en ciertos grupos. Aprender a tejer ha permitido disminuir los niveles de violencia al interior del penal, porque se ha generado un espacio de intercambio que no conocían y han descubierto otra forma de llevar la vida. 

De todo esto, creo que nosotras somos las más agradecidas porque hemos descubierto un mundo nuevo que a veces uno da por sentado, no lo ve porque es tan cotidiano, y es capaz de cambiar vidas”

Katia Vergara, representante de Patagonia Hecha a Mano.

Si bien, en estos casi 5 años de trabajo, Hilando Libertad ha logrado avances en los participantes del taller de hilado y de tejido,  los inicios no fueron fáciles. “Cuando nosotras recién llegamos, trabajamos con un grupo que estaba en control de drogas. Como estaban en estado de abstinencia, estaban todos nerviosos, agresivos… Nos costó mucho trabajar con ellos, pero lo logramos. Los que vienen al taller son de módulos conflictivos… pero hay personas que quieren hacer las cosas distintas, y cuando tú les das oportunidades, realmente comienzas a sembrar pequeños focos de esperanza en esos espacios”, confesó Katia.

Los hombres que participan en el taller de hilado reciben una remuneración por su trabajo, lo que los insta a trabajar mejor. Dicha posibilidad, permite que estos hombres se vinculen con sus familias, ya no como una carga, sino como un aporte. En el caso de aquellos que no tienen familia, el dinero reunido, que se gestiona por medio de una libreta de ahorros, les permite tener un soporte económico, al momento de salir en libertad. 

“Nosotros ya tenemos afuera a varios chicos que están gozando de la libertad, pero de una libertad distinta. No es sólo la libertad de poder salir a la calle. Es la libertad de plantarse y de tomar decisiones. Es poder decidir qué hacer con su día a día, cómo guiar su vida, con quien relacionarse, cómo hacer de esta nueva oportunidad, SU gran oportunidad. Creo que ahí está el crédito de Hilando Libertad”.

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Estudié Historia en la Universidad de Concepción, pero actualmente me dedico a la comunicación de moda, en especial, de diseñadores latinoamericanos. He publicado varios artículos y entrevistas en medios de moda, y tengo un interés especial por la moda responsable y accesible para todes. Me gustan las novelas gráficas, bordar y escuchar vinilos los fines de semana.

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