Entre más se habla de la huella de carbono, más efímero parece ser este concepto. En el 2019 un artículo de la escritora Elizabeth L. Cline en el New York Times se titulaba: “¿Usas ropa? Entonces eres parte del problema”. Todas y todos nos vestimos, por ende, todos nuestros clósets tienen un impacto ambiental y social.
Por años, Fashion Revolution ha visibilizado los mil rostros y ecosistemas destruidos por el hacer, lavar y tirar ropa, y el abuso hacia los derechos humanos y laborales de la industria de la moda, sobre todo de la moda rápida. Y en 2020, la revista Nature Reviews Earth & Environment por medio de su estudio The environmental price of fast fashion (“El precio ambiental de la moda rápida”) volvía a confirmar lo que por años se sabía: la industria de la moda es responsable del 10% de la contaminación global mundial, produciendo anualmente entre 4000 y 5000 millones de toneladas de CO₂, lo que representa entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de este gas.
La huella de carbono en la moda
En palabras simples, según youmatter.world, la huella de carbono corresponde a la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI) producidos para, directamente e indirectamente, apoyar el estilo de vida y las actividades de una persona. Esta suele medirse en toneladas equivalentes de CO₂, durante el período de un año, y pueden estar asociadas a un individuo, una organización, un producto o un evento, entre otros.
El impacto ambiental de una prenda se produce principalmente por cuatro componentes: el agua que necesita para ser producida (conocida como huella hídrica), los materiales que se emplean (y se desechan), el uso y eliminación de productos químicos (una sola empresa europea de acabado textil utiliza más de 450 gramos de productos químicos por kilo de tela) y el gasto de energía.
“Las altas demandas de energía y las emisiones de dióxido de carbono están asociadas a la fabricación de textiles y al uso de los consumidores (es decir, al lavado), así como al transporte cuando se utiliza el flete aéreo. Sin embargo, en el ciclo de vida de las prendas, el uso de energía y la emisión de dióxido de carbono es mayor durante la extracción inicial de la fibra, especialmente en el caso de las fibras sintéticas, como los acrílicos, ya que se originan a partir de combustibles fósiles” (Niinimäki, 2020).
¿Cuál es la huella de carbono producida por una prenda?
Según el último informe Fashion On Climate, alrededor del 71% de las emisiones de la industria de la moda provienen de las primeras etapas de la elaboración de una prenda (producción, preparación y procesamiento del material textil). El 29% restante está asociado a las operaciones minoristas (transporte, packaging y retail), a las fases de uso y fin de la prenda.
¿Qué podemos hacer para disminuir este impacto?
Comprar menor y de mejor calidad
Poco a poco la filosofía compra menos, compra mejor gana terreno ante la sobreproducción y abrumadora oferta de prendas disponibles en el mercado. Marcas locales, con modos de producción cada vez más sostenibles y basados en un sistema de venta y distribución más sustentables, se abren camino y encuentran el apoyo en los consumidores.
Lavar menos
El 21% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la moda provienen del uso del producto en la etapa del consumidor, y el 11% de las emisiones totales de una prenda se originan en la forma en que se limpia y se cuida. La mayoría de las reducciones de emisiones en la fase de uso (hasta 186 millones de toneladas de gases de efecto invernadero) pueden ocurrir simplemente reduciendo el lavado y el secado.
Evitar la obsolescencia programada
Es decir, que la ropa pase de ser tendencia y se destruya en tiempo récord. Prefiere prendas de calidad y atemporales, que estén diseñadas a partir del modelo de moda circular y de slow fashion, bajo prácticas responsables y éticas que cuiden el medioambiente. Otras alternativas, también dentro del mundo de la moda, son las de reparar, reconstruir o reciclar tus prendas. También puedes optar por adquirir prendas vintage o de segunda mano, arrendar prendas, o intercambiar.
Apoyarnos en la ciencia y la comunidad
Una de las grandes lecciones de la pandemia ha sido justamente que debemos educarnos, escuchar a la ciencia y actuar de forma colectiva. Lecciones totalmente aplicables para combatir la crisis climática que vivimos. Educándonos, tanto jóvenes como adultos, en cómo podemos avanzar en hábitos más sustentables y disminuir nuestro impacto ambiental; y apoyándonos en la ciencia y en la información que nos entrega para tomar mejores decisiones tanto a nivel social, empresarial y gubernamental en pro de un consumo más responsable que disminuya nuestro impacto diario en el medioambiente.
Fuentes:
Niinimäki, K., Peters, G., Dahlbo, H. et al. The environmental price of fast fashion. Nat Rev Earth Environ 1, 189–200 (2020) | Greenpeace Carbon Footprint Calculator | Cambio climático en Chile, Ministerio de Ciencia | Youmatter| Science Direct| Should we still wash at 30°C?, Fashion Revolution