Alimentarse mejor y aprender de agricultura, volver a hacer música, leer más y dedicar tiempo a trabajar por causas medioambientales son solo una parte de la vida de Juanita Ringeling, actriz chilena radicada en Los Ángeles, para quien este viaje no sólo ha significado un desafío personal y profesional, sino también “un viaje en el mundo espiritual, de volver a conectarse con el agradecer y desentrañar los mundos de la conciencia” y agrega “siento que he llevado a Venice, a esta nueva casa y a cómo me relaciono en este nuevo lugar, mi crianza, mi ser chileno, mi ser latino, mi ser de Cachagua, mi ser súper familiar. Entonces a pesar de que lógicamente es muy distinto, siento que la identidad que construí en Chile -y que quizás uno no se da cuenta cuando está inserta en el medio que le es común- sale a flote en este nuevo lugar”.
Conocida por sus roles en televisión, en los últimos años Juanita también ha destacado por su participación en diversas campañas medioambientales, algo que -aunque desconocido por muchos- tiene sus orígenes en su adolescencia “Llegué a tomar consciencia de los temas medioambientales hace mucho tiempo, sobre todo cuando en los bosques de Zapallar, específicamente el boldo, fue amenazado por un nefasto proyecto inmobiliario (…) Esa fue la primera gran lucha que tuve en la vida y desde ahí en adelante me di cuenta que, así como la lucha que tenía nuestra comunidad, habían muchas otras luchas alrededor de Chile y el mundo y me empecé a involucrar en ellas”. Consciente del mayor alcance que su trabajo y estilo de vida tenía en una creciente comunidad de seguidores en redes sociales, ha utilizado esa plataforma para generar consciencia de temas relacionados con el uso plástico, la generación de desechos y el consumo como una herramienta de cambio “uno al comprar y poner su plata en uno u otro producto está apoyando a un tipo de cadena de producción, con ciertos estándares sociales, medioambientales, etc. o a otro”.
Tomando la invitación de revisar sus sensaciones favoritas, Juanita nos cuenta que uno de sus olores favoritos es el de la mata del tomate “cuando está plantado y uno pasa la mano por la mata y luego la hueles, ese olor me encanta”. Su textura favorita es meter las manos en los granos y aunque muchas cosas estimulan su mirada, los paisajes naturales son uno de sus favoritos “me hace sentir que uno es muy pequeño y que al final es parte del todo”. Un sonido que la ha acompañado toda su vida es el mar, el cual indudablemente busca en su día a día y en cuanto a su sabor favorito, el ganador indiscutido son los porotos granados “es un plato muy complejo. En cada cucharada uno puede sentir todos esos sabores distintos, pero claramente frescos y de la estación, con distintas texturas, y eso me encanta”.
Bonus: Todo lo vintage atrae su atención y es que ¿quién puede resistirse a un baúl lleno de tesoros de otra época?