Cada año, del 1 al 7 de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna. La cual es impulsada por la World Alliance for Breastfeeding Action (WABA), entidad que trabaja conjuntamente con la OMS y Unicef. Este año 2021 el lema es «Proteger la Lactancia Materna: una Responsabilidad Compartida».
A más de un año y medio de declarada la pandemia mundial, se torna aún más necesario hablar de este tema y las responsabilidades compartidas. El impacto de esta emergencia sanitaria ha alcanzado niveles inesperados, como una baja llamativa en las tasas de prevalencia de Lactancia Materna Exclusiva a nivel mundial.
En Chile, según los últimos datos recopilados por el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), la prevalencia de dicha tasa ha descendido entre el año 2019 y el 2020 del 53% al 46% en Neonatología, del 94% al 93% en el Alta Médica, del 75% al 73% durante el primer mes y del 71% al 69% durante el tercer mes de vida.
Es un escenario complejo el que alimenta la curva descendente de estos números. Primero, los protocolos de separación de la díada madre-bebé por causas asociadas al Covid-19 y segundo, la saturación de los establecimientos y sobrecarga del personal de salud. A lo anterior se suman los cambios en el escenario laboral y la poca legislación ante el instaurado “teletrabajo”, y las prolongadas normativas sobre aislamiento social (cuarentenas) que dejan prácticamente sin redes de apoyo a las mujeres en etapa de puerperio.
Cada etapa importa
Generalmente los esfuerzos de apoyo al vínculo temprano se centran en el inicio de la lactancia. Madres que se enfrentan al desafío de aprender técnicas, de crear vínculos, de romper sus miedos, donde se mezcla guía, práctica y mucho esfuerzo. Un desafío que, después de semanas, y con todo lo que conlleva, poco a poco va tomando forma y se vive de forma única.
La lactancia es un tremendo aporte al planeta y al cuidado del medioambiente y por ello, tanto el proceso inicial como el final, debe tener la misma relevancia y atención. Este último año y medio me he dedicado al acompañamiento de mujeres madres en sus procesos de destete. Y mi mayor conclusión es que en esta etapa las mujeres se encuentran más solas y desprotegidas que nunca.
El destete, sin apellidos, donde la madre desea o necesita dejar de amamantar, puede durar semanas e incluso meses. Implica no solo un cambio en la forma de alimentar al hijo/a sino que, y más relevante aún, la transformación del vínculo de la diada. La lactancia deja de ser la protagonista de la relación, dejando paso a nuevas formas de sostener, contener, regular, alimentar, inducir el sueño, regalonear, entretener, etc. Este proceso no es precisamente lineal, tampoco es de la noche a la mañana y supone muchísima disponibilidad, convicción y perseverancia.
Si bien el destete natural de nuestra especie humana se sitúa entre los 2,5 y los 7 años de vida, según las investigaciones de la antropóloga Katherine Dettwyler, seguramente las mujeres pensamos en el destete mucho antes de este momento. Las razones son muchas y diversas, debido a que nuestra especie está cruzada por un fuerte componente cultural. Entre los más relevantes encontramos:
- La disponibilidad para un nuevo embarazo,
- la inminente vuelta al trabajo, debido a que las mujeres somos parte fundamental de la fuerza laboral,
- los avances en medicina y tecnología que hacen posible contar con sucedáneos de leche materna
- y la pérdida de la crianza en tribu, ante el establecimiento de las familias mononucleares.
El destete, a pesar de ser parte de toda lactancia, es su lado oscuro o tabú. No se habla, no encontramos información de calidad y muy pocas veces, es acompañado con profesionales. Generalmente, se prescribe la famosa pastilla para cortar la leche o cabergolina, y nada más. Siendo que, en lactancias ya instauradas, esta pastilla probablemente no tenga ningún efecto.
La cabergolina actúa inhibiendo la secreción de prolactina, hormona encargada de la producción de leche. Esto es efectivo justo tras el parto, cuando aún no hay succión. Sin embargo, cuando una lactancia ya está en curso la prolactina toma un rol secundario en la producción de leche, la cual es regulada por la succión. Si sigue estando este estímulo, la glándula mamaria seguirá trabajando contra viento y marea.
La disminución de la leche debe ser de manera fisiológica y a la vez intuitiva, ya que cada mujer evalúa la propia necesidad de extraerse leche, para aliviar cada vez que sus pechos se lo indiquen, y a la vez, cada pecho es independiente y puede haber uno mayor productor que otro. Un mal asesoramiento y manejo conlleva riesgos no menores, como obstrucciones, mastitis o incluso un absceso mamario.
Desafíos y pendientes
Destetar a un niño o niña implica información, conocer distintas estrategias o herramientas, desplegar recursos nuevos, mucha planificación y cambios en la rutina familiar. Todo a la vez es relativo a la urgencia del destete, edad del niño o niña, contexto sociocultural, salud mental del grupo familiar y disponibilidad de redes de apoyo. Por ello, no existe una receta mágica. Cada díada, cada triada o cada familia es un mundo distinto. Si a la vez estamos cumpliendo con exigencias laborales (o teletrabajo), labores domésticas, apoyando a los hijos/as mayores con sus clases online y otros factores que ha sumado el aislamiento social, la verdad es que se puede hacer una tarea muy cuesta arriba.
El acompañamiento o apoyo se necesita. Las mujeres no tienen por qué vivir solas este proceso. Quizás es utópico pensar en un «Permiso Parental Compartido en Apoyo al hijo/a en etapa de Destete», que se puedan tomar ambos padres simultáneamente -o solo la madre en algunos casos- para poder centrarse en el destete nocturno y lograr recuperarse durante el día. Difícil de implementar, pero tendría un tremendo impacto en la vivencia de esta experiencia para las familias.
Otra idea, quizás más aterrizada a nuestra realidad país, es realizar un seguimiento telefónico a las mujeres en etapa de lactancia. Preguntarles, cada cierto tiempo, si continúan amamantando, si están pasando por alguna dificultad o si están pensando en el destete. De ser afirmativa esta última pregunta, se les podría enviar información de grupos de apoyo a la lactancia más cercanos, de talleres o programas de destete, o derivar con alguna consultora/asesora/consejera de lactancia.
Sin ir más lejos, hace unas semanas atrás, se formó un nuevo Grupo de Apoyo a la Lactancia- parte de la Red de La Corporación Comunidad de la Leche– especializado en la etapa de destete: “GALM Destetando en Tribu”. Un espacio libre de juicios y con encuentros virtuales de carácter mensual y gratuitos para compartir en torno a la etapa final de la lactancia. Una manera para poner en contacto a mujeres y/o familias que están viviendo la misma etapa, para que puedan compartir sus experiencias, avances, desafíos y dificultades.
Recuerda: no estás sola
En el marco de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2021, la WABA ha lanzado la campaña “Cadena Efectiva de Apoyo de la Lactancia Materna”. La cual, en un esfuerzo por vincular a diferentes actores del sector de la salud, la comunidad y el trabajo, busca brindar una atención continua a la díada madre-bebé los primeros mil días de vida (tres primeros años de vida de un infante).
Como parte de esta campaña, se identificaron doce actores importantes en la red de apoyo y para cada uno se desarrolló una tarjeta con recomendaciones para la acción, las que se encuentran disponibles en distintos idiomas (versión en español). Cada actor -donde encontramos al padre, la comunidad, grupos de apoyo, personal de salud, organizaciones laborales y universidades, entre otros- deberá identificar su rol en la cadena, averiguar cómo puede contribuir mediante las tarjetas para la acción y ampliar esfuerzos con el resto de la comunidad.
Desmitificar y normalizar el destete como el fin de una etapa y el comienzo de otra es tarea de todos. Lograr finales que no sean traumáticos para la díada y que dejen un buen recuerdo de la lactancia vivida. Cuando logremos hablar de destete consciente como hablamos de la importancia de un buen agarre o de la libre demanda, recién ahí la vivencia de este proceso comenzará a cambiar a favor de las madres y sus hijos/as.