Li Edelkoort es una visionaria. Su trabajo, desde hace más de 40 años, ha sido investigar los vínculos entre arte, moda, diseño y cultura de consumo para predecir cómo se comportarán las personas a nivel mundial durante las siguientes décadas. Es especialista en tendencias, diseñadora y curadora. Fundó la compañía de tendencias con base en París, Trend Union, la cual edita libros de pronóstico semestrales sobre moda y diseño. También creó Edelkoort Studio, su firma de consultoría, que tiene oficinas en Nueva York y Tokio, cuyos clientes van desde Coca-Cola a Gucci. Li trabaja en un amplio rango de industrias, incluyendo moda, textiles, interiores, autos, cosméticos y comida.
El New York Times la ha descrito como “más estilosa que Faith Popcorn y más esotérica que Martha Stewart”. Esta intelectual holandesa radicada en París también es, por si fuera poco, Decana del Programa de Estudios Híbridos en Parsons School of Design, en Nueva York. Durante los años, ha cultivado una enorme cercanía con el mundo textil. “Los textiles reaccionan”, ha mencionado. “Están muy conectados con nosotros, porque están en nuestro cuerpo, nuestros muebles, en todas partes. Vemos que los textiles se convertirán en materiales de construcción, quizás veamos aviones tejidos. Usaremos textiles en casi todo”, predice.
Desde hace diez años, ella promueve además en el animismo, un concepto que propone que los objetos y elementos del mundo natural (montañas, rocas, ríos, tierra, etc.; además de las plantas y animales) están dotados de movimiento o alma. Más que una idea puramente religiosa, Li defiende este concepto como un sistema de creencias ante la sobreproducción y el exceso de consumo actual. Considera que hay una energía respetable en todos los objetos naturales –una idea ya propuesta por el Nuevo Materialismo, acuñado en los 90– y plantea que debemos ser más cuidadosos con los materiales. Sabemos que el buen diseño requiere de una selección cuidadosa del material de que están hechas las cosas, y por tanto no solo será importante su uso funcional sino también emocional.
En 2015 publicó el manifiesto Anti_Fashion, un documento que describe los 10 problemas principales que indican que la industria de la moda ha llegado a un punto de quiebre (ya hace cinco años). Edelkoort aborda en él las debilidades de la publicidad y el marketing, y desafía las prácticas de producción y comercialización habituales: los desfiles, el retail, la prensa, el consumismo, la deslocalización de la producción, incluso la educación hiperespecializada. Todo esto indica, para ella, la obsolescencia del sistema actual. El manifiesto presenta, además, una filosofía sobre los textiles y la confección.
Es, por tanto, una gran defensora de la sustentabilidad en la moda. En la próxima década, ha dicho, nos importará menos la perfección de la ropa y más la justicia del mundo. Sostiene que la energía limpia es un negocio lucrativo en el que se irán embarcando empresas de distintos tamaños. Y una de sus grandes predicciones es el flight-shaming, es decir, el apocamiento del hábito de viajar tan seguido en avión (por los altos niveles de contaminación que genera).
Li cree firmemente que “el futuro es el campo”, y defiende que todo lo que realmente necesitamos proviene de él: comida, flores, semillas, fibras, algunas bebidas, vitaminas. Evidenciamos desde ya este movimiento de regreso al campo, al ver que muchas personas jóvenes dejan las ciudades y se mudan al campo por razones de costos y contaminación.
Edelkoort asegura también que la popularidad de los programas y libros sobre ordenar y deshacerse del exceso de cosas (como el movimiento alrededor de Marie Kondo) indican que las personas pronto comprenderán que tener menos cosas nos hará más felices. Considera que atesoraremos cada vez más nuestras posesiones y por ende las seleccionaremos progresivamente con más cuidado. A tal punto en que los muebles se convertirán, a su forma de ver, en una suerte de mascotas a las que respetaremos, cuidaremos y de las que obtendremos placer.
En 2011, Li lanzó la plataforma TrendTablet, una herramienta que explica cómo crecen, evolucionan y fluyen las tendencias, ayudando a entender cómo interactúan con nuestra vida diaria. “Las tendencias no se dan de manera rápida para nada. Son muy, muy lentas, y se están volviendo cada vez más lentas. Esto es porque el marketing trunca la innovación hasta que no queda nada de ella”, ha dicho. Por eso vemos que hay cosas que persisten en la cultura y que se quedan a pesar de que está claro que han quedado obsoletas, y esto aplica para muchas industrias. Según ella, todo debería marchar a un ritmo mucho más lento en adelante. “Correr no es muy eficiente porque se pierde mucha energía. Llegas un poco más rápido, pero no mejor. Tienes que reparar, restaurar, repensar, hay que hacer muchas cosas para ponerse al día. Es posible que sea mucho mejor hacer las cosas con más concentración, dándoles más tiempo”.
Durante el ultimo par de meses, frente al Covid-19, Li ha descrito –controversialmente, para algunas personas– la pandemia actual como “una oportunidad, en el sentido de que la interrupción global de los viajes y de la cadena de producción masiva de China pueden desencadenar nuevas formas de conseguir materias primas y producir”. Para ella, “el virus puede verse como una representación de nuestra conciencia. Pone el foco en lo que está terriblemente mal en nuestra sociedad, y eso se vuelve cada día más claro”, como dijo en un podcast de Business of Fashion. “Nos enseña a ir más lento y cambiar nuestros hábitos”.
Ilustración por Sol Paperán