Samuel de la Cruz y Cristina Dobbs supieron hace un poco más de cinco años que iban a ser papás. La noticia los tomó por sorpresa y pensaron algo que no es muy habitual en nuestra época: “¿Qué hacer para trabajar desde la casa, y así pasar más tiempo con el nuevo integrante familiar?” En ese momento la pareja trabajaba en un centro de rehabilitación. A los tres meses de embarazo, el ingeniero comercial y la diseñadora gráfica presentaron su renuncia y Samuel decidió vender la participación que tenía en un café en Valparaíso. Con eso comenzaron Lopa juguetes, un taller que diseña y fabrica juguetes de madera de manera artesanal y con terminación no tóxica a base de cera de abeja y aceite de linaza prensado en frío.
Samuel cree que es importante pasar más tiempo con los hijos. “Me parece muy absurdo la cantidad de horas que la sociedad te obliga a estar separado de tu hijo, sólo para generar dinero para el bienestar de la familia, siendo que lo mejor para tu hijo es estar compartiendo con él. Nosotros tratamos de vivir simple, por eso arrendamos en un inicio una casa grande con más personas, y eso nos permitió ahorrar económicamente y trabajar desde aquí junto a él.” Cristina asegura que “es un caos trabajar en el hogar, pero lindo, no te pierdes de nada, estás ahí para los hijos.»
¿Cómo lo logran? Silvestre pasa las mañanas en una escuela libre donde juega, realiza paseos al cerro, tiene una alimentación saludable, comparte con niños de todas las edades, escucha música, y en general es respetado como la persona que es, así como sus tiempos. Por las tardes regresa a su hogar y pasa tiempo con Cristina o Samuel, quienes se turnan para jugar con él, salir a pasear, preparar su comida, bañarlo y acostarlo, mientras el otro trabaja en el taller.
En Quilpué, V Región, donde la pareja desarrolla las hermosas colecciones de juguetes de madera, se aprovecha la belleza del material dejándolo al natural. Se utilizan maderas de diferentes árboles para la fabricación, entre las que destacan raulí, laurel y pino oregón. “Todo es hecho por nosotros, yo corto la madera y los lijamos juntos con Cristina” nos cuenta Samuel.
Eligieron elaborar juguetes ya que Samuel siempre tuvo la inquietud de hacer cosas con las manos, mezclado con un interés por el diseño y la arquitectura. “Cuando comenzamos, vivíamos con un grupo de gente, uno de ellos le trajo de Brasil a su hijo un juguete de madera y pensé, tal vez yo también lo puedo hacer, pero celebrando la fauna chilena”. La madera les hizo sentido por diversas razones, entre ellas, “es natural, rica y fácil trabajar”. Entre las ventajas de los juguetes de madera destaca el hecho que estimulan la motricidad de las manos al tener peso y presencia, fomentan el sentido del tacto, favorecen la imaginación al estar menos trabajados, reducen el consumismo por su cualidad de duraderos, envejecen bien y son intergeneracionales. Además conectan con la naturaleza.
Los juguetes cuentan con diferentes sets entre los que destacan bloques para construir, animales del sur de Chile, dinosaurios o un pueblo, el que viene con una superficie de tela para jugar. Todos los diseños son siluetas con volumen que apelan a diferentes formas, creando un objeto didáctico para niños con un gran valor agregado por su materialidad y terminaciones. También tienen magnetos para el refrigerador y últimamente Samuel ha incursionado en muebles estilo pickler (@delacruz.polanco), luego de haber realizado un curso de ebanistería en Argentina.
Todo esto ha llamado la atención del Ministerio del Medio Ambiente, entidad para la cual hicieron una caja en lenga con cuatro figuras de animales chilenos, a modo de regalo institucional, y la Junji está integrando a su vez Lopa juguetes para que los párvulos de todo el territorio aprendan con ellos. Por otra parte, Samuel y Cristina están realizando talleres creativos de juguetes de madera para adultos y niños en Quilpué, y también en conjunto con Casa de Oficios en Santiago.
Este 27 y 28 de octubre será posible tocar y sentir las llamas, pudúes, ovejitas y tantos otros animalitos en Mercado Mastica en Parque Bicentenario.
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