¿Qué es?
El babywearing es la práctica para cargar y mantener al bebé cerca al realizar distintas actividades diarias. Es usada tradicionalmente en culturas menos industrializadas, y tiene una serie de beneficios tanto para los niños como para las madres, padres o encargados del cuidado.
¿Cuáles son los beneficios?
Se cree que las guaguas que son cargadas mediante el babywearing podrían incluso dormir y alimentarse mejor. Algunas fuentes citan un estudio de 1986 donde se encontró que los niños de 6 semanas que son cargados por dos horas adicionales, lloran un 43% menos. Otras fuentes dicen que un bebé que usualmente es cargado se mantiene, en general, más calmado, ya que siente que sus necesidades de supervivencia están cubiertas. Pensándolo bien, tiene sentido, ya que envolverlo y mantenerlo cerca no se aleja mucho de la posición y la calma con la que se encontraba, hasta hace poco antes, dentro del vientre.
Uno de los beneficios que llama la atención es que puede ayudar a desarrollar capacidades de lenguaje, ya que los niños en un comienzo aprenden a hablar al ver las caras de las personas y sus movimientos. Por tanto, a un bebé cargado con babywearing se le da el privilegio de estar cerca de la cara de su cuidadora o cuidador, y ver sus expresiones en primera fila. También se dice que promueve el desarrollo neuronal, respiratorio y gastrointestinal de los niños. Esto último debido a que, al amoldarse al cuerpo de su cuidador o cuidadora, se masajea suavemente su abdomen, estimulando la digestión. Es deducible que ayuda, por otro lado, a prevenir el síndrome de la cabeza plana, que se puede dar en los recién nacidos por pasar demasiado tiempo acostados.
Dado que en muchas sociedades conservadoras las mujeres no pueden dar de lactar en público, el babywearing también tiene el beneficio de permitirles dar de lactar con mayor discreción y comodidad. Además, en teoría incluso promueve la producción de leche materna, debido a la cercanía con el bebé.
Los cargadores son seguros para llevar a los niños, y hoy en día hay suficiente variedad en el mercado para ajustarse más fácilmente a los presupuestos de un rango amplio de madres y padres que no quieren comprometerse a comprar un gran cargador estructurado que puede ocupar mucho espacio y quedar rápidamente obsoleto. No es desde siempre
–ni tampoco en todas las culturas– que se usan coches, cargadores de plástico, sillas para el auto, andadores y más. Ser una madre o padre eco-consciente puede, muchas veces, significar cuestionarse la utilidad real de ciertos artefactos que se suelen ocupar durante la temprana infancia, para definir si realmente son objetos útiles en el mediano plazo. Y, para las cosas que no lo son, encontrarles un reemplazo que sea más amigable con el medioambiente, pero no por eso menos beneficioso para el bebé.
Quizás una nueva madre o padre puede estar enfocada en hacerlo todo bien: alimentar bien al bebé, mudarlo correctamente, cuidarlo de posibles resfríos o contagios, y demás. Pero algo que idealmente no se debería pasar por alto, a fin de cuentas, es el desarrollo afectivo y en cómo esa conexión emocional sienta la base para una eventual relación cercana entre madre –o padre– e hijo. Según los expertos del babywearing, puede incluso ayudar a las madres que estén sufriendo de depresión postparto o a los bebés prematuros a sanar y crecer más rápido. Al final, es comparable al cuidado que una mamá canguro le da a sus nuevos hijos, manteniéndolos protegidos.
En definitiva, la gracia está principalmente en la conexión, en cargar a un nuevo hijo o hija muy de cerca, y en disfrutar de esa cercanía e ir desarrollando un vínculo. Pero siendo sinceros, sabemos que otro de sus principales beneficios es que permite que la madre, padre o cuidador tenga las manos libres y pueda hacer otras cosas en esos momentos en que el bebé duerme, por ejemplo.
Algunas consideraciones
Si te animaste a investigar un poco el mercado para decidir qué cargador usar para llevar a cabo esta práctica del babywearing, no está demás pensar en algunos detalles. Uno de ellos es el género del que está hecho, ya que lo ideal es que esté confeccionado a partir de un material noble, como el algodón, y sin teñidos tóxicos o materiales que son tratados con químicos, ya que será un elemento de alto contacto con la piel y posiblemente la boca del bebé.
Es clave ponerlo de manera que se sostenga la espalda del bebé y que sus piernas queden en una posición cómoda. También debe llegar hasta atrás de su cabeza, para darle soporte. Y, desde el punto de vista del cuidador, es recomendable que sea un cargador con tiras en ambos hombros, para prevenir dolores de espalda. Y, por último, sabemos que los bebés crecen rápido, por lo que lo ideal es elegir uno que dure más allá de 3 a 9 meses, para continuar usándolo hasta cuando se necesite.