¿Cómo nos vestiremos en el futuro? ¿De qué materiales estarán hechas las prendas de nuestro guardarropa? ¿Continuarán existiendo los diseñadores tal y como los conocemos hoy? Corría el año 2005, y Suzanne Lee publicaba su libro Fashioning the Future, Tomorrow’s Wardrobe. Allí, la autora ofrecía fascinantes respuestas a las interrogantes y visualizaba diversas formas en que la ciencia moldearía nuestro clóset. Un vestido contenido en una botella de spray, una camisa que se limpia a sí misma, y un traje que se genera a partir de bacterias. Todo muy al estilo de los supersónicos, y asombroso. Lo increíble es que casi 15 años después de dicha publicación, existe Malai y nos da esperanza de un porvenir sustentable para el planeta.
Malai es por una parte, el nombre que se le da a la ‘carne’ blanca del coco en India, y también el design studio de la eslovaca Zuzana Gombosova y el hindú Susmith C S. El equipo ha logrado crear un material de aspecto similar al cuero, pero que no implica un sacrificio animal, y que tampoco contamina al medioambiente como lo hacen los sustitutos veganos hechos a partir de poliuretano o PVC -los cuales toman 1000 años en descomponerse-. Se trata de un producto comestible y ecológico, que se comporta como el cuero en look, tacto y forma, y es sustentable 100% en su producción así como al final de su vida útil. Un milagro.
El agua de coco -la cual es típicamente descartada a ríos luego de removida la ‘carne’ de la fruta, contaminando el agua y acidificando suelos- en incubada con la bacteria Acetobacter xylinum y se deja fermentar por 12 días, lo cual da como resultado una jalea que en Filipinas es conocida y consumida como nata de coco. Gombosova, una investigadora y diseñadora del MA Material Futures de Central Saint Martins, y el ingeniero mecánico Susmith, probaron esterilizar y luego procesar dicha jalea con fibras de plátano y cáñamo, además de agregarle una terminación de aceites y ceras, y así llegaron al material que nombraron Malai.
“Malai se asemeja a la estética y usabilidad del cuero. Se puede cortar, coser, pegar, repujar, imprimir y teñir. Si bien es un material sólido diseñado para durar mucho tiempo, se desintegra a lo largo de los años. No presenta ningún daño al suelo, ni emite ningún combustible peligroso y está certificado como vegano por PETA” aclara el equipo en la entrevista a Asian Paints.
El descubrimiento de esta dupla invita a otros a seguir explorando el mundo de las bacterias; “los científicos han declarado que conocemos menos del 1% de todo la microbiota existente en nuestro planeta, por lo que probablemente, existe un microorganismo para cada proceso industrial que realizamos actualmente” concluye Gombosova.
Imágenes cortesía Malai