A lo largo de la historia, la moda ha sido una representación del contexto global, claros ejemplo de ellos son la moda postguerra, la monárquica o renacentista. Hoy, las pasarelas, vitrinas y el feed de celebridades en sus redes sociales, evidencian el recession core, es decir, la tendencia de moda que refleja la recesión económica a nivel mundial. Por esta razón, ciertas marcas de moda de lujo han optado por diseñar colecciones más minimalistas, con menos estampados y diseños más atemporales, del mismo modo, los accesorios han dejado de tener un rol protagónico en las red carpet. Así quedó de manifiesto en los Golden Globes de este año, cuando la mayoría de las celebridades aparecieron sin un elemento que comúnmente llevan: joyas.
Este fenómeno no sólo ocurre para empatizar con la crisis o porque las firmas son conscientes de que lucir con extravagancia no sienta bien, sino porque muchas empresas se ven obligadas a reducir costos y ajustar sus operaciones para sobrevivir en la industria. Es así como se torna más común ver diseños donde predominan las siluetas sencillas, alejándose de los colores brillantes y el layering, siendo el naked dress la tendencia que ha destacado este 2023. Caracterizada por su simplicidad, los escotes profundos, brazos al aire y piel visible, esta prenda apunta hacia un look más sutil y accesible.
¿Austeridad minimalista u otra estrategia de venta?
El lujo silencioso se relaciona a una estética Old Money, una forma de vestir que se inspira en la riqueza y lo clásico. Esta tendencia se centra en la calidad, las prendas de diseño sin logotipos, la sastrería, el estilo clásico americano y, por sobretodo, precios exorbitantes y primerísima calidad, sólo distinguible a los ojos de otro entendido. En la dinámica del recession core, el estilo Old Money Aesthetic, permite apostar por prendas de línea minimalista y sencillas, luciendo looks sofisticados y elegantes, pero accesibles. En plataformas como Tik Tok se han viralizados videos bajo el hashtag #oldmoneyaesthetic, que enseñan qué tipo de ropa usar, bajo qué reglas de etiqueta y cuáles serían los hábitos a adoptar para aparentar pertenecer a esta clase social. Por otra parte, hay quienes interpretan estos “gestos de austeridad” ante la recesión económica, como un esfuerzo de disfrazar el elitismo. Según Veroniqué Hyland, autora del aclamado libro Dress Code, “crear una nueva silueta o prenda ‘It’ es también una forma de que la industria anime a la gente a comprar cosas nuevas, en lugar de contentarse con el armario de la temporada pasada”. Otras de las críticas que ha recibido este estilo tiene que ver con que, además de considerarse clasista y conservador, está cimentada en un pasado racista que va en contra de las conquistas de igualdad y representación que hemos logrado. En palabras del filósofo, crítico cultural y columnista de The Washington Post, Fernando Bustos Gorozpe: “La estética old money representa un pasado donde la exclusión era lo habitual, es una forma de empaquetar estéticamente el colonialismo, el clasismo y la blanquitud, lugares desde los que se ha ejercido una opresión histórica”. ¿Vestir de manera sostenible es un aliado para ahorrar dinero y reducir la huella de carbono? Sí, lo es. Pero la invitación es a adoptar una nueva mentalidad de consumo que no dependa únicamente de la economía global, sino de un estilo de vida consciente con el impacto que genera en el entorno nuestros hábitos de compra.
La inflación como oportunidad para una moda circular
Las crisis también traen consigo oportunidades. Y en la industria de la moda, estás pueden venir de la mano con la posibilidad de indagar en modelos de producción circulares, tomando la sostenibilidad como un aliado ante el desafío que supone promocionar nuevas prendas en una era de recesión económica. Para las colecciones de 2023, las firmas de moda no solo han virado hacia la simplicidad y el poco uso de joyas, sino también hacia piezas genderless. Givenchy, JW Anderson y Vetements son ejemplos de este fenómeno.
Por otra parte, marcas de lujo como Bottega Veneta empezaron a ofrecer garantías de por vida en sus bolsos mediante una filosofía con la que fomentar la reparación por sobre la compra de nuevos artículos.
Independientemente de la nobleza del origen, es un hecho, los diseñadores están priorizando ofrecer piezas inclusivas, de alta calidad, duraderas y atemporales. Tal como lo pronosticaba The State of Fashion 2023: “la inflación se presenta como el mayor desafío para la industria durante este año…por otra parte, y como un gran punto de interés, la sostenibilidad se presenta como la mayor oportunidad”. Una cosa es clara, con o sin recession core, como consumidores tenemos la posibilidad de vestir de forma sostenible por medio de diferentes acciones, como por ejemplo, preferir prendas atemporales, comprar en tiendas de diseño local o de segunda mano, intervenir y/o reparar nuestra ropa para extender su vida útil, entre otras medidas para romper con la cultura desechable.
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