El 24 de abril de 2013, un edificio comercial de ocho pisos en Daca, Bangladesh, implosionó por un fallo estructural, dejando a más de 3.000 obreros bajo los escombros. Le costó la vida a más de mil personas: de nada había servido manifestar dudas sobre el estado del Rana Plaza, la fábrica donde estos obreros fabricaban ropa para las grandes marcas de moda occidentales.
Un año después, el 24 de abril del 2014, las diseñadoras Orsola de Castro y Carry Somers, anuncian el Fashion Revolution Day, para honrar la memoria de los 1133 fallecidos en la tragedia, y fundan Fashion Revolution, un movimiento global, ahora activo en casi 100 países, que lucha para transformar la industria de la moda desde el punto de vista ético, con foco en la transparencia y visibilidad de los trabajadores. Es global también porque une a aficionados, personajes famosos, marcas y consumidores en general, todos los que creen en una moda respetuosa con el ambiente, los recursos y los derechos humanos en todas las fases del ciclo de producción.
Orsola de Castro, nacida en Roma en 1966, es una de las activistas líderes en moda sustentable, además de ser creadora de la marca From Somewhere (1997-2014), y curadora de Estethica (hasta 2014), la sección sustentable de la semana de la moda londinense.
Este 2021, Orsola publica su primer libro, Loved Clothes Last: How the Joy of Rewearing and Repairing Your Clothes Can Be a Revolutionary Act, en que nos recuerda que desde hace miles de años que los humanos crean a partir de los recursos disponibles, mantienen y arreglan; y es solo en los últimos 50 años que parecen haberlo olvidado todo. Para Orsola de Castro es necesario que volvamos a esas prácticas. Primero, porque son símbolos de la diversidad de las culturas y del ser humano mismo: cada uno recupera y arregla según su sensibilidad cultural, lo que nos hace diferente en la forma pero iguales en la sustancia, o sea en la capacidad manual. Y segundo, porque la naturaleza tiene límites, y nosotros, siendo parte de ella, deberíamos colaborar, aprovechar de la creatividad global –no solo de los diseñadores– para devolverles esos límites al sistema productivo.
De todas formas, Fashion Revolution probablemente no habría habido un movimiento revolucionario de tal calibre, si Orsola de Castro no hubiera sido primero una diseñadora creativa a la que se le había pinchado un chaleco. Los grandes cambios nacen de pequeñas experimentaciones, por ejemplo un chaleco gastado y arreglado con crochet. De ese proceso creativo nació su marca From Somewhere: “Me gustaba la idea de usar los que los otros no querían. Transformar el indeseado en algo increíble y deseable. Empezamos primero recuperando trapos en un almacén en Prato (Toscana, Italia), para después pasar a limpiar fábricas en el Triveneto (noreste de Italia). Se trataba de recuperar fondos, residuos para volver a ponerlos en circulación. Lo que al principio era solo un proceso creativo, ha madurado con el tiempo su lado ambiental y social: el desperdicio de recursos, la pérdida de las tradiciones manufactureras italianas, a favor de grandes marcas produciendo en Bangladesh o Vietnam, y la explotación de la mano de obra en esos países” (Video entrevista en Recofestival 2020).”
Con la experiencia de esta marca, se hizo posible a su vez la creación del movimiento Fashion Revolution y difundió rápidamente acciones concretas. En 2019, por ejemplo, más de 3 millones de personas publicaron en redes sociales fotos de sus ropas al revés con el hashtag #whomademyclothes, pidiendo a las marcas etiquetadas transparencia en todas sus fases productivas. En 2020 más de 12.500 cartas han sido enviadas para pedir mejores tratos y derechos para los trabajadores del sector, y más de 400 colaboraciones han sido activadas en 53 países.
Espero la llegada de un meteorito –sería maravilloso si pudiera ser Fashion Revolution– que nos haga pasar finalmente a la época de las manufacturas pequeñas y medias que se han ido perdiendo con el tiempo, suplantadas por los colosos que llenan las calles de todo el mundo con las mismas tiendas”.
Durante una entrevista en el Festival de Economia Circular de Prato, Orsola de Castro dice esperar mucho en el regreso a las realidades pequeñas: “Vivimos en la época de los dinosaurios, donde 40 marcas ocupan el 97% del mercado de la moda global. Yo espero la llegada de un meteorito –sería maravilloso si pudiera ser Fashion Revolution– que nos haga pasar finalmente a la época de los mamíferos, de las manufacturas pequeñas y medias que se han ido perdiendo con el tiempo, suplantadas por los colosos que llenan las calles de todo el mundo con las mismas tiendas”.
La sustentabilidad para ella nunca ha sido una tendencia, es parte de la historia humana. Nosotros estamos diseñados para crear continuamente cosas nuevas, y ahora es necesario que cambiemos el enfoque, de crear desde cero a transformar algo ya existente.
Orsola dice emocionarse mucho con los trabajos de las nuevas generaciones de diseñadores y eso porque han entendido el secreto: antes del diseño en sí, es fundamental pensar en el residuo.
Fuentes: Fashion Revolution, Rifo Lab, Recofestival, Calzino alla volta, Franz magazine, Reppubblica
Créditos imagen: Annie Johnston