El mes pasado hablamos sobre cómo identificar qué realmente nos representa y funciona en nuestro estilo de vida actual, para poder ver nuestros clósets con nuevos ojos. En este segundo artículo de la serie, seguimos construyendo nuestro nuevo vestir a través de un paso a paso para armar un clóset más funcional.
No se trata necesariamente de tener un clóset cápsula, minimalista, o eliminar lo máximo posible de prendas. El resultado de ordenar tu clóset tiene mucha más relación con que lo que se quede en el clóset atienda tus necesidades del día a día, versus la cantidad de bolsas que llenes para donar, vender o descartar. Enfoquémonos en dar mejor vida para la ropa y para nosotras, no en descartar.
Los ejercicios de autoconocimiento nos ayudan a tener más claro cuáles son las sensaciones más importantes en nuestro vestir. Alguien que necesita variedad, por ejemplo, se aburriría muy rápido de un clóset muy acotado y terminaría comprando más. Alguien que necesita refinamiento o calidad visible, no le sirve un clóset inmenso con puras prendas de fast fashion. En defensa del minimalismo, vale en todo caso citar la paradoja de la elección: mientras más opciones tenemos, más difícil es elegir y más frustrados quedamos, pensando que podríamos haber elegido mejor.
La intención del ejercicio que propongo a continuación es mantener en el clóset solo lo que realmente agrega valor, porque realmente nos gusta y funciona para nuestro cuerpo y rutina actuales. Cuando ordenamos, desobstruimos la vista, y vemos con más claridad todo lo que nos gusta o hace feliz. Y esto trae la sensación de que ya tenemos lo suficiente (y probablemente todos lo tenemos).
Manos a la obra, empezamos por ordenar la logística. Una buena playlist es casi esencial. Empieza por la parte del clóset que sea más fácil para ti de evaluar, una categoría a la vez (ejemplo: poleras sin mangas). Pon todo sobre la cama para poder evaluar el conjunto completo. Para cada grupo, sugiero separar lo que se queda y lo que se va, ya determinando el destino de cada cosa (regalar, vender, donar, reciclar, etc.), y dejar lo que se queda en un espacio cualquiera del clóset, para después ordenar todo de una vez.
¿Cómo decidir qué prendas merecen quedarse? Mirando a la categoría completa, identifica cuáles son las que más te transmiten las sensaciones que buscas en tu vestir. Por ejemplo, si buscas sensualidad, elementos visuales que pueden entregar esta sensación pueden ser: telas fluidas y suaves, como seda, terciopelo, satén, cuero; escotes o recortes insinuadores, cadenas, animal print, etc. Recordemos que las sensaciones provocadas por cada elemento no son determinadas solo por los estereotipos sino por nuestras referencias internas, por lo tanto, pueden ser distintas para cada persona.
Con estas prendas que son las más significativas ya podrías armar una especie de clóset cápsula, pero puede ser que sientas la falta de algunas prendas más funcionales o básicas, las prendas que ayudan a conectar y armar tenidas. También quedan las prendas que, aunque no sepas explicar por qué, siempre usas y te sientes bien con ellas. Ojo, que te sientas bien es que te sientas increíble, no solo OK. Las prendas que tienen valor sentimental pero no usas nunca podrían quedarse, pero idealmente en un espacio separado que no interfiera en el orden del clóset.
¿Qué se va entonces? En tiempos de pandemia ya no sirve el racional: si no lo usé el ultimo año, se descarta. Entonces, podemos pensar en algunos otros criterios, eliminando prendas que:
– no te comprarías hoy: una probable compra por impulso, pueden ser buenas para trueque o venta.
– ya te cansaste de usar: si están en buen estado, pueden ser un buen regalo para una amiga.
– no te gustan mucho: solo están ocupando espacio, decide qué hacer con base en su estado.
– no te quedan: si quieres y hay como arreglarlas, separar en una bolsa para llevar donde una costurera.
– ya están muy usadas: para donación o reciclaje.
– siempre te las quieres poner pero te las terminas sacando antes de salir: significa que no te sientes bien con esta prenda.
– solo funcionan con determinada prenda: no son versátiles.
– cumplen la misma función que otra prenda: y siempre eliges la otra.
Es importante tener en cuenta la intención de terminar este ejercicio con el clóset ordenado y funcional, por lo tanto, todo lo que está sucio o necesita una intervención se va a lavandería o costurera y solo vuelve al clóset cuando esté usable. Lo mismo para los chalecos que necesitan manutención con el sacapelusas o camisas a las que les faltan un botón, por ejemplo. Es muy necesario ser honesta con una misma aquí, y si no eres de las que cuidan las prendas y se dan el tiempo de mantenerlas en buen estado, tampoco te engañes. No sirve mantener en tu clóset algo que no vas a arreglar nunca y por lo tanto no vas a usar.
Por otro lado, que nada se vaya a la basura. Puedes aprender a reformar tus prendas con @reviviendomilprendas, donar en Coaniquem u otras fundaciones, vender en Prilov, usar como crédito para inscribirte en Reclóset, reciclar en Ecocitex, por dar algunas opciones.
Después de que filtramos todas las prendas y nos hicimos cargo de lo que ya no va a ser parte de nuestro clóset, es hora de ordenar lo que se queda. Mi recomendación es que ordenes de la misma manera que piensas para armar una tenida. Yo, por ejemplo, pienso primero el tipo de prenda (falda, short, pantalones), y después el color y material, por esto mi clóset está ordenado así. No me hace mucho sentido ordenar por ocasión porque reduce las posibilidades de uso de cada prenda, tampoco directamente por color porque mezclaría las categorías. Donde va cada cosa depende de la configuración de tu clóset, pero una idea general para un mejor cuidado de las prendas sería: todo lo que es tela plana (que no se estira) puede ir colgado. Todo lo que es tejido, es mejor que vaya doblado.
Aseguro que después de este ejercicio tendrás un clóset que dan ganas de vestirse, que vas a usar mucho más cada una de las prendas, y te quedará mucho más claro lo que tienes o lo que podrías sumar. Con esto, puedes prepararte para hacer compras mucho más conscientes, que es el tema de nuestro próximo artículo. ¿Seguimos juntas?