Del 31 de mayo al 04 de junio se llevó a cabo una de las semanas de la moda más importantes en el mundo y de Latinoamérica, hablamos de la São Paulo Fashion Week (SPFW). Una plataforma que permite conocer, observar y analizar lo que está pasando en el continente, en cuanto a tendencias y apuestas de diseño de autor. Sin duda, un evento que permite visibilizar el trabajo latinoamericano al mundo.

Antes de la pandemia la SPFW era celebrada en un sólo local, con pocas intervenciones alrededor de las ciudades, pero las cosas comienzan a cambiar y esta segunda edición presencial —“post” pandemia— ocupó nuevos espacios y provocó reflexiones.

Bajo el título de FESTIVAL SPFW + IN.PACTOS este año 2022 se buscó avanzar hacia un movimiento de reinvención, e identificar nuevos protagonistas en el mercado, capaces de acelerar la transición hacia una moda más alineada con las necesidades e intereses de este “nuevo mundo”. Incorporando los principios de una nueva economía circular, entendiendo que pasar de un modelo lineal a uno circular podría traer considerables ganancias , además de un diseño efectivo que vaya hacia la solución y no se quede tan sólo en el discurso.

La programación del evento, que comenzó con la semana de moda, seguirá con iniciativas durante todo el año. Por lo tanto, más que hacer una revisión de los desfiles y elementos de moda (o eventuales tendencias) que vimos durante estos días, nuestra invitación es a reflexionar sobre la simbología de esta semana. Desde donde se celebró hasta quienes y cómo se presentaron, buscamos entender de manera más profunda y significativa el rol de la moda en nuestro mundo actual y nuestras vidas.

LOS LOCALES

La crisis sanitaria aún no termina, por lo tanto, los modelos y formas de realizar un evento siguen siendo híbridas, con aforo controlado (y acotado) para las instancias presenciales. En esta edición, fueron 22 desfiles presenciales y 19 digitales. Los principales desfiles se llevaron a cabo en el SENAC Lapa Faustolo y el Komplexo Tempo.

La tradicional universidad de la moda en Brasil (SENAC) no solamente fue sede del evento, sino que además incluyó a sus alumnos en la producción y realización de éste, proporcionando una experiencia empírica a las nuevas generaciones y su relación con el mercado. Paralelo a esto, otro núcleo de encuentro fue el recién inaugurado centro de eventos Komplexo Tempo el cual se ha levantado en los antiguos galpones en el Barrio Moóca, conocido por ser el polo histórico de la industria textil brasileña.

Reconectar con las raíces del oficio, hacer el puente entre la historia de la industria y las necesidades del mundo actual es algo que una semana de moda de estas dimensiones tiene total capacidad —y por qué no decirlo, responsabilidad— de hacer, pero que hasta este año se pasa muy por alto o quizás no se abordaba con abundante claridad.

LA REPRESENTATIVIDAD

Tanto la cadena de producción como los procesos se hacen se muestran más. No tan sólo en redes sociales, sino que ver a equipos completos saliendo del detrás de bambalinas y apareciendo en el recorrido de las pasarelas, hacen evidente que la figura del “diseñador dios” está cayendo. Los equipos realizadores estuvieron activamente en la pasarela, fueron nombrados y agradecidos.

Junto al proyecto Sankofa, iniciativa de innovación social con el objetivo de asegurar mayor representatividad racial en la moda brasileña, también hubo un notable aumento en la participación de modelos negros, plus size, trans y con discapacidad en las pasaleras de la semana. Desfilaron activistas, íconos pop, personajes de las redes sociales y de la escena LGBTQIA+ paulistana, además de actrices, cantantes y hasta la concejala transgénero y destacada como líder por la revista Time el 2021, Erika Hilton.

LOS PROTAGONISTAS

Los nombres de siempre no faltaron, pero también se destacaron varios diseñadores y marcas con propuestas rupturistas. Martha Medeiros llevó su propio taller a la pasarela, de esta manera contó la historia de su marca, el origen y el proceso detrás de cada una de sus piezas, y terminó vistiendo en vivo y en directo a una de las modelos que llevó el último look de su desfile.

Ponto Firme hizo su estreno en la SPFW hace seis temporadas donde mostró el trabajo realizado con personas en situación carcelaria y cómo el tejer con Ganchillo (Crochet) podía utilizarse como terapia. Este año, mostró una colección completa, con una mirada más comercial y apostando al código abierto. De hecho, puedes visitar y descargar el paso a paso de una de sus prendas ícono de la colección 2022.

Sin duda la presencia de Meninos Rei, Naya Violeta y Santa Resistencia valorizando la cultura y descendencia africana e indígena, nos dejó a todos con eso que queremos ver de la moda: el rescate y cuidado de lo que somos. También marcas de origen nordestino como Martha Medeiros, Dendezeiro y Ateliê mão de mãe pusieron mucho énfasis en visibilizar el trabajo manual realizado por sus marcas.No se puede dejar de destacar lo presentado por las marcas Bold Strap, LED e Isaac Silva, y el tremendo trabajo de compromiso, visibilidad, radicalidad y conección con el universo LGBTQIA+.

La conexión entre el proceso, el propósito e impacto social que cada marca quiere y puede generar, quedó más que clara en la presentación de los participantes de esta edición. Colecciones que se crean con intención, mostrando sus valores y búsquedas de forma coherente y directa, dejando poco espacio para interpretaciones externas.

Desde mi perspectiva como consultora de estilo, ha sido maravilloso ver construcciones de identidad muy potentes y poco vulnerables a tendencias de mercado o demandas comerciales.

Terminé la SPFW con un nuevo brillo en la mirada hacia los eventos de moda. Con la esperanza de que es posible volver a observar estos espacios y enriquecer nuestras reflexiones en torno a la moda y la industria que ésta conforma. Volver a interactuar con los procesos creativos, conectar con los oficios, valorizando la identidad de cada marca y de quien se conecta con ella.

Hubo claras manifestaciones sociales y políticas, a través de declaraciones expresas y referencias. Predominancia de marcas con cadena de producción justa y uso de materiales y procesos lentos y sustentables. Representatividad, conexión, identidad. Se presentó una moda política, inclusiva y emocionante, que va más allá del discurso. Y eso, sin duda alguna, es de agradecer y seguir trabajando para que esto no sea una novedad, sino un desde.