En momentos de fuerte crisis personal, la astrología se convirtió en el lenguaje que me ayudó a traducir los procesos evolutivos y entender que nada ocurre sin un propósito. De ahí en adelante acepté que mi contribución en el mundo iba a ser ayudar a traducir ese lenguaje cósmico para ayudar a otros en su camino. Siendo fiel a eso, comparto con ustedes mi visión de la crisis colectiva que estamos viviendo.
En 2018 comenzó un periodo muy importante para todxs, tanto a nivel colectivo como personal, donde se nos comenzó a pedir que tomemos responsabilidad por nuestra realidad. Por cómo construimos nuestras estructuras, instituciones, leyes; en pocas palabras, nuestra vida. Se nos empezó a mostrar que algo ya no servía, que era obsoleto, o simplemente ya no nos hacía felices.
Con ese punto de partida, todo el 2019 el proceso se fue intensificando, y se nos pidió ya no solo responsabilizarnos, sino embarcarnos en una profunda transformación. Fue como ir sacando capas de una cebolla, capas de piel que ya no son genuinas con cada unx, que no hacen sentido.
Como seres humanos, el cambio es algo que nos aterra. Es posible que algunxs de nosotrxs nos hayamos aferrado a esa estructura anterior, a esa persona, a una imagen personal, un trabajo, a ese ego que nos costó construir pero que tanto se nos ha estado pidiendo soltar. Octubre (mes Libra) fue el mes clave.
El 2020 viene a terminar este proceso, que a cada unx nos encuentra de distinta manera, dependiendo de cómo hayamos lidiado con los dos años de preparación para esta culminación. Ahora, en el mes Aries estamos en un peak, con una concentración de energía en Capricornio y con tensiones hacia donde se ha llevado a cabo este proceso evolutivo los últimos dos años. Ahora es cuando realmente se nos está presionando, tanto a nivel personal como colectivo.
De todas las maneras, se nos está llamando a conectarnos con nosotrxs mismxs, con nuestro corazón, para desde ahí reconstruir una realidad que sea genuina, que tenga un propósito. Simultáneamente, tenemos que conectarnos con el corazón de nuestro planeta tierra, de nuestra especie. Somos individuos, pero también somos parte de un todo que muchas veces se nos olvida. Es en este momento cuando debemos trabajar la empatía, la calma y aceptar la realidad.
Si algunx de nosotrxs siente miedo, abracémoslo, es normal, porque nos estamos transformando como personas y como humanidad. Lo que la oscuridad del miedo cree que es un mal momento, la luz de la sabiduría sabe que es un regalo precioso. Este es el punto de quiebre. Este es el momento en que soportamos la presión y nos convertimos en diamantes. Donde cambiamos y emergemos fortalecidos.
Les mando un abrazo fuerte, y no nos aferremos a lo que creemos que nos hace ser quienes somos. Somos seres infinitos y eternos.