El sol, nuestro astro rey, es sin duda lo que permite la vida en la tierra. Es el encargado de hacer madurar los alimentos, de regular nuestro ciclo circadiano, de brindarnos calor, de entregar esa hermosa “energía de vivir” y ser un motivador natural.
Parte de esta “voluntad” que nos regala tiene que ver con su rol clave en la síntesis de Vitamina E. Un cofactor fundamental en la inmunidad, la apariencia de la piel y el pelo, e incluso de la mineralización ósea, sobre todo en etapas de crecimiento como lo vimos junto a la pediatra Alicia Pardes, quién nos resolvió las cuatro grandes dudas sobre la piel infantil.
El sol estimula la síntesis del 90% de la Vitamina D que el cuerpo necesita, y se produce mediante la síntesis cutánea de colecalciferol en presencia de radiación ultravioleta B (290 a 315 nm). Solo el 10% restante es posible obtenerlo de la dieta o suplementos.
Desde 2018, a nivel mundial, el déficit de Vitamina D es alarmante, afectando al 40% de la población menor de 65 años y al 80% de la población mundial sobre 65 años. El 2020, un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de Chile (INTA) ha confirmado que existe un déficit de VitD mayor al 75% en niños chilenos y el cual se ha agravado debido al confinamiento. Ante estos datos se vuelve aún más evidente nuestra compleja dependencia solar, la que va mucho más allá de la estética de una piel bronceada.
Pese a los necesarios beneficios del sol, debemos entender y dimensionar sus efectos adversos, como el envejecimiento prematuro, el cáncer de piel o las dolorosas quemaduras. La verdad es que los males del sol son siempre controlables en la medida en que usemos nuestra capacidad de observación, inventiva y sentido común al servicio del disfrute; como usar bloqueador solar, vestimenta con filtros, sombreros y tantas soluciones que la humanidad ha creado en base al entendimiento de la radiación.
Pero, ¿qué es la radiación solar?
El sol es una potente fuente de energía y emite tres tipos de radiación, es decir, distintos espectros de longitud de onda. Tenemos la Radiación Infrarroja [IR] responsable del calor; Radiación Visible, la cual nos permite ver y distinguir los colores de las flores; y la Radiación Ultravioleta (UV), la cual es la causa de que debamos usar protector solar y la cual se divide en tres categorías más:
- UVA responsable de los daños oxidativos y el envejecimiento prematuro de la piel. Además, de ser los causantes de melanomas, ya que penetran la dermis.
- UVB son aquellos que causan las “quemaduras”, piel roja y eritemas quedando sus efectos a nivel de la epidermis.
- UVC mayormente filtrada por lo que nos queda de capa de ozono, y por suerte, aún no tenemos que preocuparnos de ella.
¿Cómo funciona el protector solar y cómo elegirlo?
Luego de entender los pros y contras del sol y saber los distintos tipos de radiación, pasemos al uso del protector solar. Una crema solar es una loción con alta concentración de filtros solares de carácter físico o químico, capaces de modificar la trayectoria de la radiación UV y proteger nuestra piel.
Los filtros físicos reflejan, dispersan la radiación UV, formando una película blanquecina sobre la piel. Dentro de estos los más comunes —y hoy muy populares como una alternativa “natural”— son el óxido de zinc y el dióxido de titanio.
Por su parte, los filtros químicos absorben la energía de la radiación UV y transforman su estructura molecular, liberando el exceso de energía en forma de calor. Sus texturas son más ligeras y evitan la apariencia blanquecina de la piel. Los más comunes son PABA, avobenzona, oxibenzona, u octibenzona.
Por lo tanto, al elegir una crema solar lo primero es que sea de amplio espectro, es decir, que proteja contra rayos UVA y UVB. Luego, nos toca elegir el factor de protección solar o SPF (sun protection factor) que está vinculado a tu fototipo. En general se recomienda un SPF 30 si la piel es morena, SPF entre 45 y 50 si la piel es clara y 50 o más si existen antecedentes familiares de cáncer. Todo bajo esos rangos se considera un bronceador, que responde más bien a fines estéticos.
¿Cuáles son las sustancias tóxicas a evitar en los productos de protección solar?
Tanto los protectores solares como algunos “after sun” contienen sustancias tóxicas. Con implicancias para la salud humana y con gravísimos efectos sobre la vida marina.
Según la organización medioambiental EWG (Environmental Working Group) existen al menos seis sustancias (filtros químicos) que deberíamos literalmente bloquear de las fórmulas solares, pero que siguen siendo de uso extensivo: oxibenzona, octinoxato, homosalato, octil salicilato, octocrileno y avobenzona.
Estas sustancias se absorben sistémicamente en el cuerpo después de un solo uso. Permanecen en la piel y en la sangre semanas después de dejar de usarse, incluso se han detectado en orina y leche materna. Estudios previos detectaron muchos ingredientes de protección solar en muestras de orina y leche materna (Schlumpf 2008, Schlumpf 2010).
A lo anterior se suma que la oxibenzona, octinoxato, homosalato y avobenzona son disruptores endocrinos, lo cual afecta el control hormonal de nuestro cuerpo, además de estar involucrados en el blanqueamiento (muerte) de la barrera de coral, por lo que su uso está prohibido en países como Australia.
Pero no todo es tan terrible y sin solución, y como siempre la buena información brinda tranquilidad y la toma de decisiones más conscientes. Por ello, la EWG ha puesto a disposición de forma gratuita una guía de bloqueadores solares seguros, donde revisaron más de 500 productos.
Finalmente la pregunta del millón, ¿puedo tomar un baño sol sin filtro solar?
Si te vas a exponer al sol siempre debes usar filtro solar. Ahora bien, se recomienda exponerse directamente al sol por 5 a 10 minutos al día, cuando el índice de radiación UV se encuentra entre 3 y 4 para poder estimular la síntesis natural de vitamina D.
¿Cómo saber esta información? Fácil. Revisa el pronóstico climático de tu celular y junto con la velocidad del viento, aparecerá la radiación UV en tiempo real.
Cuida tu salud y regálate 5 minutos diarios con precaución y sin protector, así estarás alimentando el vínculo más saludable que tienes con el sol y reforzando tu sistema inmune. Luego, usa tu filtro solar favorito libre de sustancias tóxicas y obviamente libre de plásticos. Te recuerdo que la única solución para un cuidado realmente natural y #nontoxic es leer los ingredientes en la etiqueta de los productos que aplicamos sobre nuestra piel y ¡rechazar!