Resignificar el Power Dressing, ¿se puede?

por | Oct 4, 2021

El poder de la ropa a la hora de mostrar posición y credibilidad.

Y con la llegada de la primavera —y sus tan amados colores— seguimos explorando los universos visuales y sensaciones del vestir. Esta es la tercera entrega sobre este tema, donde buscamos entender nuestras demandas y prioridades para transformar el acto de vestir en algo más fácil, orgánico, genuino. Algo que hacemos obligatoriamente todos los días, pero que se puede llevar a cabo de forma amena y liviana. Un acto que invite a sentirnos bien, donde nos miremos al espejo y nos reconozcamos.

La invitación es siempre a mirarnos como individuos únicos —con el perdón de la redundancia— y alejarnos de estereotipos, como los estilos universales. De esta manera, traduciremos nuestras propias demandas en forma de recursos visuales —ropa— usando los materiales, colores, formas, detalles y composiciones para construir un vestir que nos sea propio. Que nos vista, en el total sentido de la palabra.

Ya vimos que nuestras voluntades al vestir son muchas y variadas. Estás cambian en relación con nuestras rutinas y/o momentos personales de la vida. Además de ser interpretadas por cada persona, de forma diversa. Ahora, el vestirse cómodo es una demanda casi unánime, según mi experiencia.

El mes pasado analizamos cómo el vestir femenino puede tener distintas formas, y una de ellas está relacionada con el poder. Lo interpretamos desde la mirada visceral, con la intención de mostrar a través de la ropa la “fiera” que llevamos dentro.

Y bien, la fiera que llevamos en nuestro interior, empezó a lucir en ambientes mayoritariamente masculinos, como el mercado formal del trabajo o la política, entre las décadas de los ‘70 y ‘80. Es en esta época cuando se acuñó el concepto de “power dressing”, un estilo que apunta a utilizar el vestir, la indumentaria, en clave política y de poder. Podemos ir más atrás y reconocer este estilo, que básicamente se trata una “versión femenina” del traje masculino, en el famoso traje de Chanel, de los años ‘20.

Debemos entender que uno de los principales objetivos del power dressing era suprimir la sensualidad del cuerpo femenino, para ganar autoridad en el espacio profesional. Claramente se ignora el hecho de que el cuerpo de un hombre también es sensual, y se trata de “camuflar” lo femenino, dentro de ambientes dominados por lo masculino.

Es muy común asociar poder a lo masculino. No es acaso que lo más recomendado en asesoría de imagen tradicional como vestimenta ideal para las mujeres en el trabajo, es la famosa chaqueta de oficina, el blazer must have, una prenda clave que —supuestamente— entrega el poder mágico de transmitir credibilidad y seriedad. Nada más millennial que traducir mi opinión sobre este estereotipo en un emoji:  🙄

Invito a que se tomen un minuto, y reflexionemos en conjunto sobre: ¿qué entendemos por “poder”? ¿cómo se “viste”, si es que se viste, el poder? 

Podríamos decir que el poder está asociado a algo de distancia, en su concepto tradicional, pero que actualmente podemos observarlo como algo que transmite credibilidad, autoridad, o sea, que tu estilo o imagen debe mostrar que eres capaz de hacer lo que estás proponiendo. Está asociado a mostrar seguridad, generar impacto o influencia.

INTENCIÓN: IMPACTO

Generar impacto me parece una manera mucho más actual y significativa de entenderlo qué se entiende por “poder” hoy en día. Quienes tienen la intención de impactar, quienes buscan ser notados al llegar a un lugar o tienen una presencia marcadora, hacen sus propias reglas y no usan lo que los demás visten.

Existe una clara intención de notoriedad y control. Una “divinidad” construida y pensada, donde se calcula la performance y se necesita de un público que participe, se admire o espante. Que quede claro que no hay nada de malo en esto, es una intención genuina y sobre el vestir, no existe necesariamente una conexión con nuestras relaciones sociales y políticas.

A continuación te muestro varios recursos —más allá del blazer— para trabajar el concepto de power dressing, el que puede generar esta sensación de impacto, digamos, arquitectónicamente calculado.

FORMAS Y PRENDAS GRANDES, IMPONENTES

CONTEMPORÁNEO MINIMALISTA: VISUALMENTE LIMPIO, POCAS Y BUENAS PRENDAS

COLORES FUERTES O COORDINACIONES CONTRASTANTES

LÍNEAS RECTAS, ESTRUCTURADAS Y ACCESORIOS RÍGIDOS

DETALLES ESPECTACULARES, BRILLO FUTURISTA Y COMPOSICIONES DE PASARELA

¿Pudiste ver comodidad y feminidad sutil o visceral en algunos de los looks? De esto justamente se trata. Para generar impacto, transmitir credibilidad y fuerza, no necesitas “masculinizarte” o seguir ciertos estereotipos, sino que hay muchas más opciones y prendas, las cuales están abriendo las puertas de tu clóset.

¿Te reconoces en algunos de los recursos de lo que vimos hasta ahora? ¿Cuáles son tus intenciones al vestir? ¿Cómo tu clóset puede trabajar para ti en esto? Vamos a seguir explorando y experimentando recursos, probando y remixando conocimiento para expresar nuestra individualidad.

Artículos relacionados:

Consultora de moda, posible y sin reglas. Mamá, emprendedora, paulistana de corazón y viajera de alma. En los últimos 10 años facilité el vestir de muchas personas y construí el primer servicio de arriendo de ropa casual en Chile, Recloset. De vuelta a Brasil, me dedico a ayudar gente real (como tú y yo) a construir un vestir más fácil y consciente. @mari.pattaro

Podría interesarte