Las aplicaciones no comestibles de los hongos son algo en lo que quizá no pensamos a menudo. Pero existe un proyecto chileno, creador de un biotextil a partir de micelio de hongos, que despertó nuestra atención. Se llama Sporatex. ¿Su objetivo? Convertirse en un sustituto sustentable del cuero.
Las principales preocupaciones por la producción masiva del cuero son medioambientales y humanas. Entre ellas están el uso de químicos dañinos en el proceso de curtido, los efectos secundarios que causa en las personas que trabajan este material en las curtiembres (como enfermedades degenerativas causadas por el cromo 6, por ejemplo), y la contaminación del agua. Así que las razones para crear nuevos tipos de cuero de buena calidad abundan. Pero las motivaciones específicas de Sporatex fueron dos: innovar en el trabajo con hongos en Chile y hacerle frente a la contaminación en la industria textil.
Sus fundadores son el publicista Hernán Rebolledo, y José Miguel Figueroa, ingeniero agrónomo en el Centro de Investigación Rosario (CER), en la VI Región. El proyecto partió como una tesis de Innovación Agrícola en el D-Lab de la Universidad del Desarrollo en el 2017.
El proceso biotecnológico que ocupan para transformar las raíces de una especie de hongos en un material parecido al cuero consiste, muy sintéticamente, en tratar el micelio en un laboratorio y someterlo a una cámara de flujo, para obtener un material blanco y viscoso, luego secarlo, curtirlo. Y así, hacer cuero con fungi. Hernán ha dicho que este proceso toma entre 30 y 40 días.
Más allá de lo innovador del proceso, otro aporte del proyecto es haber visto el potencial escalable de la producción de su biomaterial. “La visión que tenemos apunta a acelerar la transición hacia biomateriales de bajo costo, que tengan una huella de producción de carbono negativa y que, por supuesto, sean biodegradables”, contó Hernán en una entrevista que le hizo la UDD, su alma mater.
Primero hicieron etiquetas, luego accesorios (billeteras, correas, carteras), después vendrán las chaquetas, y eventualmente los zapatos, que requieren un cuero muy resistente. Es posible, de todas formas, que no encontremos una colección propia de la marca en el futuro cercano. A lo que apunta este emprendimiento es a funcionar bajo un modelo de negocios tipo Gore-Tex, lo que quiere decir que serán los proveedores de este cuero de hongos y lo venderán como materia prima a marcas que compartan sus valores de sustentabilidad. Ellas se encargarán de confeccionar los productos finales. El potencial, según Hernán es amplísimo: se pueden hacer accesorios, zapatos, chaquetas y, eventualmente, muebles, tapicerías de autos, monturas y más.
La premisa es que cualquier elemento que contiene cuero animal o sintético podrá reemplazarse por Sporatex. A la larga, existe incluso la posibilidad de desarrollar otros biomateriales con micelio. Su visión es llevar este material sustentable a los puntos de venta y hacerlo tan competitivo como cualquier otro cuero, natural o sintético, en cuanto a accesibilidad, precio y disponibilidad.
Han anunciado que actualmente están enfocados en acelerar su crecimiento y evaluar cómo bajar los costos en el proceso productivo; y que ya están trabajando para generar los primeros prototipos con las marcas Gnomo, Froens y Bestias. ¡Esperamos que a finales de este año podamos ver productos hechos con Sporatex!
Imágenes: Cortesía de Sporatex