La diseñadora Luz Briceño, lidera, junto a sus dos socias, Rocío Cassis y Soledad Silva, una empresa que desarrolla tecnologías textiles a través de la creación de hilados técnicos en cobre. Esta fibra, sumada a procesos de acabados nanotecnológicos que complementan las propiedades antibacteriales del material, tiene una serie de aplicaciones en el mercado. Se puede ocupar en distintas áreas del mundo textil, desde primeras capas en ropa, indumentaria outdoor y hasta ropa para el uso médico. Y así lo está haciendo The Copper Company.
Al día de hoy, esta empresa chilena ha desarrollado fibras e hilos con nanopartículas de cobre para el mundo del descanso, como las almohadas, colchones y cubrecolchones. Además, se ha ganado Corfos para la investigación y desarrollo de nuevas soluciones en las que esta fibra puede mejorar el bienestar de las personas, por ejemplo, liberando vitaminas al cuerpo mediante el simple uso de sus sábanas o pijamas.
Lo que busca la empresa es promover un estilo de vida basado la salud, la higiene y la sustentabilidad por medio del diseño. Para ello, trabaja con grupos de ingenieros, infectólogos, nanotecnólogos, entomólogos y biotecnólogos de distintas universidades y laboratorios, dentro de un modelo de negocios basado en desarrollar tecnologías textiles para integrarlas a procesos productivos de empresas que ya están consolidadas en el mercado y que buscan diferenciarse a través del uso del cobre y el aprovechamiento de sus distintas propiedades.
Conversamos con Luz –quien además fundó la marca La Joya Design, para la que diseña vestidos de novia– sobre cómo The Copper Company ha ido desarrollando aplicaciones y acabados del cobre con el fin de combatir y generar soluciones a problemas de salud e higiene que hoy el vestir que persigue un fin puramente estético no los está pensando.
¿Cómo partió The Copper Company? ¿Cómo empezó la investigación y desarrollo de estos hilados y fibras de cobre?
Todo comenzó con una exposición que tuve que hacer, en el año 2013, en Japón, para la cual me puse a pensar en qué podía venderle yo a un japonés, cuando ellos tienen de todo: lo mejor en diseño, telas e innovación. Por identidad chilena, me fui por el cobre. En esa oportunidad, desarrollé una colección creada con hilos de cobre. El hilo metálico lo saqué de baterías de auto y lo mandé a tejer con distintas fibras naturales, que en esa instancia eran algodón, seda y viscosa. Hice toda una colección de metal que quedó muy bonita y era más bien artística. A su vez, justo habían aparecido, en esa época, los calcetines con cobre. Así que me fui a hablar con la gente de Monarch, para preguntarles de dónde habían sacado la fibra y qué características tenía. Ellos me dieron el dato de la persona que había desarrollado esta fibra con nanopartículas de cobre. Y se me ocurrió por qué no introducirlas en el textil y en primeras capas para vestuario. Así que conocí al señor que la había desarrollado e hice un contrato con él, en el cual yo me haría cargo de la exclusividad en el diseño con sus fibras. Y desarrollé una primera colección también de primeras capas, que eran camisetas de punto con cobre. Esas fueron las dos colecciones que llevé a Japón en ese momento. Tuve súper buena aceptación, los japoneses estaban muy interesados en esa propuesta nueva.
Luego, pasó un tiempo y me llamó el encargado de ProChile en Japón, para decirme que la marca Muji estaba interesada en mi producto. Para ese momento, yo no me sentía preparada para estar en una empresa tan grande o arriesgarme a que me copiaran, por lo que, buscando aliados técnicos, fui a hablar con la gente de Codelco. Les mostré la colección que había desarrollado y les encantó, y me propusieron meterme a trabajar en su centro de innovación. Ahí empecé.
Actualmente, The Copper Company es una empresa liderada por tres socias: Rocío Cassis, Soledad Silva y yo. Empezamos a conseguir financiamiento en el centro de innovación de Codelco, que fueron los primeros en apostar en nosotros. Después empezamos a ganarnos muchos Corfos y apoyos de ProChile. Rocío y yo nos asociamos porque ella sabe mucho del tema textil –viene de ese mundo por su familia–, y era necesario ese conocimiento para poder desarrollar e introducir esa fibra en distintos tipos de telas, pensando en el mundo del deporte, por ejemplo. Así que desarrollamos más de 15 tipos de telas con fibra de cobre.
Se pueden utilizar para distintas aplicaciones, desde uniformes, sábanas, toallas y más. ¿Cuál ha sido su principal aplicación en el mercado? ¿Qué otras aplicaciones están proyectando?
El cobre tiene tres beneficios importantes: es antiácaros, antihongos y antibacterial. Efectivamente, se puede aplicar en muchas áreas del mundo textil, desde para uso de primeras capas en ropa, ropa outdoor y para el uso médico, ya que hoy hay muchas enfermedades intrahospitalarias. Muchas personas entran a los hospitales a operarse y terminan agarrando una bacteria, por ejemplo, y muchos incluso mueren por eso. Nosotros ahora estamos trabajando con un equipo médico de infectólogos, con el cual vamos testeando cómo el cobre disminuye esta carga de bacterias intrahospitalarias. Es por esto que hemos desarrollado una línea de sábanas y ropa médica, pensando en el mundo de los hospitales.
A su vez, desarrollamos fibras e hilos con nanopartículas de cobre, para el mundo del descanso, como las almohadas, colchones y cubrecolchones. Esto es, más que nada, viendo el dolor que hay ante el problema de los ácaros, estos bichitos que hay por millones en las camas y son los que producen las alergias. Hay un nicho importante en ese tipo de enfermedades. Hoy, The Copper Company está ad portas de venderle la tecnología a una empresa grande del mundo del descanso acá en Chile, ya que hemos desarrollado toda una línea de productos para ellos. Esperamos que con esto explote una parte del mercado en el mundo del descanso, así como pasó con los calcetines, o con las melaminas para las cocinas, por ejemplo.
Las fibras que desarrollan tienen acabados nanotecnológicos. ¿Qué rol juegan esos acabados? ¿Cuál es la ventaja de que se trata de una sola capa de tejido?
Además de las tres funciones del cobre, empezamos a pensar qué otros problemas de la vida actual se podrían solucionar con esta fibra. Vimos que en las personas hoy en día hay un un problema importante con la vitamina D. En general, esta se absorbe a través de la exposición solar, o de pastillas. Pero no todo el mundo lo asimila bien, y hay mucho déficit de vitamina D en la población, no solamente en Chile sino en el mundo, porque estamos trabajando mucho bajo techo. También están las personas con problemas de piel de cristal, o los albinos; personas que no pueden estar bajo el sol. Por tanto, encontramos que ahí también había un nicho: desarrollar textiles que tuvieran el cobre y la vitamina D. Ese es un ejemplo de acabado nanotecnológico, en el cual nosotros lo introducimos en el textil y este se va liberando de a poco en la piel. Ahora estamos haciendo un estudio clínico con la Fundación Debra –que trabaja con niños con piel de cristal–, para demostrar cómo hay una mejora en los niños a través de la absorción de vitamina D por medio de las pijamas.
Otra de nuestras iniciativas es la de las fibras con cobre y vitamina E. Esto es, por ejemplo, para el problema de las escaras en los enfermos o personas postradas. Ante esta problemática, estamos desarrollando una tecnología para que el textil dé una solución. Si bien muchos usan cubrecolchones antiescaras, que hacen que el cuerpo se ‘mueva’, además, podrán tener sábanas que van a liberar vitamina E a la piel. Eso ayuda a que entre la vitamina por los poros, mientras el cobre ayuda a regenerar la piel.
Entre sus iniciativas a favor de la sustentabilidad y economía circular trabajan con una red de reciclaje textil, donde todos los productos se vuelven a reutilizar para generar nuevos productos. ¿Cómo funciona esta red? ¿Cuáles son los materiales que se reutilizan y cómo se ocupan?
Tenemos una ideología clara en cuanto al tema de la sustentabilidad. Estamos generando convenios con algunas empresas de reciclaje textil, para que, una vez que esta tecnología se va venda a esta empresa bastante grande, todos los productos que se desarrollen con nuestra tecnología, tengan una economía circular, que finalice en un proceso de reciclaje textil en fábricas. Estos textiles se pueden triturar y se pueden ocupar en nuevos productos, como rellenos de almohadas o lana mineral para construcción.
¿Cuáles son los planes con The Copper Company? ¿Cómo seguirá evolucionando en cuanto a la sustentabilidad?
Estamos ad portas de ganar un Corfo para el proyecto de las fibras con cobre y vitamina D para los pacientes con piel de cristal. Además, la línea de productos del mundo del descanso la vamos a vender a través Amazon, en Estados Unidos. Estos productos se están haciendo en China, con tecnología chilena, claro, con patente y certificaciones de la comunidad europea.
Estamos también con algunas patentes. La idea es seguir vendiendo nuestra tecnología para otras empresas outdoor, ya que tenemos una patente en la que desarrollamos primeras capas de una tecnología de cobre con antimosquitos, para el dengue, por ejemplo.
Hoy, The Copper Company, más que ser solamente moda o textiles centrados en un tema estético, está abocada a combatir y desarrollar soluciones a problemas que hoy el vestir no los está pensando. Nuestro know-how más importante es seguir desarrollando tecnología en los textiles para luego vendérsela a grandes productores que pueden dar un beneficio real a las personas.
Fotos: Cortesía de The Copper Company