Para los creadores de The Product Culture, el diseño de objetos en Chile se mueve, principalmente, de forma atomizada. Muchos creadores muestran su trabajo de forma individual e independiente, a menudo sin poder hacerle frente a competidores más grandes como el retail, que puede combinar tipologías y ofrecer más variedad de productos para así abarcar un segmento mayor del mercado.
Ante esto, Javier Henríquez y Benjamín Moreno, ambos diseñadores, se dispusieron a crear, hace un año, una plataforma que reuniera a una serie de productores chilenos que trabajan de una forma más lenta, respetando los tiempos de fabricación y procesos constructivos que los llevan a crear productos duraderos y de calidad. Así nació The Product Culture, un e-commerce donde distintos slow makers locales venden desde muebles y sofás, hasta cerámicas, textiles, lámparas, maceteros y más objetos, todos hechos a mano y con producción a baja escala.
Conversamos con Javier y Benjamín para que nos cuenten más sobre cómo surgió este proyecto, cuáles son los criterios que guían su curatoría, cómo se ven respecto al ámbito del diseño chileno actual y más.
Cuéntennos a qué se dedicaban ustedes antes de empezar este proyecto y cómo fue esa conversación inicial en la que surgió la idea.
Nos conocimos en el colegio y nos volvimos a reencontrar en la universidad, donde nos hicimos aún más amigos. Estudiamos diseño de ambientes y objetos. Después de egresados cada uno tomó un camino diferente, Benjamín estudió fotografía y luego trabajó en el área de e-commerce de dos tiendas de diseño. Javier, por otro lado, formó un estudio boutique de branding junto a otro socio y comenzó a desarrollarse en la construcción de marca, imagen y diseño gráfico.
Teníamos muchas ganas de hacer algo juntos y era cuestión de tiempo darnos cuenta de que el área digital era un campo interesante en el cual ya habíamos formado gran experiencia, o al menos la suficiente para iniciar algo. Nos llamaba mucho la atención el concepto e-commerce pero ningún modelo nos convencía; mucho menos la idea de tener que importar algo desde otro país lejano, hecho de forma masiva y quién sabe a qué costo medioambiental y laboral.
Por otro lado, siempre nos interesó mucho el diseño de autor y lo hecho a mano. Ahí, claramente hay un traspaso real de energía entre el creador y el consumidor. Pero existe un dolor de mercado bien claro: la gran atomización de la oferta. Todos están mostrando su trabajo de forma individual e independiente, haciendo que sea casi invisible en contraste con mercados más grandes como el retail y las tiendas especializadas que pueden ofrecer muchísima más variedad y combinar tipologías de producto para abarcar un segmento mayor.
Ante esto, nos dimos cuenta de algo clave y nos propusimos ser un e-commerce capaz de competir con grandes mercados, con el principio de que lo hagamos entre todos. Quisimos potenciar nuestra industria local con una cadena de valor en la que cada objeto es hecho a mano, con tiempo y dedicación en cada proceso constructivo, haciendo que cada producto cuente una historia y evidencie la cultura que hay detrás de él.
Luego de tener claro esto el nombre The Product Culture fue muy fácil de definir, y empezamos.
¿Hay diferencias entre cómo se lo imaginaron inicialmente y cómo es The Product Culture hoy en día?
La verdad, en un principio lo imaginamos tal cual como es ahora. Sin duda hemos tenido que hacerle ajustes a la página para una mejor interfaz y profesionalizar aún más ciertos procesos a lo largo del tiempo, pero no ha cambiado mucho en relación con lo que buscábamos inicialmente. La página va cambiando a medida que incorporamos nuevos makers, se va llenando de color, nuevas formas y materiales que hacen que cada mes sea distinta. Las categorías cada vez son más completas y estamos muy ansiosos de seguir completando esta vitrina de diseño local. Nos hemos sorprendido por el alcance. La tienda se está transformando en una plataforma real de difusión. Estamos contentos y con ganas de seguir.
¿Cómo se define The Product Culture en el ámbito del diseño chileno actual?
Se define como un ecosistema de diseño local donde todos los makers aportan sus visiones, técnicas y propuestas, creando un conjunto innovador y cercano. Si bien ponemos mucho énfasis en la curatoría, nos gusta ver diversidad en las propuestas y así generar un medio de difusión completo, ecléctico y contemporáneo. Nos gusta llamarlo ecosistema porque mediante la variedad todos se ven beneficiados y se sienten capaces de aportar a este movimiento maker y hacer un mapping general de lo que se está haciendo hoy en día en los talleres de artistas y diseñadores en Chile.
¿Cuál es su visión sobre el diseño slow?
Este punto es muy importante y lo tomamos como pilar fundamental del proyecto. El diseño slow tiene la particularidad de ser cercano y con una estampa única. Hay un gran concepto detrás de todo esto y es el tiempoque hoy en día lo entendemos como un bien escaso, o al menos tenemos la percepción de que así lo es. Cuando un producto tiene tiempo, su cadena de valor se enriquece y marca una diferenciación clara por sobre otros productos hechos de manera masiva que optimizan al limite los tiempos de fabricación.
Sin duda en estos tiempos nos hemos dado cuenta de que esa tipología de producción fast está llegando a un punto importante de analizar. Si hacemos un sencillo ejercicio de mirar a nuestro alrededor ahora mismo, nos podemos dar cuenta de que un gran porcentaje de nuestro entorno, si no es todo, está hecho por alguna máquina y, con seguridad, en algún país lejano. Para ciertos casos como la electrónica y la tecnología en general es entendido que provengan de países hegemónicos, pero cuando pensamos en un velador, una mesa o una taza de café, parece raro entender que tengan que venir de China y cruzar todo el océano para llegar a nuestras casas habiendo gente que hace veladores, mesas y tazas en nuestra propia ciudad, comuna e incluso barrio. En cambio, nosotros hemos despachado productos incluso a dos cuadras de donde se fabrican.
Lo importante de reflexionar, entonces, es cómo un producto tan lejano puede ser supuestamente más “conveniente” que uno local, desplazando a este último del mercado y extinguiendo poco a poco sus fuentes. Creemos que la respuesta a esta competitividad está en los procesos de fabricación mecanizados, los materiales de baja calidad y la obsolescencia programada que mantienen un consumo constante a costa de la explotación indiscriminada de recursos naturales y laborales.
Los slow makers vienen a cambiar como percibimos esto y pisar el freno ante el consumo actual acelerado. Nos ofrecen productos en los que cada proceso constructivo es valorado al máximo, respetando los tiempos de fabricación necesarios para presentar un trabajo de calidad y duradero, y formando un vínculo real entre el creador y su creación.
¿Cómo hacen la curatoría de los diseñadores que incluyen en la plataforma? ¿Cómo tienen que ser los productos (y sus creadores) para estar en The Product Culture?
Para la curatoría no tenemos una guía a seguir o parámetros estrictos de evaluación. Todo es más bien visceral y de acuerdo con los sentidos. Nos enfrentamos a cada propuesta de manera respetuosa y vemos qué nos pasa. Los criterios principales son muy simples: tiene que ser hecho a mano y con producción a baja escala, ya que en la mayoría de los casos esto asegura buena calidad, ya que cada proceso fue hecho con tiempo y dedicación. Nos gusta siempre volver al nombre y entender si el producto tiene, en su desarrollo, técnicas tradicionales de manufactura que apelan a un componente cultural, mezclado a la vez con una visión contemporánea y actual.
Para los creadores tampoco hay una guía establecida de cómo deben ser, para la elección nos enfocamos más bien en el producto y su relato, lo que no significa que el productor no importe. Al contrario. Si tenemos un buen producto, por defecto estamos frente a un buen creador. Gracias a esto hemos podido incorporar a muchos creadores diferentes, con distintas visiones y orígenes. No nos importa si se trata de una súper estrella del diseño o alguien que está partiendo de cero, si tiene una buena propuesta y con todo lo anteriormente señalado, entrará.
¿Cómo ven a The Product Culture en unos años más, cómo les gustaría que siguiera desarrollándose?
Vienen muchas sorpresas, nuevas secciones, nuevos makers y un gran camino por delante. Recién hemos cumplido un año online, por lo que estamos muy enfocados en lo de hoy, avanzando paso a paso para seguir mejorando en todos los aspectos. Vemos el crecimiento como algo orgánico y estamos muy contentos de la buena recepción que hemos tenido. Seguimos trabajando para hacer de esto algo grande y que cambie la forma en que percibimos los objetos que nos acompañan día a día.
Fotos: cortesía de The Product Culture