Lo que partió con el nombre del conejo de peluche de su hija, hoy es su mayor inspiración. Aunque su tienda física actualmente está cerrada, Rosario Hevia, la dueña de Travieso, está más convencida que nunca de la proyección de su emprendimiento. Y es que a lo largo de la historia de su negocio ha tenido que sortear varias dificultades.
Todo comenzó en 2018, con su segundo embarazo, cuando Rosario se dio cuenta que no podría reutilizar la ropa que tenía guardada de su primera hija. Si bien varias prendas eran de color blanco o neutras, la mayoría de ellas eran rosadas o tenían aplicaciones de flores y mariposas, difíciles –consideraba– de usar para su nuevo hijo varón.
Tampoco quería comprar ropa nueva, sobre todo la de los primeros meses, menos aún en grandes tiendas, porque además de ser cara, su vida útil sería muy corta. Entonces fue a los barrios de ropa usada, pero no encontró nada. Así que publicó en sus redes sociales que cambiaba ropa de 0 meses a 3 años, y no solo consiguió todas las prendas que necesitaba, sino que además descubrió una gran posibilidad de negocio.
Compra, trueque, donación y mucho más
Debido a la contingencia del coronavirus, actualmente Travieso está funcionando a través de su cuenta en Instagram (@travieso.online) y solo permite la compra de ropa de segunda mano. Sin embargo, en condiciones normales, su tienda tiene un gran flujo de gente que va a intercambiar o donar ropa, pero también a adquirir productos elaborados con tela reutilizada.
Es que al inicio, cuando el proyecto no era más que un hobby en el living de su casa, Rosario comenzó a darse cuenta de que habían muchas mujeres con la mismas necesidades de ella: la de disminuir gastos familiares y de paso contribuir a que los niños crezcan en un mundo más sustentable.
Así, del intercambio entre amigas el negocio evolucionó a la venta y compra de ropa; y de vender solo prendas de marca y en buen estado, posteriormente Rosario abrió un canal para que las personas pudieran transar ropa con algún detalle, mota o a la que simplemente se le notara más el uso, más barata. Con esto, el crecimiento fue exponencial.
Tanto así que llegó el día de volver a su trabajo. Ya había finalizado su posnatal, y pese que aún no generaba tanto dinero como para reemplazar su puesto en Latam –donde trabajaba entonces–, optó por dedicarse completamente a Travieso. Arrendó una oficina, luego un local comercial, mandó a hacer muebles y, guagua en brazos, se volcó con todo al proyecto.
La apertura de la tienda física fue a mediados de 2019 y pese al éxito de la propuesta, Rosario ha debido batallar con las consecuencias de tener que cerrarla forzosamente, tanto en octubre por la contingencia social como ahora por el coronavirus. Sin embargo, no deja de trabajar en su proyecto que, con poco andar, impacta de tres maneras al desarrollo sostenible que defiende la ONU.
Esto, porque un tercio de la ropa recibida en Travieso es donada a niños y niñas en situación vulnerable. Las prendas en mal estado son convertidas en accesorios y productos infantiles, y además se reutilizan elementos como cierres, hebillas y botones. Y también se recicla aquella ropa cuya tela está muy desgastada, convirtiéndola en materia prima.
La nueva lana
Como el mismo sitio de Travieso señala, después de la industria del petróleo la textil es la segunda más contaminante del planeta, que no solo aporta el 20% del agua industrial contaminada, sino que, peor aún, genera alrededor de un 73% de desechos textiles o ropa que termina en vertederos, sin la posibilidad de reciclar.
Dándole vueltas en la cabeza a una cantidad nada despreciable de 250 kilos de ropa desgastada generada en su tienda al mes, Rosario comenzó a pensar en cómo darle un mejor uso. Probó haciendo trapillo y ecorelleno, pero ninguno de estos dos productos la convencía, hasta que descubrió una hilandería que convirtió sus desechos en ovillos de lana.
Suena increíble, pero esta nueva materia prima hecha con ropa en mal estado y retazos de la industria textil logró plena aceptación por parte de los clientes de Travieso, por lo que hoy constituye un emprendimiento en sí mismo para Rosario. Con la marca Ecocitex, elabora desde ovillos y madejas de lanas, a mantas, pieceras y cojines hechos en este material.
Todos productos que, por cierto, se venden en la tienda física de Travieso, logrando así ser una empresa acorde con los principios de la economía circular.