En el ciclo de producción y consumo de moda actual, desafortunadamente no hay materia prima que se pueda considerar enteramente sustentable. Todo el proceso productivo consume recursos naturales y humanos. El material usado en la confección de vestuario está asociado a todo tipo de impactos: cambios climáticos, efectos adversos sobre el agua y sus ciclos, contaminación, perdida de biodiversidad, uso excesivo o inadecuado de recursos no renovables, generación de residuos, efectos negativos sobre la salud humana, efectos nocivos para comunidades productoras.
Sin embargo, la mayoría de las fibras naturales son consideradas menos nocivas. Hay muchas verdades absolutas que podrían ser discutidas en este tema, pero mi experiencia me hace creer que, más que telas mejores o peores, hay materiales más adecuados para cada estilo de vida y necesidad de uso. Para poder elegir mejor vamos a conocer más sobre cada tipo de tela en una serie de tres textos. Empecemos hoy hablando sobre las telas naturales.
Las telas naturales están hechas de fibras que están disponibles en la naturaleza antes de ser procesadas. Entre las más comunes están el algodón, lino, seda y lana. En general son de toque más agradable, más respirables, y requieren mayor cuidado en manutención que las telas artificiales y sintéticas.
ALGODÓN
Concentra 25% del mercado de fibras producidas en la moda (Preferred Fiber Materials Market Report 2018, Textile Exchange); el segundo lugar, después del poliéster. Hay producciones masivas y artesanales de algodón, de distintas calidades y terminaciones. En el caso de producciones masivas (incluso de algodón orgánico en Brasil, por ejemplo), gran parte es exportada a regiones donde el proceso de confección puede ser poco ético. Por esto, como siempre decimos por acá, es importante investigar toda la cadena para tomar una decisión más informada al momento de consumir.
El algodón es el favorito para la ropa de uso diario de quienes priorizamos la comodidad y practicidad, y protagonista en el vestuario más informal. También es la materia prima del denim, casi omnipresente en los clósets. Un punto al que pocos ponemos atención es que los detalles como lavados, adornos, estampados, sublimados o mezclas de fibras en la composición de la tela –a pesar de que tal vez aporten información estética– hacen que el proceso productivo y las etapas de reutilización, reciclaje y descarte de la tela sean mucho más complejos y dañinos.
Nuestra recomendación básica es estar atentos a la etiqueta de composición, y buscar diseñadores y marcas que consideran estos factores en su proceso de producción. Y para que la prenda dure más, se recomienda no mezclarla con fibras sintéticas en la lavadora, para evitar el pilling causado por el roce.
LINO
Trabajando mecánicamente los tallos de la planta de la linaza se llega a esta tela noble y fresca, que puede absorber hasta 20% de su peso en agua sin sentirse húmeda, porque está compuesta primariamente por celulosa. Fue la primera fibra vegetal con buena aceptación en la industria textil, y hoy sigue siendo preferida en regiones de mucho calor por absorber el sudor y permitir que se evapore rápidamente. Es más durable que el algodón pero por no ser elástico se puede romper donde es doblada y se arruga con facilidad.
Hoy se pueden encontrar en el mercado desde marcas más románticas o bohemias hasta diseños más modernos y estructurados usando el lino o materiales similares como el cáñamo (extraído de la planta de cannabis) o el remi (que requiere procesos químicos para su extracción). Independiente del diseño y estilo visual, son materiales para quienes no nos importa que nuestros movimientos del día a día queden grabados en la ropa, es más, vemos una cierta belleza en esto. Además, son para las que repetimos varias veces las prendas antes de lavarlas, porque requieren lavado a mano o profesional.
También en el caso de las prendas hechas de lino las producciones masivas son muchas veces con telas mixtas, lo que a pesar de mantener el mismo look, hace que se pierda el frescor propio de esta tela.
SEDA
A pesar de que ya existen producciones libres de crueldad, la seda es de origen animal y su uso en el mercado de lujo ha sido tema de polémica. Considerada la reina de las fibras desde su origen en China, es el material más usado para prendas tradicionales como el sari indio, el kimono japonés y el hanbok coreano. En Occidente también es el material favorito para prendas de lujo y vestidos de fiesta.
La seda transmite sensualidad por todas sus características, desde su historia misteriosa hasta el tipo de prendas en que se usa actualmente. Con toque suave y caída delicada, puede componer un look muy elegante y femenino. Combinada con encaje o cuero, un estilo más poderoso.
Es una de las fibras naturales más fuertes pero poco elástica, por lo que la tela es bastante delicada. Hay opciones de seda sintética que son más resistentes y requieren menos cuidados, pero claramente tienen un brillo distinto y no mantienen el frescor y delicadeza de la seda natural.
LANA
Acogimiento es la primera palabra que asociamos a esta fibra: tejidos y abrigos pesados para abrazarnos en el invierno. Sin embargo, la lana tiene muchos usos en el mercado de moda y decoración, y también puede ser usada para componer telas más frescas para sastrería, por ejemplo. La encontramos en abundancia en el gran retail, mayoritariamente en telas mixtas con algún sintético. La mezcla con sintético ayuda en la función de retener calor y mejora la durabilidad, pero es menos suave a la piel.
Las dintintas cualidades varían de acuerdo al animal de origen y tipo de extracción o proceso de tejido. Un punto importante sobre la extracción de lana es la ética animal, por lo que recomendamos buscar material certificado (RWS), que cumpla estándares de bienestar animal y gestión de las tierras.
Es un material versátil que puede generar una diversidad de terminaciones, por lo que encuentra su espacio en los más variados estilos de clóset. Lo que no cambia es el nivel de cuidado. Así como nos acoge con su suavidad, la lana pura exige un tratamiento dedicado, y por lo tanto es más frecuentemente encontrada en clósets de consumidores con estilo de vida más lento, independiente del estilo de diseño que nos agrade.
Lo que más resalta entre los usos de las fibras naturales, es que funcionan mejor para quienes privilegiamos las sensaciones, el contacto suave con la piel, sobre la practicidad. Alguien que no tiene tiempo ni paciencia para darles el cuidado adecuado a prendas de tela natural y termina desechándolas rápidamente puede ser más contaminante que si comprara algo sintético.
El daño que provoca el proceso productivo en el medioambiente no depende solamente de la origen de la fibra o tela. La mejor recomendación es informarse, conocer y preguntar a las marcas, siempre con la intención de que nuestras actividades de consumo tengan un menor impacto.