¿Cómo nace el término?
El término upcycling nace de la combinación de dos palabras inglesas: upgrade (actualizar) y recycling (reciclar), e indica el acto de crear productos nuevos y de mayor valor a partir de materiales reciclados.
Fue acuñado por el arquitecto William McDonough y el químico Michael Braungart para explicar su visión de cómo los objetos deberían ser diseñados. Los dos autores empezaron demostrándolo materialmente con su libro Cradle to Cradle, publicado en 2002. Cuando salió a la venta, llamó mucho la atención de la opinión pública por el material en que estaba hecho: sus páginas estaban hechas en plástico reutilizable e incluso la tinta estaba pensada para ser lavada y reusada. Esto para mostrar que es posible diseñar productos “basura cero”.
¿Qué significa?
Según la definición de Youmatter, el concepto de upcycling se refiere a esos materiales o objetos que son re-adaptados y re-propuestos en el mercado de manera creativa, por lo que logran una vida útil más larga.
Si queremos definirlo de manera aún más simple, según Mark Richardson, upcycling es una manera de añadirle valor a los “desechos”. Su objetivo primario es remodelar y unir elementos y materiales descartados para transformarlos en un producto totalmente distinto, en donde los objetos mantienen el mismo valor o incluso adquieren más.
¿Cuál es la diferencia entre upcycling y reciclaje?
Más allá de las definiciones teóricas, la diferencia entre estos dos conceptos está en el valor del resultado final. En ambos casos, se trata de ciclos que empiezan tomando materiales o objetos desechados y terminan creando un producto nuevo, pero el upcycling le permite adquirir mucho más valor al objeto. Un valor que con el reciclaje se estaría perdiendo o, a lo más, manteniendo.
¿Cómo se pone en práctica el upcycling?
Como evidencia Sora Yi en su estudio, upcycling es un concepto que puede ser aplicado en muchos sectores distintos –del diseño a la moda o la tecnología– y es, incluso, algo que cualquiera de nosotros ha hecho alguna vez en casa sin saber, por ejemplo, transformando un frasco de mermelada o de Nutella en un portalápices o en un macetero.
El upcycling puede ofrecer soluciones e ideas para aquellas empresas que trabajan con materiales difíciles de desechar, y que por ende tienen un alto impacto ambiental. El único límite ahí es su propia creatividad. No es coincidencia, de hecho, que detrás de muchas operaciones exitosas de upcycling esté algún diseñador creativo que ha decidido experimentar más allá de lo común.
Un buen ejemplo, volviendo al frasco de Nutella de antes, es el reloj Nutella® de Alessi diseñado por Giulio Iacchetti: esos jarritos de 800 y 950 gramos de Nutella se transforman en relojes que salen de la tapa casi como un péndulo, volviendo un envase de uso común en un objeto de diseño.
Este naturalmente no es el único ejemplo disponible. En la industria de la moda, destaca la marca española de ropa Ecoalf que se propone transformar la basura que infesta los mares –sobre todo los plásticos– en hilos de calidad para prendas y accesorios. Es un proyecto que partió en España en 2015 y que ahora sigue también en Tailandia con el objetivo doble de limpiar los mares y darles una segunda posibilidad a los desechos. Otro ejemplo es la italiana Uptitude: una start-up que reutiliza las viejas tablas de snowboard y esquís para crear marcos de lentes, manteniendo los colores y las gráficas del producto original.
En Chile, un gran ejemplo de upcycling es la marca 12na, Green-E o Telas del Futuro de la diseñadora Juana Díaz.
Hay posibilidades también en el ámbito arquitectónico: el estudio de arquitectos Lot-Ek, fundado en 1993 por Ada Tolla y Giuseppe Lignano –activo desde Nápoles y Nueva York– es conocido por haber empezado a explorar el tema del upcycling con elementos industriales e infraestructurales. Desde esa perspectiva, el upcycling se vuelve una filosofía de planificación, y es así que un contenedor de más de 12 metros de alto puede transformarse en una solución habitacional prefabricada, o en una instalación de arte.
El upcycling se presta para ser aplicado en el área tecnológica también, y marcas enormes como Samsung no se han quedado atrás. Esta última de hecho fue premiada en enero de este año por la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA) por su programa Galaxy Upcycling, con el que busca ayudar a los consumidores a actualizar el hardware y software de un viejo Galaxy para transformarlos en dispositivos diferentes, como consolas de gaming.
¿El upcycling puede ser considerado sustentable?
En términos generales, sí. Primero porque extiende la vida útil de los objetos. Segundo, porque usando materiales ya existentes permite ahorrar las emisiones de gases de efecto invernadero y la energía que normalmente sería necesaria para extraer y trabajar desde cero con materias primas nuevas.
Imagen de portada: Telas del Futuro por Juana Díaz