Después de haber hecho muchos viajes acompañada, con el tiempo me he dado cuenta de que, muchas veces, prefiero viajar sola. Siempre he sido buena para trabajar e ir ahorrando lo que voy ganando, y en algún punto no sabía en qué los invertiría, pero siempre juntaba. Hasta que un día organicé un viaje con lo que había ahorrado, no me lo cuestioné mucho y me animé. Busqué pasajes, los compré, y listo. Algunos amigos me preguntaron que por qué no les avisé para acompañarme, pero la verdad es que viajar sola era algo que siempre había querido hacer. Lo veía como una oportunidad para conocer y conocerme. No quería decirle a nadie, quería irme por mi propia cuenta.
Casi todos viajamos para despejarnos, descubrir, aprender, valorar y salir de nuestra zona de confort. Porque viajar es hacer una pausa y ver todo desde otro punto de vista, es una forma de regresar con una nueva mirada a un mismo lugar; enamorarse de paisajes y culturas, y aprender a apreciar los pequeños detalles que inconscientemente nos hacen felices y normalmente no nos damos cuenta; un espacio para sonreír repentinamente al ver algo distinto, o entristecerse al encontrarse con algo que te toca el corazón y que nunca hubieras imaginado.
Cuando viajo sola camino sin rumbo, no le temo a la soledad –en un sentido profundo–, y me enriquece el silencio. Genero una conexión conmigo misma y aprendo a disfrutar de los momentos, y a reírme de mí misma por lo que hago mal y lo que no funciona, sin culpar a nadie. Hago lo que me da la gana sin apuros o desacuerdos, yo decido qué, cómo y cuándo hacer cada cosa. Descubrir esa satisfacción me ayudó a valorar lo que he hecho para llegar a donde me encuentro.
Estamos acostumbrados a un estilo de vida definido y no permitimos grandes cambios en él, pero quizás lo que debería darnos más miedo es quedarnos toda la vida en un mismo lugar.
Ahora bien, si te animaste a viajar sola, ¡excelente! A continuación te entregaré unos consejos prácticos para tenerlos en cuenta antes, durante y después de tu viaje:
Para decidir qué destino escoger, pregúntate a ti misma, ¿qué quieres hacer realmente? Si quieres relajarte, escoge algún destino que te dé paz y tranquilidad. En mi caso, me imagino una playa, donde lo único que tenga que hacer es tomar sol, bañarme en el mar, comer y repetir. Si, por el contrario, quieres conocer sobre distintas culturas y turistear slow, comienza viendo qué cultura llama tu atención y, con tus ahorros, ver a qué continentes puedes apuntar.
Saber tus prioridades y manejar gastos. Tener claro cuáles son tus prioridades al momento de viajar te ayudará a calcular cuánto dinero llevar y destinar a cada interés. ¿Prefiero darme lujos en comer o en recorrer? ¿Alojar en un lugar más caro o destinar ese dinero para comprar? En mi caso, las prioridades van en el siguiente orden: recorrer, tours, alojamiento, comidas, compras.
Cuando ya tengas claros los puntos mencionados, averigua acerca del país. Lugares por explorar, atractivos turísticos, lo que sí o sí quieres visitar, etc. Esto podría ayudarte a saber cuánto tiempo destinar a tu viaje.
Revisa el clima que habrá los días que vas, así preparas tu maleta con la ropa correcta. No olvides zapatos cómodos y algo para abrigarte, siempre.
¡Llegó el día! Y no es necesario que imprimas todos los papeles que te llegan respecto a tu vuelo, muéstralo directamente desde tu correo. El pase de abordar llega con un código QR, así que para no gastar papel y tiempo en imprimir, muéstralo tal cual.
Cuando uno es turista en un destino caluroso, uno tiende a querer comprar mucha agua para hidratarse, ¡lo que está muy bien! Lo mejor es que no olvides tu botella reutilizable, así evitas el abuso de las botellas plásticas y ayudas a cuidar el medioambiente.
¿Cómo transportarte? Para viajar a distintas ciudades o países, yo busco la opción más económica. Muchas veces las líneas aéreas low-cost son una excelente idea cuando vas por pocos días, porque viajas solo con maleta de mano. Los trenes los dejo para cuando el paisaje vale la pena y no es muy caro. En cuanto al metro, hay ciudades en las que el metro funciona muy bien, por lo que es de las mejores opciones para recorrer día a día. Recuerda siempre consultar qué tarjeta te conviene sacar (hay algunas que duran días y pasas las veces que quieras, u otras que las vas cargando con el dinero que necesites).
Por último, cuando estés ahí y tengas ganas de algo, hazlo; tal vez no tengas otra oportunidad. Pienso que si algún día te arrepientes de algo, que sea de algo que hiciste y no de algo que quisiste hacer y no te atreviste.