“La comida no debería ser una amenaza para la sustentabilidad si no una fuente de desarrollo sustentable”
Hermanos Roca, Celler de Can Roca
Esta cita de los hermanos Roca (tres estrellas Michelin a su haber), nos instala más que una reflexión sobre la comida, nos habla de una responsabilidad que cada uno de nosotros tiene sobre la subsistencia del planeta y de los que lo habitamos.
¿Sabías que si el despilfarro de alimentos se redujera en un 50%, se podría alimentar a 1.000 millones de personas y se acabaría el hambre en el mundo? Para mí, esta es una de la cifras más escalofriantes y remecedoras que me ha tocado conocer y, al mismo tiempo, de las más motivadoras, ya que ¡me mueve a hacer algo al respecto!
Siempre he pensado que detrás de la cocina hay (o debiera haber) un sentimiento de aprovechamiento total de los alimentos. Está en nuestro instinto más esencial el utilizar al máximo los alimentos que tenemos a nuestra disposición; los primeros hombres cazaban y recolectaban sin saber cuándo tendrían esa oportunidad nuevamente. Para ellos, cuidar lo recolectado significaba sobrevivir.
Recuerdo que mi abuela siempre se las arreglaba para utilizar cada parte comestible de cualquier alimento, tanto de origen animal como vegetal. En esos tiempos existía la cultura de «COCINAR CON LO QUE HAY»; cocinar con lo que guardé, con lo que no boté, con lo que conservé. De esta manera se generaba una mayor economía y al mismo tiempo, quizás sin darse cuenta, se instalaba un nivel de CONCIENCIA sobre la importancia de ese alimento para la familia.
Pienso que la siembra, la cosecha y luego la cocina, son parte fundamental de una vida más sustentable y más consciente (para qué decir luego con el compostaje) y de la mano de esta nueva actitud frente a lo que comemos está la creatividad, el ser busquilla e ingeniárselas con los alimentos que tenemos a nuestra disposición. Se trata de conectarse con la historia, con las recetas de la abuela, con el sabor de platos olvidados como las pantrucas, los pejerreyes falsos y tantos otros de ricos sabores y aromas entrañables.
Se hace imprescindible entonces, concebir la posibilidad de cambiar nuestros hábitos de consumo alimenticio. Debemos tener presente que esto no se produce de un día para otro, es un proceso que requiere perseverancia y convencimiento: Lento, pero seguro dicen por ahí. Debemos hacer cambios concretos, de forma eficiente, para desarrollar una nueva cultura alimentaria que perdure en el tiempo. Seleccionemos a nuestros proveedores de productos orgánicos, establezcamos contacto con pequeños productores que hoy día están emprendiendo más cerca de lo que imaginamos, cocinemos para nuestra familia sin olvidar la importancia de comer sano y equilibrado y, por último, no perdamos de vista que estaremos aportando a un planeta exigido en demasía.
Claves para empezar
Compra inteligente
Una buena planificación permite comprar lo justo y evitar perder alimentos por descomposición. Aprender a comprar es donde se inicia la creación y desarrollo de nuevos hábitos.
Almacena bien y comerás bien
Una despensa bien organizada nos permite llevar un control de lo que comemos, cocinamos y guardamos. Esto es primordial para no gastar de más y utilizar todos los alimentos que tenemos a nuestra disposición.
Además nos permite ser más creativos e ingeniosos a la hora de cocinar e improvisar una comida.
Conserva para no botar
Muchas veces pasa que al no conservar bien las hojas o verduras dentro del refrigerador terminamos botando una gran cantidad de comida.
Sin miedo a las sobras
Las sobras pueden ser tu mejor aliado a la hora de ahorrar y evitar el desperdicio de alimentos. No le tengan miedo a reutilizar, la comida dura más de lo que creen, si se conserva y guarda de forma correcta.
Tips #zerowastefood
Conservar cilantro o perejil
Frasco + agua helada hasta tapar los tallos + refrigerador
*Cambiar agua una vez a la semana.
Zanahorias frescas y crujientes
Frasco + zanahorias enteras o trozadas sin pelar + agua helada hasta tapar las zanahorias por completo.
*Cambiar agua una vez a la semana.
Para evitar la pudrición
Limpiar bien el fondo de los cajones del refrigerador + humedecer 1 o 2 paños de algodón con agua fría + poner en el fondo del cajón y luego poner las verduras encima sin ningún tipo de envoltorio de plástico.
*Humedecer los paños una vez a la semana.
Palabras e imágenes por Camila Peñaloza