Activista ambiental, fundadora del movimiento The Green Belt y premio Nobel de la Paz en 2004, Wangari Maathai dedicó su vida a la lucha para salvaguardar los ecosistemas naturales en Kenia y por la emancipación femenina.
Siendo la primera mujer keniana –en particular de África centro-oriental– en obtener un doctorado en 1971 y la primera mujer africana en recibir un Nobel, Wangari Maathai fue autora de cuatro libros (Movimiento cinturón verde, Devolver la abundancia a la tierra, Con la cabeza bien alta, y The Challenge for Africa, que no ha sido traducido al español) y es protagonista del docufilm Taking Root: The Vision of Wangari Maathai, de Lisa Merton y Alan Dater.
Wangari Maathai nació en Nyeri, una localidad de Kenia, África. En ese entonces, Kenia era una colonia inglesa, donde las hijas de los campesinos Kikuyu, como Wangari, no tenían acceso a la educación básica. Un hermano de ella convenció a su madre para que la dejara asistir a las clases de la escuela del pueblo. Fue un profesor quien la recomendó para que la acepten en un colegio católico de Nyeri. En el examen de octavo básico fue la primera de su curso, lo que le permitió ser admitida al único liceo femenino de Kenia.
Después de terminar la enseñanza media, logró viajar a Estados Unidos –dato curioso: Wangari ganó la misma beca de estudio que el padre de Barack Obama– para hacer su bachillerato en el Mount St. Scholastica College, en Atchinson, Kansas, y luego titularse en biología en la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania. Terminada su especialización en 1966, fue nombrada asistente de investigación en el Departamento de Zoología de la Universidad de Nairobi, para después descubrir que su lugar había sido asignado a un hombre que seguía estudiando en Canadá y que pertenecía a la misma etnia del director de la universidad.
Sin embargo, Wangari no se dejaba desanimar por el sexismo imperante. Obtuvo la misma posición en la Universidad de Giessen en Alemania, donde terminó su tesis de doctorado.
En 1969 se casó con un aspirante político, Mwangi Mathai, con quien tendría tres hijos. Y en 1974 obtuvo otro primado: se convirtió en la primera profesora asistente en la universidad, donde ya demostraba su ímpetu por luchar contra las injusticias sociales. Organizó, de hecho, una lucha de las trabajadoras universitarias para obtener un sueldo decente, militó en la Cruz Roja y en el Consejo Nacional de Mujeres de Kenia, además de entrar en el Environmental Liaison Centre que promueve la participación de las ONGs en el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA). V
Cuando su marido es elegido para un puesto en el parlamento, Wangari lo ayuda a mantener la promesa de crear nuevos lugares de trabajo fundando Envirocare, una sociedad que plantaba árboles para la conservación.
En el Día Internacional del Ambiente de 1977, Wangari, junto a otras mujeres del Consejo nacional, plantó siete árboles en un parque fuera de la ciudad como símbolo de paz. Y así nació el movimiento The Green Belt (‘Cinturón verde’), una organización no gubernamental con comunidades indígenas de base, con base en Nairobi, Kenia. La organización aborda de manera holística el desarrollo, y se enfoca en la conservación ambiental, el desarrollo de comunidades y de capacidades. Mientras, aumentaba también la corrupción del partido único de Daniel Arap Moi, presidente de Kenia entre 1978 y 2002. Las activistas fueron golpeadas, encarceladas y amenazadas de muerte por sus acciones ambientales, pero continuaron distribuyendo semillas y enseñando a otras mujeres a cuidar viveros como forma de lucha no violenta. Fueron eventualmente protegidas por la ONU y varias ONGs extranjeras, y financiadas por la Sociedad Forestal de Noruega.
En 1985, después del tercer vértice de las Naciones Unidas sobre las Mujeres, nació el Pan-African Green Belt Network, una red creada para combatir la desertificación, sequía y hambre en 15 países africanos. Eso resultó en un cinturón verde de casi 30 millones de árboles que cruzaba el África subsahariana.
A medida que el movimiento iba creciendo y ganando popularidad, se fue transformando para incluir nuevos objetivos: lucha por la democracia, la justicia igual para todos, los derechos humanos y civiles, la libertad de expresión y más adelante la eliminación de la deuda extranjera para los países más pobres.
Se multiplicaron las campañas de difamación, los procesos y arrestos, tanto que el marido de Wangari Maathai la acusó de traición, de ser una rebelde que “ya no lograba controlar”, y ganó la demanda de divorcio. El mismo presidente Moi afirmaba que todas las activistas son mujeres peligrosas que tienen que ser convencidas de volver a sus casas. La represión era tan fuerte que levantó reclamaciones de varios gobiernos extranjeros, entre ellos de Estados Unidos, que suspendió las ayudas económicas al país.
En las elecciones de 2002 al parlamento, Maathai se presentó con la National Rainbow Coalition, para demostrar que podía haber otra manera de hacer política en su país. Ganó con el 98% en su circunscripción. En 2005, después de haber ganado el premio Nobel de la Paz el año anterior, fue nombrada presidenta del Consejo Económico, Social y Cultural de la Unión Africana y representó a África en asambleas internacionales.
Durante sus últimos años, a pesar de estar ya enferma de cáncer, Maathai fundó junto a otras activistas y ganadoras del Nobel por la Paz (Betty Williams, Mairead Corrigan, Rigoberta Menchú, Jody Williams y Shirin Ebadi) la Iniciativa de las mujeres Premio Nobel para darle visibilidad a todas esas personas que como ella tratan de hacer el mundo un lugar más vivible.
En 2009, en reconocimiento de su profundo compromiso con el medioambiente, fue nombrada Mensajera de la Paz por el Secretario General de las Naciones Unidas.
Fue tanto el impacto que Maathai logró a lo largo de su vida, que después de su fallecimiento en 2011, se realizaron ceremonias conmemorativas en Kenia, San Francisco, Nueva York y Londres.
Fuentes consultadas: The Green Belt Movement | Enciclopedia delle donne | PDE | The Nobel Prize Organization
Ilustración por Sol Paperán