Sabemos que para ser consumidores responsables es muy importante estar informados a la hora de comprar cualquier producto. A su vez, el marketing está cada vez más enfocado en etiquetar un producto como ecoamigable, verde, ético, circular, etc., pero la realidad es que el consumidor no ha estado en el lugar de producción de todo lo que compra, y por tanto no le consta de primera mano que esas declaraciones están basadas en hechos y acciones reales. Para eso existen las certificaciones, cuyo rol de agentes de verificación y monitoreo ayuda a distinguir lo que compramos o hacernos una idea de cómo fue fabricado. Esto, finalmente, sirve para que al menos sepamos lo que estamos validando al momento de comprar un producto.
En moda, existen múltiples certificaciones que garantizan que ciertos aspectos de la producción de un textil o de una prenda han sido ejecutados con responsabilidad social, ambiental o comercial. El hecho de que una marca invierta en confeccionar prendas con telas certificadas es un paso que da cuenta de sus acciones positivas en estos frentes. Desde el punto de vista del consumidor, elegir prendas que estén hechas a partir de textiles certificados aporta indirectamente a la causa. Preferir este tipo de prendas envía señales a los productores de que la apuesta por las telas certificadas vale la pena. A la larga, esto recoge las virtudes de una economía más justa en la industria.
A continuación, les dejamos algunas de las certificaciones más conocidas; por una parte, ligadas a la obtención de distintos textiles, y, por otra, acorde a las buenas prácticas dentro de las empresas.
Certificaciones para textiles
Global Organic Textile Standard
Una de las certificaciones más importantes y conocidas mundialmente es la llamada GOTS (Global Organic Textile Standard). Esta certificación garantiza que los textiles, tales como el algodón y la lana, han sido elaborados sin pesticidas ni tintes u otras sustancias químicas peligrosas. Siguiendo esta misma línea, tiene criterios medioambientales y sociales donde se prohíbe, por ejemplo, el uso de distintas sustancias dentro del proceso de fabricación de los textiles, tales como metales pesados tóxicos, formaldehído, solventes aromáticos, nanopartículas funcionales, organismos genéticamente modificados (OGM), entre otros.
¿Qué productos se pueden certificar? Fibras, hilos, telas, prendas, textiles para el hogar, colchones, productos de higiene personal, entre otros. El GOTS se contruye a partir de cuatro pilares: fibras orgánicas, criterios ecológicos y sociales, evaluación en todas las etapas de procesamiento y certificación por una tercera parte. Este estándar cubre todas las etapas productivas: manufactura, packaging, etiquetado, comercialización y distribución, y garantiza que los textiles están hechos de al menos 70% de fibras orgánicas.
OEKO-TEX® Standard 100
Otra certificación bastante utilizada es la llamada OEKO-TEX® Standard 100. Esta se enfoca en garantizar la seguridad del consumidor. Es decir, que no existan efectos negativos en la salud de los compradores debido a reacciones adversas provocadas por los tratamientos o procesos a los que se somete la materia prima o la prenda en su manufactura. Cuando una prenda recibe la certificación de Standard 100, quiere decir que todos los elementos que la componen, tales como hilos, botones, entre otros accesorios están libres de sustancias nocivas, estableciendo que esa prenda es totalmente inofensiva para la salud humana. El examen lo realiza un socio independiente de OEKO-TEX®, considerando sustancias reguladas y no reguladas que pueden ser nocivas para la salud humana.
¿Qué artículos se pueden certificar? En principio, todos los artículos textiles, desde hilos a telas o prendas terminadas. Siguiendo un sistema modular, ellos revisan cada componente e ingrediente antes de que el artículo pueda ser certificado. Por ejemplo, en una prenda de ropa sería revisado cada hilo, cierre, forro, botón, serigrafía, acabado, etc. Más de 14.000 compañías tienen artículos certificados por el Standard 100, y OEKO-TEX ofrece una base de datos para hacer la verificación online.
Textile Exchange
Para asegurar la sostenibilidad desde el origen de la materia prima hasta el producto terminado, existe Textile Exchange, un ente encargado de desarrollar y administrar distintos tipos de estándares y certificaciones. Dentro de estas hay dos que es importante destacar.
En primer lugar, está el llamado Organic Content Standard, el cual es aplicado a todo producto (que no pertenezca al ámbito alimenticio) que esté hecho entre un 95% y un 100% de materia orgánica. Se considera tanto la cadena de producción como la vida de los productores. Solo materiales de granjas certificadas son considerados para el estándar OCS. La certificación garantiza que la identidad del contenido orgánico se mantenga desde el lugar de cultivo hasta el producto final. Una de las principales industrias a la que apunta este tipo de reglamento es precisamente la del algodón orgánico.
En segundo lugar están el Recycled Claim Standard (RCS) y el Global Recycled Standard (GRS) que, como estándares de reciclaje, buscan verificar si ciertos productos incorporan dentro de su fabricación materiales reciclados, de acuerdo con la definición de reciclaje de ISO. Junto con esto, garantizan que se mantenga la identidad del material reciclado, desde el reciclador hasta el producto final (por ejemplo, una tela).
¿Cuál es la diferencia entre estos dos últimos tipos de estándares? El RCS y el GRS certifican lo mismo, excepto que el GRS es un estándar más riguroso: en el GRS, hay un mínimo de contenido reciclado (20%) y otros requerimientos del proceso que se deben cumplir (sociales, ambientales y químicos). Los químicos potencialmente nocivos no son permitidos en productos certificados por el GRS.
Cradle to Cradle Certified
Dentro del instituto Cradle to Cradle existe una certificación en particular que procura reconocer e incentivar los productos sostenibles hechos de forma circular. Para poder ser Cradle to Cradle Certified se evalúa tanto el desempeño ambiental como social de los productos, regulado por cinco categorías de sostenibilidad. Estas son:
- Salud de los materiales utilizados: Es decir, que están hechos usando químicos lo menos dañinos posible tanto para los humanos como para el entorno, mediante inventarios, evaluaciones y optimización de materiales. Si un productor cumple con este punto, puede obtener una certificación específica de salud de los materiales, llamada Material Health Certificate, como posible primer paso hacia una certificación Cradle to Cradle.
- Reutilización de materiales: A través de esto, busca eliminar el concepto de desecho, asegurando que los productos permanezcan en ciclos constantes de uso y reutilización.
- Energía renovable y gestión del carbono: Asegura que los productos fueron fabricados utilizando energía renovable, para reducir o eliminar la emisión de gases de efecto invernadero derivados de la manufactura.
- Administración del agua: El producto ayuda a que el agua sea reconocida como un recurso valioso y que las fuentes de agua estén protegidas.
- Equidad social: Esta categoría busca diseñar modelos de negocio que valoren a todas las personas y recursos naturales afectados por la manufactura de un producto.
PETA-Approved Vegan Logo
People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) es una organización –no libre de controversias– que se caracteriza por velar por los derechos de los animales y, dentro de este ámbito, se sitúa como la más grande del mundo. Dentro de PETA existe un sello que identifica a distintos productos –refiérase a ropa, calzado o accesorios– que no contengan ningún tipo de material que provenga de origen animal, es decir, que sean veganos. Se llama Approved Vegan Logo y puede ser solicitado para identificar un producto, colección o marca vegana. Hay mucha flexibilidad en la aplicación de este logo, ya que un producto puede tener este distintivo incluso cuando pertenece a una colección que también incluye productos no veganos.
Para poder adquirir este certificado las marcas deben llenar un formulario en línea y redactar una declaración de fiabilidad. Una vez aceptados por la organización, se paga una tarifa de certificación anual (variable según los ingresos anuales de la empresa) y un acuerdo.
Certificaciones de buenas prácticas
Comercio justo o fair trade
Fair trade es un término que ha cobrado fuerza en la industria de la moda en los últimos años. Este tipo de práctica y movimiento mundial busca garantizar condiciones laborales seguras y dignas, al igual que medios de subsistencia sostenibles, tanto a trabajadores como a productores. La Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO) define el comercio justo como “un sistema comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional prestando especial atención a criterios sociales y medioambientales. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores/as y trabajadores/as desfavorecidos”.
El WFTO Guarantee System (GS) evalúa la totalidad de un negocio, no solamente un producto en específico, ingrediente o cadena productiva. Incluye una evaluación de toda la estructura empresarial y modelo de negocios, sus operaciones y sus cadenas de producción.
Para ello, tienen 10 principios para especificar de qué formas las empresas certificadas en comercio justo funcionan y se comportan:
- Crea oportunidades para productores económicamente desfavorecidos
- Transparencia y rendición de cuentas
- Prácticas comerciales justas
- Pago justo
- Asegura que no hay trabajo infantil ni trabajo forzoso
- Compromiso a la no discriminación, equidad de género, empoderamiento económico de la mujer, y libertad de asociación
- Asegura buenas condiciones de trabajo
- Provee desarrollo de capacidades
- Promueve el comercio justo
- Respeta al medioambiente
La WFTO realiza verificaciones y monitoreo para asegurar que estos principios se cumplen y mantienen.
Certificación B
Otro tipo de clasificación que varias empresas están comenzando a adquirir es la Certificación B. “Sistema B es una organización sin fines de lucro que cree que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, los ciudadanos y la responsabilidad social de los negocios, todos juntos, no son suficientes para resolver los problemas sociales y ambientales actuales. Promueve a las Empresas B y otros actores económicos en América Latina, para construir una nueva economía en que el éxito y los beneficios financieros incorporan bienestar social y ambiental”.
Para lograr ser una Empresa B el negocio se debe comprometer de manera personal, institucional y legal tomando decisiones considerando el impacto que puedan generar sus acciones, tanto a nivel medioambiental como dentro de la comunidad. Todas las Empresas B miden su impacto social y ambiental, y el primer paso para certificarse es una Evaluación de Impacto B. “Además de completar esta evaluación, la empresa debe declarar la relación con industrias o prácticas controversiales o negativas”, mediante un Cuestionario de Divulgación, revisión de antecedentes, y un canal público de denuncias o reclamos. Luego, se lleva a cabo un análisis de elegibilidad. “Concluida esta primera etapa llamada Elegibilidad Inicial (también conocida como Diagnóstico), la empresa debe realizar el Pago Inicial para poder dar inicio formalmente al proceso de certificación”. Lee más del proceso completo de certificación, acá.
La idea de las Empresas B es que tomen el rol de generar un impacto socioambiental positivo, preocupándose de estar constantemente mejorando sus buenas prácticas y considerando estos aspectos en la toma de cada una de las decisiones. Una vez que se logra obtener la certificación, se paga una tarifa anual que varía según la facturación anual de la empresa. Las empresas deben actualizar su evaluación cada tres años para poder mantener a certificación B.
Emisiones cero
Existen certificaciones que regulan las emisiones cero. Las marcas de moda, particularmente, tienen el desafío de reducir sus emisiones. Esto es posible mediante algunas acciones: disminuir la descarbonización en la fase de producción, preferir utilizar materiales sostenibles y no contaminantes, establecer un diálogo más directo con los consumidores para así generar mayor conciencia en ellos acerca de lo que está ocurriendo, utilizar y fomentar el transporte bajo en carbono y empezar a generar negocios que se enfoquen en practicar e impartir una economía circular. Las marcas que estén implementando estrategias para ser carbono neutral deben cumplir con ciertas normas, como: tener un cronograma y un plan de acción, ambos declarados públicamente, para evitar y reducir los gases de efecto invernadero e implementar soluciones verificadas que contribuyan a poder compensar todas las emisiones que no se logren reducir en un corto plazo.
En moda, existen marcas que han hecho declaraciones en los últimos años sobre sus metas de sustentabilidad. Una de las grandes casas de moda que ha anunciado que busca ser carbono neutral es Gucci, por ejemplo. Desde que se propusieron traducir las emisiones restantes en acciones para la conservación de la naturaleza, han invertido en proyectos de REDD+ (reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques) que protegen ecosistemas cruciales.