Compostar es una acción que todas las personas deberíamos hacer en casa. Por muchas razones. La primera, y más importante, es que podemos reducir el nivel de residuos que generamos a diario. Éstos no se irán en una bolsa negra (o el color que quieras) directamente a un relleno sanitario, donde se genera metano (gas de efecto invernadero) por su descomposición anaeróbica. 

Hacernos cargo de nuestros residuos orgánicos en casa es todo lo contrario. Con esta acción podemos generar un importante ecosistema dentro de la compostera, lugar donde maravillosos organismos descomponedores harán de las suyas y, al cabo de un tiempo, te entregarán un exquisito abono natural para tus plantas y huerto. Un abono sin químicos y el que es capaz de regenerar el suelo más degradado. Pero esto, no es todo.

El ser parte de este proceso en casa, como también el hecho de tener tu huerto a pequeña o gran escala, te regala momentos familiares, con amigxs y vecinxs. Te invita a desarrollar el aprendizaje y la investigación para obtener un máximo resultado.

Además, trabajas con la conciencia de la composición de tu “basura” y lo que haces por el planeta, desde tu rol de ciudadanx y consumidxr. Asumirás la responsabilidad de estar a cargo de nuevas vidas; insectos nuevos -que poco a poco irás conociendo y reconociendo- y aprenderás a valorar su aporte. Cultivarás la paciencia, porque para un buen resultado deberás esperar entre cinco a seis meses, lo mismo para que dé un fruto la planta que cultivaste.

Huerto y compost están totalmente relacionados. ¿Cómo? Del segundo obtienes el abono para el primero, las sensaciones y vivencias de uno y otro son muy similares. El estar en contacto con la tierra, tocarla, observarla, respirarla, calma la ansiedad y el estrés. Puedes sentir lo bueno que nos da saliendo a tu patio o balcón, visitando un parque, subiendo un cerro u observando las olas del mar. 

Muchas personas pudieron vivir las enseñanzas del huerto durante la pandemia y sobrellevar mucho mejor este duro periodo. Incluso, fue una forma de terapia, de concentración y de estar ahí, en el presente, agradeciendo la posibilidad de tener un espacio así en casa.

Sea un huerto pequeño o grande es un buen refugio e interesante pasatiempo. Incluso aumenta la autoestima porque estarás orgullosa de cosechar tu compost, tus verduras y/o hierbas.

Te invito a que vuelvas a lo natural, dentro de tus propias posibilidades. A recordar que eres naturaleza, que somos parte de este ecosistema, esa conexión que tantas veces olvidamos con la vorágine diaria. Complementar la huerta con un compost es el círculo perfecto.

Si tienes dudas y preguntas de cómo comenzar a compostar en casa, te invito a visitar www.compostera.cl. Motivar a los más pequeños del hogar a unirse a esta forma de pensar y cultivar el mundo, puede ser un tanto complicado, por ello este libro puede darte una mano con esa importante y transcendental misión. Y si quieres ser una agente de cambio, este curso, breve y a precio justo, puede ser un primer y tremendo paso hacia la acción.