El desarrollo de nuevos materiales puede ser un componente importante para el tránsito a una moda sostenible.
Estudios nos han mostrado con evidencia que parte de los efectos ambientales del sobreconsumo de prendas, confeccionadas en su mayoría por fibras sintéticas en su totalidad o como mezcla con otras fibras naturales, tiene repercusiones directas en nuestros océanos.
Según Boucher y Friot (2017) se estima que cerca del 34,8% de microplásticos en los océanos proviene de fibras textiles sintéticas como el poliéster. Esto debido a que en cada lavado se desprenden microplásticos, partículas de un tamaño tan pequeño que son capaces de pasar por los filtros de las lavadoras y llegan como aguas residuales a los cuerpos de agua naturales. Esto sucede tanto del proceso industrial como del lavado doméstico.
El sobreconsumo global y los deficientes instrumentos de gestión de residuos textiles, ha configurado un escenario difícil para Chile, convirtiéndolo en uno más de los vertederos de ropa de la industria a nivel global. Son miles de toneladas de ropa que hoy se encuentran tiradas en zonas de Alto Hospicio, transformando estas localidades en un verdadero desierto de ropa.
¿Cuál es el problema con ésto? Fibras textiles de difícil degradación que se acumulan en nuestro territorio, generando efectos tóxicos para las poblaciones aledañas y capas subterráneas.
Iniciativas de nuevos materiales son importantes para darle nuevas direcciones y perspectivas del cómo deben operar las cadenas de suministros de textiles en la industria de la moda. Esto siempre y cuando su proceso de extracción u obtención de materias primas sea responsable en un sentido socioambiental, tal como nos ha comentado en profundidad Alejandro Weiss, parte del equipo del Laboratorio de Biomateriales de Valdivia LABVA.
Ahora bien, no es tan solo importante el cómo se extraen estas nuevas materialidades, sino que también el cómo se producen. Uno de los impactos de los procesos de producción de tela es el uso de químicos (por ejemplo, para los procesos de teñido) y la exposición a reacciones químicas nocivas para las personas que trabajan en las industrias de la producción de fibras. Dada la relevancia de saber esta información es que, desde el año 2019, Fashion Revolution ha promovido el preguntar a las marcas #QuéHayEnMiRopa y #QuiénHizoMisTelas, dando mayor luz a esta problemática.
“Close the loop”: circularidad de principio a fin
Como ya sabemos, y repetimos constantemente, la sostenibilidad no puede considerar sólo la producción de un producto y detenerse al momento de la venta. Necesitamos materiales que logren tener el menor impacto negativo en el ambiente desde el momento que son diseñados hasta que son descartados, o incluso —y aún mejor— que estos también puedan valorizarse y unirse a modelos de economía circular que —valga la redundancia— hagan circular los recursos.
Es conocido que materiales, en otras industrias, que dicen ser biodegradables solo terminan fragmentándose y se mantienen en el ambiente por años. O aquellos que dicen ser compostables, pero que lo son bajo condiciones industriales a las que las prendas nunca ingresan. Por lo tanto, ambas características pierden eficacia, ya que el producto sigue existiendo por años y años en el ambiente, lo cual puede ser perjudicial para los suelos, especies y organismos.
En un sentido biológico, es importante considerar los riesgos biológicos asociados a la conservación de biodiversidad a los que podemos enfrentarnos al producir materiales a partir de organismos como hongos, bacterias o residuos vegetales. ¿Qué tipo de especies se están escogiendo? ¿Pueden afectar especies de otros territorios, considerando que la industria de la moda se mueve y distribuye globalmente?.
Desde el lado productivo, es relevante plantearnos: ¿cómo las familias productoras de fibras textiles pueden adaptarse a la producción de estos nuevos textiles? ¿existen incentivos y acuerdos para que con cierta certeza den paso a nuevos cultivos? Producir de forma orgánica y/o regenerativa es un proceso de adaptación difícil, y que implica una serie de recursos tecnológicos y económicos que implican una inversión, que posteriormente se les hace difícil de competir económicamente con el mercado tradicional, como por ejemplo, el algodón tradicional.
Oferta en Chile y el mundo de biomateriales
El desarrollo de nuevos materiales también se está llevando a cabo en Chile. Las investigaciones del Laboratorio de biomateriales de Valdivia “Labva” son un buen ejemplo de cómo desarrollar materiales con recursos del territorio en su paleta biomaterial.
Desde el terreno universitario, el Laboratorio de Biofabricación FADEU UC ha hecho grandes contribuciones con su manual de biofabricación con micelio, el cual ha dando paso a un documento de libre acceso, donde se entiende que la ciencia abierta y la disponibilidad de información son un fuerte motor de innovación.
Desde el emprendimiento, encontramos proyectos como Patagonfiber que investiga el desarrollo de un textil a base de paja; y Manifiesto que desde el biodiseño busca nuevas posibilidades materiales para el desarrollo sostenible, valorizando residuos industriales como las cáscaras de maní.
Es importante destacar la labor que realizan proyectos que se están haciendo cargo del desecho textil para ingresarlo de nuevo al mercado. Hablamos de empresas como Ecocitex, con sus hilado y Ecofibra con sus paneles aislantes, ambos hechos a partir de residuos textiles.
Textiles de empresas internacionales como Piñatex, Desserto (Cactus), AppleSkin (Apple Leather / cuero de manzana), Fine Mycelium (de MycoWorks – cuero a base de micelio) y Mylo (micelio-hongos) son parte de la nueva era de materiales, y un aporte en el compromiso de la acción climática en la industria de la moda. De hecho, este último, fue presentado por StellaMcCartney dentro de la semana de la COP 26 en 2021.
El pasado mes de junio, se llevó a cabo el Future Fabrics Expo en Londres donde —sin exagerar— decenas de nuevos materiales fueron presentados, luego de pasar una selección que permitía comprender de una forma holística la procedencia, los impactos de su producción y el descarte. Una de las reflexiones claves del encuentro fue entender el diseño en colaboración con la naturaleza.
Según Parley for Oceans, agrupación comprometida con una revolución material, necesitamos materiales que no se basen en la economía de la explotación, sino en la visión de un impacto positivo. Por otro lado, Sandrine Dixon-Decleve, experta en política medioambiental europea, es explícita en decir que “debemos tener absolutamente en cuenta que tenemos cuatro sistemas diferentes para observar: el sistema social, el sistema económico, el sistema político y los bienes comunes globales, juntos. Porque la interrelación entre la pobreza, la desigualdad, el empoderamiento y la pérdida y destrucción de los bosques, el uso de nuestra tierra, la forma en que nos relacionamos con nuestra economía, es fundamental”.
Para asociar estos nuevos materiales con un sello de sostenibilidad, necesitamos que sus procesos sean medidos, trazados y transparentados. El biodiseño nos permite un desarrollo transdisciplinario entre las artes, ciencias, diseño, ingeniería, arquitectura, entre otras; y los biomateriales pueden ayudarnos en el tránsito a una moda sostenible, siempre y cuando se desarrollen de forma crítica y su uso no sea indiscriminado (ya pasó con el plástico y las fibras sintéticas que su uso indiscriminado y consumo ha terminado toneladas de contaminación) y que consideren cuál es el impacto socioambiental que tienen.
Desde Fashion Revolution se considera que la transición a una moda sostenible está constituida por la evaluación de la cadena de suministros y el consumo crítico/responsable. La revolución de la moda es posible sumando esfuerzos de las empresas, los gobiernos y la ciudadanía. En este sentido, una nueva cultura material y los nuevos textiles, si se evalúan de forma holística, pueden ser una vía más de acción hacia una moda más respetuosa, consciente y alineada con nuestra realidad natural y social.
Para continuar indagando… En el marco del desarrollo de una nueva cultura material en Latinoamérica este 23 y 24 de Agosto se realizará el evento “Biopolimérica” en Guadalajara, México; donde LABVA y Biofab UC desde Chile se unirán junto a Radial , en una muestra que busca presentar metodologías biomateriales desde Latinoamérica. Un paso necesario para comprender cómo los nuevos materiales se pueden concebir desde nuestros territorios. |
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