A pesar del paso de los años, la realidad de miles de mujeres que trabajan dentro del mundo de la confección no ha tenido cambios significativos, y los países en vías de desarrollo siguen siendo los más afectados.
Así también lo consigna un estudio publicado en 2022 por la Universidad de Aberdeen, donde se denuncia que las trabajadoras de fábricas textiles de países como Bangladesh, India o Marruecos continúan trabajando jornadas de hasta 12 horas diarias, por un sueldo aproximado de 3 dólares por turno, situación que empeoró luego de la pandemia.
Hoy, ad portas de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se hace necesario seguir hablando del escenario que existe detrás de la industria de la moda. Acompañamos a leer esta recopilación de artículos Franca. y continuar abriendo diálogos sobre moda sostenible y su relación con el feminismo.
¿Qué relación tiene la industria de la moda con la conmemoración del #8M?
“La industria de la moda y textil puede ser una tremenda herramienta de empoderamiento para las mujeres, en lugar de un espacio de explotación”.
Pilar Uribe, periodista y ex editora Franca.
Como señala la Organización Internacional del Trabajo, el #8M conmemora la manifestación del 8 de marzo de 1857 en New York, donde miles de trabajadoras de la industria textil marcharon para protestar por las malas condiciones laborales que vivían a diario.
Años después, el incendio de la fábrica de blusas Triangle Shirtwaist de Nueva York, marcó la conmemoración moderna de este día, al dejar 146 trabajadores sin vida siendo en su gran mayoría mujeres jóvenes, judías e italianas. Desde ese momento, y en memoria de lo sucedido se consagró el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
¿Por qué el color morado es el color del feminismo? Hay varias teorías, pero una apunta al incendio de la fábrica de Triangle, donde registros de la época señalan que el humo que salía del edificio era de color morado debido a los tejidos, textiles y materialidades que se usaban en la confección de camisas.
La moda como arma de protesta: ¿Cuáles son esas vestimentas que se convirtieron en símbolos de lucha?
La moda en sí misma representa una expresión, tanto individual como colectiva, que ha permitido resignificar el simple acto de utilizar una prenda en activismo político. A continuación te contamos tres prendas usadas por mujeres que han sido iconos de cambios sociales.
Blanco-Violeta y Verde: El 3 de marzo de 1913, un día antes de que Woodrow Wilson asumiera la presidencia de los Estados Unidos, más de cinco mil mujeres salieron a marchar a las calles de Washington D.C para exigir la creación de un enmienda constitucional que les otorgara derecho a voto.
La protesta fue conocida como la “Woman Suffrage Procession» (Procesión del Sufragio Femenino), donde una de sus herramientas propagandistas fue crear un código de colores conformado por el verde (green), el blanco (white) y el violeta (violet), cuyas iniciales coinciden con GWV, “Give Women Votes” (denle el voto a las mujeres).
Estos colores fueron elegidos por sus significados: el verde simboliza la esperanza, el violeta la libertad y dignidad y, el blanco representa la unidad del colectivo, independiente de estatus socio-económicos que lo conformaban.
Adicionalmente, el Movimiento por el Sufragio Femenino, dejó de lado los vestidos pomposos y corsés victorianos, para reemplazarlos por prendas más holgadas como las faldas anchas y trajes a medida, dando paso a una nueva era para las mujeres de la época.
El negro en los Golden Globes: En la famosa premiación hollywoodense de los Globos de Oro 2018, todas las mujeres que asistieron se vistieron completamente de negro para protestar en contra de las agresiones sexuales y la falta general de justicia para las sobrevivientes.
El llamado a utilizar este color provino del grupo Time`s UP, colectividad conformada por 300 actrices y otros miembros del entretenimiento femenino, luego de las acusaciones de agresión y violación contra el ex productor de cine Harvey Weinstein y otros altos ejecutivos de la industria.
Feminismo y sustentabilidad: Opinión por Carola Moya.
“La moda y cómo la usamos es una declaración de principios. Cuando compramos, financiamos la forma en que las marcas producen y venden. Es por esto que al comprar una prenda realizamos un acto político, igual que al salir a marchar.”
Carola Moya, activista. CEO de Santiago Slow y presidenta fundadora de AdC Circular.
Muchas veces nos cuesta relacionar la sustentabilidad con la perspectiva de género, pero tenemos que saber que es imposible avalar sus principios sin apoyar el feminismo ya que ambos persiguen lo mismo.
En el caso de la moda sostenible es fundamental no solo cumplir con el uso de materiales y procesos amigables con el medio ambiente, sino también con otras prácticas éticas, como la publicidad no sexista, comercio justo y buenas prácticas laborales para trabajadoras y trabajadores del rubro.
Si bien el uso de materias primas orgánicas favorece a las personas que elaboran las prendas al no exponerlas a agroquímicos tóxicos que las afectan gravemente a nivel hormonal, esto no significa que se produzcan bajo buenas prácticas laborales.
En cuanto al comercio justo, éste no sólo implica un pago justo, sino prácticas laborales con enfoque de género, donde se asegure a las mujeres cosas básicas, como contar con baños seguros.
La moda es una herramienta para expresarnos, liberarnos y empoderarnos. Por ello, esta no debe ser un instrumento opresor; ni en cómo se produce a costa de mano de obra esclava, ni en la manera en que se vende y promociona, perpetuando roles y estereotipos.
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