Ya estamos en pleno invierno en Chile y poco queda del otoño. En los bosques las temperaturas han cambiado, y la gran temporada de setas y callampas espera su siguiente momento —algunas en primavera, otras hasta el siguiente otoño— para salir a superficie. Durante el Primer Festival Reino Fungi en el mes de mayo, hablamos brevemente de la biodiversidad de hongos existentes, y la necesidad de estudiarlos, conservarlos y celebrarlos.
Dicha actividad contó con un carnaval temático que reunió a cientos de familias, pasando por charlas, documentales, divulgación de proyectos, emprendimientos y hasta salidas a terreno inmersas en la temática de los hongos.
El acercamiento a estos organismos me dejó varias reflexiones, las cuales se complementaron con un viaje a Valdivia donde pude encontrarme con la biodiversidad presente en la selva Valdiviana.
Reuniendo notas de viaje, cuñas y entrevistas, en el siguiente artículo compartiré los pensamientos de diferentes personas vinculadas de alguna u otra manera a los hongos, sus apreciaciones sobre la ciencia ciudadana y hacia dónde nos lleva el reino fungi.
¿Qué es el micelio, y cómo conectarnos con su importancia?
Sí, el otoño es época de setas, debido a que se dan las condiciones ambientales óptimas para ver fructificar una parte del hongo. El resto del año es trabajo del micelio, estructura del hongo compuesta por una red de filamentos celulares que están bajo la superficie o dentro de un tronco, encargándose de degradar la madera y de generar una red completa de traspaso de nutrientes bajo la tierra.
Es este micelio el que frente a un cambio de humedad, puede dar inicio al desarrollo de las estructuras macroscópicas, las cuales salen a la superficie y conocemos comúnmente como “setas y/o callampas”. Estas últimas pueden ser de muchas formas (paraguas, lentejas, canastos, formas similares a un coral, entre otras) y observar sus colores simplemente asombra.
Parte de las funciones de estas estructuras macroscópicas es contener y dispersar las esporas, que son el componente reproductivo de estos organismos. Estructuras exitosas que logran asentarse y perpetuar la existencia de los hongos en el planeta. Si tenemos hongos en nuestro planeta, existe un futuro para éste.
Conectarnos desde la inspiración que provoca la funga
Si se trata de (bio)inspirarnos, el micelio es una parte del hongo que nos ayuda a analizar la naturaleza desde otra perspectiva. Conocer y contemplar los ciclos de estos organismos es una buena forma de devolver la capacidad de asombro a las personas, y conectar lazos con la naturaleza. Por otro lado, surge un espacio de estudio científico tanto para la conservación de estos ecosistemas, como para el desarrollo de nueva tecnología y aplicaciones en las industrias de los alimentos, cosmética, textiles, biorremediación, entre otros.
Según Nélida Phol, doctora en ecología, máster en comunicación científica y directora de comunicaciones del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), es importante aterrizar que la ciencia no resolverá todo y no podemos esperar que los aportes que haga sean en el corto plazo. “Es posible que nos ayude, siempre cuando la comunicación de la ciencia nos muestre un poco a dónde nos está llevando la vida que tenemos, vida industrial a la que también ha contribuido la ciencia y la tecnología, osea es parte del problema y también puede ser parte de la solución”, afirma Phol.
Es aquí donde acercarnos a los ambientes naturales, mediante la comunicación científica, puede ser una vía para vincularnos con respeto con el medio natural, siempre que sea bajo un análisis crítico.
“La ciencia es maravillosa, pero también no va resolver todo, no vamos a solucionar el cambio climático pasado mañana, creo que eso es un profundo error del ego humano. pensar que somos quienes generamos un tremendo problema, y también somos capaces [desde la] ciencia de solucionarlo porque somos capaces de todo, eso jamás debería ser parte del mensaje”.
Conectar desde el arte textil
Las alternativas para conectar con el medio natural pueden venir desde diversas áreas y culturas. Por ejemplo, el arte científico es una excelente vía para acercarnos, de forma transversal, y descubrir otros organismos que interactúan con nuestra existencia de forma, muchas veces, silenciosa.
La artista textil Karen Shmeisser en su exposición “microbosque bordado” reúne diferentes especies de hongos, bordados de forma tridimensional y conectados entre sí por hilos simulando las redes de micelio bajo la superficie.
Si bien su obra no parte desde un proyecto educativo, sino de la experimentación artística, es interesante resaltar el cómo llega a un resultado en que las personas se sienten atraídas para que esto se transforme en un primer acercamiento a estos organismos.
“[esta muestra] abre los ojos para ver otros mundos que tal vez sin haberlos vistos en este medio, no habrían podido siquiera percibir fuera en la realidad. Siento que tiene una unión súper orgánica el arte con la conservación, con la ciencia; sobre todo con los oficios manuales porque tienen un componente muy humano […] sobre todo los oficios ligados a lo textil siempre se sienten cercanos, como algo que yo también podría hacer y esa es una vía super linda para que sientan esa cercanía con lo que el textil está representando”, comenta la artista.
“para mi la mejor forma de ver la exposición es desde el suelo, porque ahí se ve toda la topografía que se va armando y eso también es lo que hay que hacer cuando se sale al bosque. Esta obra puede ser un primer acercamiento a un ejercicio para que después las personas lo hagan afuera”.
Karen Shmeisser, artista textil y creadora de Ay Palomay.
Conectar desde el turismo, la observación y la ilustración
La periodista, comunicadora científica y realizadora de turismo local en la región de Aysén, Dinelly Soto, durante una de sus charlas, alude a la importancia de realizar ciencia ciudadana como un formato de turismo alejado del relato convencional. De hecho, Dinelly relata que ha vivido toda su vida en el bosque, creció junto a él y aprendió gracias a su familia a respetar, querer y cuidar el entorno natural.
“Siempre estuvieron los honguitos como algo prohibido, algo que había que solamente observar de lejos. Crecí y mi interés por ellos también. Gracias a un proyecto regional me pude dedicar totalmente a ellos, hasta hoy en día”.
En términos de su labor como comunicadora científica y practicante de la Filosofía Ambiental de Campo (FILAC) —donde la investigación interdisciplinaria se complementa con guía ecológica y la composición de metáforas con un relato simple— comenta que “comunicar ciencia siempre será un desafío, pero también una necesidad. Si bien es cierto que los recursos escasean en estos temas, existen otras oportunidades, como redes sociales, charlas, talleres y festivales donde poder comunicar y aprender en conjunto. El gran desafío es ver a los bosques, hongos y otros organismos no como recursos, sino como organismos claves en la salud de los bosques. Los hongos no sólo se comen, son alimento, biomaterial, biorremediación y también, medicina”.
Desde la región de Aysén, Dinelly Soto realiza ciencia ciudadana en terreno, en el bosque, es recolectora de hongos comestibles. Además de ser una importante contribuidora a la identificación de hongos en nuestro territorio y creadora de narrativas que llevará a cabo en su nuevo libro ilustrado “Guía Animada del Reino Fungi. Algunas cosas que deberías saber”.
“Siempre he sentido que es clave ser multidisciplinario y combinar distintas disciplinas y oficios. Acá es un acercamiento a este Reino con distintos datos claves para conocerlos, cuenta con el apoyo y revisión del destacado micólogo y taxónomo Pablo Sandoval Leuva y las ilustraciones de Pamela Ciudad. Es un punto de partida con buena información y cariño. Se dirige a niños y no tan niños, o sea los que seguimos jugando y queriendo aprender. Es para adultos que quieran leer a sus niñas y niños, a sus vecinos, contagiándonos con las ilustraciones y datos”.
Tal como menciona Dinelly, es importante destacar que todas las iniciativas presentadas en esta nota tienen un componente esencial, la colaboración y el trabajo de líderes mujeres asociadas a la divulgación y comunicación de ciencia y arte desde sus diferentes campos de acción.
Conservación, una necesidad
A lo largo de la historia, inicialmente los hongos fueron asociados a las plantas y su reino, a pesar de que no realizan fotosíntesis. No es hasta 1969 que la comunidad científica reconoció a los hongos como un reino aparte. Giulana Furci, micóloga chilena reconocida este año por National Geographic y miembra de SPUN prefiere utilizar el término “queendom” cuando se habla del “reino” fungi.
La revista científica “Science” recientemente ha publicado un artículo donde repasa la labor que está realizando la Sociedad para la Protección de Redes Subterráneas (SPUN) en Chile, en su estudio sobre las dinámicas de los hongos micorrízicos y el vínculo que realizan con las plantas. Su misión como “miconautas” es saber qué hongos habitan en el territorio, y cómo éstos sustentan el complejo conjunto de flora.
Desde la organización, reconocen la importancia de generar investigación para conocer el entorno y a estos organismos los cuales son un soporte vital en los bosques, ya que lamentablemente en la actualidad están ausentes en las agendas climáticas y de conservación.
Las diferentes iniciativas que se realizan en Chile, dejan ver el fuerte compromiso e interés que existe en observar, conservar y entender este reino o queendom. Sin duda, el Festival Reino Fungi marcó un punto de encuentro importante en la zona austral de Chile. “Estamos seguros de que este micelio seguirá creciendo y confiamos en que este primer Festival Reino Fungi de Pucón fue soplado por un viento fuerte y sus esporas se esparcieron para brotar en una próxima versión. Nosotros seguiremos pulsando y convocando a quienes vibran por la funga, para caminar los bosques buscándola, para compartir descubrimientos, concientizar y celebrar. ¡Hay tanto todavía por descubrir!”, manifiesta Javiera Epple productora y organizadora del festival.
En otras regiones podemos encontrar el Fungifest de Valdivia (@fungifest ) y el Funga Festival Temuco (@casanave). Si te gusta o quieres adentrarte en el reino fungi, te invito a seguir estas cuentas y programar la próxima temporada de setas para vivir a fondo estas experiencias. Además, puedes seguir la labor de organizaciones y proyectos como @micofiloschile (https://www.micofilos.cl/) @hongosdechiloe@fungitivo@museodelhongo@fundacionfungi (@fungifoundation) para no solo conocer, sino reconocer las especies y apoyar su conservación.
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