¿Cómo a una amante del otoño y las temperaturas frías, cómo me puede gustar tanto diciembre siendo que implica la llegada del verano? La respuesta a esta contrariedad es muy sencilla: la Navidad, tiene todo que ver!
Desde que tengo memoria disfruto con las decoraciones típicas de esta festividad. Me entusiasma pensar en un menú especial, y amo los aromas a canela y clavo de olor que están prácticamente patentados para esta fecha.
Y sí, confieso que también me gusta dar y recibir regalos. Hace varios años tengo la tradición autoimpuesta de dejar listo este ítem durante octubre y así evitar entrar a un centro comercial en noviembre y diciembre. Puede que suene exagerado, pero para mí esa medida me libera de caer en el clásico consumo disfrazado de ofertas y descuentos, además, me permite finalizar el año en calma, sin el estrés que me generan las aglomeraciones.
Los últimos años he intentado poner en práctica el consumo consciente, es decir, escoger productos y servicios teniendo en cuenta su impacto socioambiental. Mi transición hacia una vida slow y minimalista ha llevado a reconectar con lo esencial detrás del acto de regalar. Como definición, este verbo significa “dar [a una persona] una cosa como muestra de afecto o consideración” ¿y si reemplazamos “cosa” por “experiencia”?
Creo que la crisis sanitaria nos ha reafirmado que el presente es lo único que tenemos seguro, y el tiempo es indudablemente lo más valioso que poseemos. Bajo este contexto, me hace mucho sentido lo que postula Richard Wiseman en su libro 59 segundos: «los objetos empiezan a perder su novedad en cuanto los sacamos de la caja, pero las experiencias (como viajes y cenas), mejoran en nuestro recuerdo con el tiempo: olvidamos los pequeños contratiempos y nos quedamos con lo mejor”.
5 IDEAS o EXPERIENCIAS QUE PUEDES REGALAR O COMPARTIR
Fuera de este autor, el mundo de la psicología ha comprobado que el ser humano se siente más feliz al recibir regalos que les permitan vivir una experiencia, porque además de dejar huellas, crean puentes a través del tiempo que los conecta con la persona que se los regaló.
Si te animas, te dejo algunas ideas de regalos para esta Navidad (o cualquier otra ocasión especial) pero por sobre todo, te invito a desenmascararte de la idea de que regalar implica consumir.
- Excursiones: ¿Qué tal una mañana recorriendo el Parque Metropolitano? Te aseguro que tu ciudad o sus alrededores tienen más de un secreto natural para descubrir. Asegúrate de llevar todo lo necesario para la caminata, como protector solar y agua.
- DIY: Hacer algo con tus propias manos refleja tiempo y dedicación, puede ser un exfoliante en base a borra de café, o crear una Playlist con las canciones favoritas de la persona que recibirá el regalo.
- Aporta a una buena causa: ¿Tienes una amiga amante de los animales? De seguro estará feliz cuando reciba de regalo tu compromiso a ser hogar temporal o un comprobante de donación a una fundación de rescate animal. Piensa en esas causas por las que tus amistades o familiares se sienten apasionados hablando y regálales la posibilidad de ser parte de la solución.
- Día de Spa: Puedes regalar una gift card o ser tú quien brinde un masaje o rutina de skin care.
- Cursos: Si ese ser querido ama las manualidades sorpréndelo con una inscripción a un taller de bordados, macramé, si ama la cocina entonces un curso para conocer nuevas preparaciones o si siempre ha querido tocar un instrumento ¡esta navidad puede ser el momento de hacerlo!
Cuéntanos qué experiencias regalarías o compartirías estas fechas de fin de año. ¡Te leemos!