Investigar y crear desde una belleza periférica

por | Sep 21, 2021

La filosofía y construcción detrás de la marca chilena de cosmética natural Paihuen.

¿Existe algo más periférico en nuestra propia humanidad que la piel? Yo creo que no. La piel es la máxima prolongación de nuestra sensorialidad y sistema nervioso. Lo más íntimo, intrincado y profundo de nuestro ser. Y al mismo tiempo, nuestro límite y contacto con todo lo de afuera, todo lo que no nos es propio, pero nos permea y construye. La piel pulsa en las periferias, como reflejo de lo central.

Cuando dimos paso al renacimiento de Paihuen, como marca de cosmética natural desde la investigación científica para la piel, lo pensamos e implementamos desde y para la periferia del hipercentralismo chileno. De hecho esta reflexión en retrospectiva, de cómo nació y ha seguido la marca, lo hago desde una geografía periférica a la urbe (más bien micro urbe) y en una habitación periférica al corazón de la casa, la cocina.

Quizás, desde un inicio, la periferia nos era propia. Enfocarnos en la creación de una propuesta nacional para el cuidado de la piel, que involucra los múltiples talentos del territorio periférico y del equipo de personas periféricas que dieron vida a Paihuen SpA, nos era natural. Como también ha terminado siendo natural el desarrollo de ingredientes, productos y cambios de estilo de vida para el cuidado de la piel a partir de flora arvense (maleza), nativa e isotipos locales de y desde el sur de Chile, transitando desde 2016 formalmente un camino “periférico” a la belleza que #avanzaalonatural.

Para apreciar la belleza, entendimos que debemos dar tres pasos hacia atrás del objeto de observación. Si nos acercamos demasiado, perdemos el foco de la inmensidad… Que el árbol no te impida contemplar la majestuosidad del bosque.

La belleza de la molécula

Paihuen nace del impulso personal. El cual, con los años y mucha entrega,se ha transformado en un fenómeno colectivo. Como una planta que crea las condiciones para que todo un bosque se desarrolle a su alrededor. Esas plantas se conocen como pioneras y —aunque me cueste mucho hablar en primera persona— yo fui la pionera de este impulso.

Los primeros pasos de Paihuen surgen desde la elaboración de ingredientes y formulaciones cosméticas caseras, las que buscaban ser una respuesta autogestionada a un descubrimiento brutal.

Un día, mientras desarrollaba mi pasión por las moléculas orgánicas y estudiaba a diario sobre COPs (compuestos orgánicos persistentes), leyendo el etiquetado de los productos cosméticos —sentada en la taza del baño, actividad placentera que cultivo desde mi infancia— descubrí que, ¡sorpresa!, uno de los ingredientes de mi shampoo era justamente uno de los compuestos tóxicos que yo estaba estudiando, con la esperanza de encontrar una bacteria fantástica que lo pudiese “comer» y metabolizar para descontaminar el planeta. Como estaba sentada, no me caí, pero eso dio paso a que me sumergiera en el estudio de moléculas sintéticas usadas en cosmética.

Me enfoqué en comprender sus análogos naturales y los mecanismos moleculares que disparaban una cadena de reacciones bioquímicas, y cómo desde el acto de cuidarnos, embellecernos y asearnos podíamos influir positiva o negativamente en nuestro estado de equilibrio.

Como siempre el estudio, da inicio a las pruebas. Ensayé múltiples mecanismos de extracción o conducción, de material vegetal y mineral, para la obtención de ingredientes dermato funcionales de origen natural, en el propio living de mi casa.

Recuerdo perfecto que la frase que mas repetia en mi cabeza durante ese tiempo era “Todos somos C-H-O-N-P-S y algo más*, y que en el misterioso y sabio mundo molecular —y  sus bellas y equilibradas conformaciones físicas— encontraría la respuesta que necesitábamos para transformar las rutinas de piel de cada humano.

*C-H-O-N-P-S: carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, azufre

La vida, llama vida

Después de un poco más de un año de estudio y pruebas, ya no estaba sola. En 2015 ya habíamos creado 12 productos skincare que tenían buena recepción entre usuarias, y yo personalmente dedicaba más y más horas a sistematizar las observaciones de campo y al estudio etnobotánico.

A la par del desarrollo de Paihuen, la frase: “Chile punto caliente de la biodiversidad mundial, es también punto caliente del uso de esa biodiversidad como medicina y alimento«, me hacía cada vez más reflexionar; ambas características, amenazadas por el avance voraz de la cultura material, eran urgentes de investigar, ya que para dar a conocer, cuidar y revitalizar, era necesario impulsar una cultura del “estar bien, de estar en paz” con nosotros mismos, nuestros pares y ecosistema, para sobre todo preservar la belleza de la naturaleza y también de la cultura local.

Dado esto, junto al equipo, nos propusimos investigar y desarrollar ingredientes cosméticos con una triple corporalidad: el cuerpo del saber tradicional sobre usos y preparados, el cuerpo del saber ecológico y botánico y el cuerpo del saber fito y bioquímico.

La decisión más desafiante fue hacerlo desde la periferia, instalarse lejos de la zona de confort científica. Desde Puerto Montt, décima región de Chile, partimos con gran parte de las pruebas de laboratorio. Desde un espacio donde solo se hablaba de salmones, nosotros queríamos hablar de nuestra flora, de cosmética natural y local y todo su potencial.

Avanzamos, soñamos, creamos y ¡sí! obtuvimos resultados. Un preservante de Aristotelia chilensis, un humectante y regenerador de Geranium Core-Core, un agente limpiador de Manzana Limona y un antiinflamatorio de Fumaria capreolata fueron parte de la primera cosecha.

La belleza de alguien o algo está dada justamente por la imperfección por esa asimetría entre un lado y otro, que junto a esas polaridades construyen un equilibrio armónico. Foto: www.paihuen.co

El hacer ciencia y crear en Chile

Emprender en Chile, sobre todo desde la periferia: territorial, desde el sur-sur; social, sin contactos o influencias; y cultural, con un equipo que exudaba un delicioso dejó pueblerino, emprendimos desde la ciencia. Emprendimos desde la periferia de la «industria cosmética». Todo eso es aprender. Desde un nuevo estado de equilibrio interno y social. 

Entre el 2016 y 2018 podríamos decir que aprendimos de todo, porque nos pasó de todo. Juicios de grandes transnacionales por patentes y nombre, pérdida de colaboradores, experimentos congelados o perdidos, múltiples errores y un enorme etc… Es bello aprender, aunque en el momento no seamos capaces de verlo. La belleza es un estado de transformación que nos lleva siempre a un estado nuevo y superior, nunca al inicial, y eso periférico se transforma en central, en local. 

La pandemia nos encontró en un estado de calma, propio de muchos fracasos vividos, como equipo emprendedor que somos. Como vamos lento y desde el sur, no perdemos nuestro tiempo y no tenemos miedo de esperar. Sabemos que debemos esperar todas las estaciones para dar frutos, y si un año se pierde la cosecha el próximo se recuperará. Estamos saliendo de ésta, con el “cuero firme”, gracias a la colaboración y al apoyo de todas y todos los que han avanzado hacia un consumo más consciente, local y haciéndose la pregunta… ¿quién hizo y cómo están hechos mis cosméticos?

El mundo está avanzado, aunque aún no falte mucho por #avanzaalonatural Muchos días nos asusta el “apetito material”, el cual pasa de hiper-consumir plásticos a hiper-consumir plantas, funga y mineral. Cada día confirmamos nuestra posición inicial, avanzar en este camino hacia la belleza debemos dar un gran salto y decir fuerte NO BASTA CON SUSTITUIR, es necesario minimizar y simplificar todo lo superfluo, retroceder tres pasos y ver la belleza desde la periferia.

Conoce los productos de cósmetica natural Paihuen www.paihuen.co

Cofundadora de Paihuen.co [@paihuen.co], bioquímica de orientación antroposófica e investigadora etnobotánica, con 7 años en el desarrollo de ingredientes y productos skincare. Como defensora de la piel al natural, quiero acompañar tu transición que #avanzaalonatural, y devolverte el poder sobre su cuidado. @mariaj.romerosilva

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