La industria de la moda no solo debe abordar la crisis climática, sino también responder a las miles de personas desplazadas a raíz de ésta. Esta serie de artículos, titulada «Migración y Ropa: El Papel de la Ropa en la Ruta Migratoria» busca explorar un territorio poco documentado. La periodista, consultora e investigadora María Pilar Uribe, parte de nuestra comunidad Franca. desde 2020, invita a migrantes, refugiados y desplazados a compartir sus testimonios enviando un correo a [email protected]. |
Quienes trabajamos en el sector de la moda y sostenibilidad tenemos una tarea constante: leer informes. Tarea no menor considerando que se publican más de 1.200 informes de sostenibilidad anualmente, según las estadísticas entregadas por el «State of Fashion 2023» de la consultora McKinsey & Company, el «Global Fashion Sustainability Report 2023» de Fashion Revolution y el «Sustainability in Fashion Report 2023» de la consultora Deloitte.
Éstos son publicados por marcas como Inditex, H&M, Nike, Adidas, empresas de innovación, consultoras como Deloitte, PwC y McKinsey & Company, quienes desafortunadamente el mes pasado —y en pleno desarrollo de la COP28— nos dieron un tremendo golpe de realidad al filtrarse el nombre de las empresas de gas y petróleo que forman parte de su cartera de clientes. También encontramos informes provenientes de organizaciones sociales, medios de comunicación y fundaciones como WRAP, Textile Exchange, Ellen Macarthur Foundation, The Business of Fashion, Clean Clothes Campaign, Fashion Revolution, entre otros.
¿Qué nos dicen estos informes y expertos para el 2024?
Nuestra Fundadora y Directora, Javiera Amengual, nos ha hecho un buen resumen de las tendencias 2024 en el sector moda, según la consultora WGSN.
Todo indica que durante este año bisiesto, seguiremos inmersos en la discusión sobre el Pasaporte Digital, el diseño circular, el reciclaje de fibras y el cierre del ciclo de materiales, abarcando así los servicios circulares. Además, se explorarán nuevos tejidos y biomaterialialidades, y se consolidarán las plataformas de reventa de prendas de lujo, así como de segunda y tercera mano.
La visión hacia el 2024 no solo se centra en las fibras y las agujas, sino también en la revolucionaria creación de productos digitales (DPC) y en la tridimensionalidad (3D). La implementación de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), la Inteligencia Artificial Generativa y el Aprendizaje Automático (Machine Learning) prometen optimizar toda la cadena de suministros de la industria de la moda.
Las predicciones apuntan a que estos temas seguirán ocupando un lugar destacado en la agenda de inversión en tecnología para marcas, minoristas y fabricantes, según señalan desde The Interline. La integración de estas herramientas no sólo impulsará la eficiencia operativa, sino que también marcará un hito en la creación y producción de contenidos de moda, transformando radicalmente la forma en que concebimos y consumimos prendas.
Y para cerrar, ajustar los volúmenes de producción, re evaluar y transformar la industria de la moda para conservar su creatividad a una escala que el mercado y el planeta puedan acomodar, y hacer nuestra parte para ayudar a asegurar un futuro habitable en el proceso, son siempre las promesas y buenos augurios con que finalizan estos informes. Pero, como sabemos, la carta da para mucho y la implementación de estas promesas es un camino lleno de desafíos y baches.
El Vínculo Invisible: Cambio Climático, Migración y Ropa
En el vasto océano de informes, papers académicos, reportajes y artículos que abordan la sostenibilidad, aún persiste un vacío monumental: la necesidad de integrar las palabras dignidad y humanidad al hablar de prácticas sostenibles, no solo para quienes confeccionan la moda, sino también para quienes la visten en situaciones de extrema vulnerabilidad, como por ejemplo, cuando se migra.
La sostenibilidad va más allá de la protección del medio ambiente, de la eficiencia energética de los procesos y la garantía de condiciones laborales justas en la industria de la moda. Aunque estos temas ya forman parte del discurso, su resolución sigue siendo un desafío en curso. Sin embargo, existe un eslabón perdido e invisibilizado: la conexión entre cambio climático, migración y moda.
Y es justamente aquí donde incaremos el diente en esta serie de artículos que publicaremos. Es una discusión que poco —o nada— se da, pero que —como gurués— sabemos que será el nuevo elefante blanco dentro de la sala.
Desplazamientos Climáticos y la Realidad Cercana
En un horizonte no tan distante, las estimaciones de las Naciones Unidas sugieren que alrededor de 216 millones de personas podrían verse forzadas a desplazarse dentro de sus países por motivos climáticos en 2050. Si esto nos parece lejano, te ofrezco un ejemplo más próximo. Las inundaciones e incendios en Chile obligarán a cientos de familias a abandonar sus hogares, simplemente porque se convertirán en territorios inhabitables o los cambios medioambientales afectarán recursos cruciales como el agua y la producción de alimentos.
La narrativa política y mediática suele estigmatizar a aquellos que se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de estabilidad y oportunidades. Ya sea por motivos socioeconómicos, políticos o medioambientales, las olas migratorias se vuelven cada vez más frecuentes en nuestra realidad. Ante esta situación, me he planteado la siguiente interrogante: ¿cuál será el papel de la ropa a lo largo de la ruta migratoria?
En busca de respuestas, recientemente estuve en la frontera entre México y Estados Unidos, específicamente en la ciudad de El Paso, Texas, colindante con Ciudad Juárez, México. Este punto geográfico revela las realidades crudas de la migración. Una realidad que, como señala Alejandro Olayo-Méndez, nos insta a observar la migración no como un problema, sino como un proceso de transformación social.
Migrar no es un acto unidireccional, de un punto a otro. Más bien, es un circuito de etapas, esperas, paradas momentáneas, retrocesos y avances, tanto físicos como psicológicos. Esta travesía, marcada por la incertidumbre y la resiliencia, plantea la necesidad de explorar el papel que desempeña la ropa en este complejo proceso migratorio, desmitificando su importancia a lo largo de las diversas etapas que conforman este viaje de cambio y adaptación.
¿Cómo se entrelazan relaciones y emociones con la vestimenta en los procesos migratorios? ¿Qué determina la elección de prendas que se portan en las mochilas? ¿Cómo influyen las razones emocionales, prácticas, utilitarias y estéticas en esa decisión? ¿Dónde termina la ropa que se descarta en el proceso migratorio? ¿Y qué sucede con la ropa que es despojada y desechada cuando los migrantes son detenidos por la policía fronteriza?
La ropa no es simplemente un velo que cubre el cuerpo; es un medio de humanización. Otorga, lo que en un momento de extremo desequilibrio, entendemos como dignidad. ¿Cómo responde la moda sostenible a esta realidad?
Estas preguntas buscan iluminar un tema crucial, abriendo el camino para la creación de narrativas en la moda sostenible que exploren estas dimensiones hasta ahora poco exploradas. En el próximo artículo, exploraremos testimonios de personas migrantes que han reflexionado sobre su proceso migratorio y han destacado la presencia significativa de la ropa en su trayectoria, un aspecto que a menudo se pasa por alto, que se habla poco, pero que todas y todos llevamos en nuestro cuerpo.
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