¿Quién es la autora?
Megan C. Hayes es escritora y académica, y ha dedicado una década a investigar y estudiar la literatura acerca de la psicología de la felicidad. En su doctorado exploró los vínculos entre escribir, identidad y bienestar psicológico, y actualmente trabaja como profesora en escritura creativa en la universidad Teesside en Reino Unido. Se define a sí misma como una “optimista implacable”, y es la fundadora del método Positive Journal de escritura personal, creado para poner el bienestar en palabras.
¿De qué se trata el libro?
La bajada de este libro ilustrado lo explica perfectamente: “la vuelta al mundo en 30 palabras que definen el buen vivir”, aunque yo diría que más bien lo describen, en lugar de definirlo. En sus 144 páginas, hace un recorrido por treinta términos –en sus idiomas originales– que tienen relación con el bienestar, la vida lenta y la serenidad. Para ello, pasa por distintos países y culturas, y muchas veces destaca palabras que son prácticamente intraducibles, como flâneur en francés, morgenfrisk en danés o ho’oponopono en hawaiano. La selección está hecha con cierta sensibilidad cultural y, aunque está claro que el libro no busca ser una lista exhaustiva, ofrece un vistazo preliminar de la diversidad de expresiones con las que distintas personas del mundo asocian y describen la serenidad (y el deseo universal de alcanzarla). Todo esto acompañado de ilustraciones coloridas y amigables de la británica Amelia Flower.
¿Qué lo hace interesante?
Pasaporte a la serenidad está dividido en cinco capítulos: enfoque y conciencia, cuerpo y bienestar, hábitos y rituales, descanso y relajación, y paciencia y equilibrio. Y es en estas cinco partes que se clasifican los 30 términos del libro según “las distintas formas en las que podemos comprender y practicar la serenidad en nuestras vidas”, explica la introducción.
En el capítulo de enfoque y conciencia está el inglés flow, por ejemplo. En cuerpo y bienestar, encontramos la palabra desabafár, en portugués. Luego, en hábitos y rituales aparecen términos como el sueco fika; una palabra divertida que conocí y pude disfrutar cuando visité Suecia hace un par de años, que hace referencia al coffee break como actividad social irrenunciable. En el capítulo de descanso y relajación está, por su parte, el italiano abbiocco, por ejemplo, y en el de paciencia y equilibrio, la palabra japonesa gaman, que es bastante más profunda.
Además de los 30 términos, aparecen pequeñas instancias en el libro donde la autora ofrece ciertas herramientas prácticas para lograr la aplicación real de estas palabras en la vida diaria. Hay por ahí una receta, una breve guía de meditación, ejercicios para escribir un diario consciente, un mini cuestionario para reflexionar, y más.
¿Dónde lo puedes conseguir?
En Librerías Contrapunto, donde además está disponible Pasaporte a la felicidad, el libro hermano, escrito por la misma autora e ilustrado por Yelena Bryksenkova.