Para que en tu próxima compra mires la etiqueta de composición de una prenda y puedas decidir de manera más informada si merece un espacio en tu clóset, decidimos hacer esta serie de textos para conversar sobre los distintos tipos de telas, sus usos e impactos. En los meses anteriores hablamos sobre telas naturales y artificiales, y hoy cerramos este ciclo hablando de las telas sintéticas.
Las fibras sintéticas son el grupo de fibras hechas por el humano, donde la síntesis del material se hace a través de un proceso químico, a partir de materias primas no naturales, como el petróleo. Los químicos utilizados para la producción son derivados de combustibles fósiles, producidos artificialmente a partir de polímeros sintetizados, en su gran mayoría no biodegradables.
Las fibras sintéticas son responsables de más del 60% del consumo mundial de fibras, siendo el poliéster, poliamida (nylon), acrílico y elastano los tipos más comunes. Aproximadamente dos tercios de ese 60% es poliéster: más de 50 millones de toneladas al año y con perspectiva de crecimiento de 63% hasta 2030. Solo 14% del poliéster utilizado en el mundo es de origen reciclado, y esto corresponde a telas producidas a partir de botellas PET –no a partir de telas de poliéster descartadas y recicladas–. Esto implica una lógica de extracción y descarte, presionando cada vez más los limites del medioambiente.
Me imagino que leyendo todo esto te asustas y piensas ¡cómo puede ser que alguien decide vestir plástico! Generalmente las telas sintéticas absorben poca agua, son durables, fáciles de cuidar y secan rápidamente; como el plástico, obvio. Estas características calzan muy bien con el ritmo de vida cada vez más rápido que como sociedad vamos adoptando. Sin embargo, vale conocer las principales telas sintéticas para poder entender (y tal vez justificar) algunos de sus usos.
Lanzada en 1941, es hoy la tela sintética más utilizada en el mundo, pura o en mezcla con otras fibras. Es protagonista en la moda rápida por su bajo costo y versatilidad. Si miramos a las etiquetas de composición de las prendas en grandes cadenas, vamos a ver muchas con 100% poliéster, aunque puedan ser bastante distintas visualmente.
Desde el poliéster se pueden producir muchas telas como el mesh, airtex, chifón, tafeta, microfibra, polar fleece, twill, lamé, suedette, revestimiento de PVC o de PU para aplicar en distintas telas de base, relleno para prendas térmicas (wadding), y se siguen desarrollando otras opciones.
No se arruga, seca rápido y no se deforma. En mezcla con algodón o lana, aporta fuerza y estabilidad a la prenda. Es muy eficiente para la ropa deportiva y de alto rendimiento, por permitir la aplicación de tratamientos químicos y terminaciones, como impermeabilidad o antimanchas. Las telas con poliéster pueden ser pre-encogidas, lo que previene el cambio de forma después del uso o lavado. A parte de la ropa deportiva, ha sido muy bien aceptado en la sastrería por sus propiedades y facilidad de cuidado.
POLIAMIDA (NYLON)
Es una fibra resistente y lisa que no retiene polvo o suciedad. Es liviana y delgada, pero también muy durable y resistente a la fricción. Tiene brillo y elasticidad, es fácil de lavar, seca muy rápido y mantiene su forma. Su uso principal es para ropa exterior de alto rendimiento y telas técnicas o deportivas. Las fibras de aramida son un tipo de poliamida muy fuerte y térmico, usado para fines espaciales y militares.
ACRÍLICO
Esta fibra creció mucho con la popularización de la ropa deportiva para el uso diario. Tiene buena retención de calor y de forma, y baja absorción de agua. Resistente, durable y de fácil mantención. Una propiedad interesante es el transporte de la humedad hacia la parte externa de la tela, facilitando su evaporación.
Es un substituto muy común a la lana, con la desventaja de que en este formato presenta peeling muy fácilmente. El MAC (o Modacrylic) es un acrílico modificado, usado en prendas resistentes al fuego y para ropa infantil, resistente a polillas, moho y arrugas.
ELASTANO (LYCRA O SPANDEX)
Es el término general utilizado para describir un hilo o tela con mucha elasticidad. El elastano no estira la tela, lo que hace es entregar la recuperación a la forma original: la elasticidad está en la construcción de la tela. Es un hilo que puede ser usado en conjunto con otros materiales (naturales, artificiales o sintéticos) para generar confort y elasticidad en el producto final. Cuando es utilizado en tejidos planos entrega productos más aptos para la ropa casual que deportiva, porque genera elasticidad en solo una dirección.
Queda claro que hay usos importantes para las fibras sintéticas, pero hay que saber cómo y cuándo mejor aplicarlas para que su consumo tenga un menor impacto. En los últimos años la industria ha presentado el PET reciclado como una excelente alternativa para generar menos impacto, pero es importante no perder de vista toda la basura generada por prendas descartadas.
Con millones de toneladas de poliéster siendo producidas anualmente, sea cual sea el origen, es urgente empezar a pensar en cómo inserir este material de vuelta al ciclo, frenando la producción de nuevos productos y, así, el ciclo de extracción, refinamiento, producción y descarte o incineración, que está muy relacionado a los cambios climáticos. Además de la falta de reciclaje, usar plástico en la ropa provoca contaminación por las micropartículas eliminadas en el proceso de producción, uso y lavado. Se estima que una persona ingiere más de 5.800 residuos sintéticos al año, a través del agua o alimentos consumidos.
¿Qué podemos hacer como consumidores o como personas activas en el mercado de moda para reducir el impacto ambiental de las telas sintéticas? Para los creadores de moda, una clave es pensar en minimizar los daños desde el momento de la concepción del producto; preferir las telas sintéticas para productos que exigen poco lavado (zapatos, bolsos, mochilas, abrigos), o donde sea insustituible para asegurar rendimiento (ropa interior, deportiva, de seguridad). El diseño sirve para identificar problemas y resolverlos a través de productos y servicios. Dicho esto, queda la invitación a los diseñadores a poner la creatividad al servicio de soluciones o alternativas para eventualmente reemplazar el uso de plástico en el mercado de moda. Como consumidores, podemos seguir haciendo uso de nuestro poder de compra, informarnos más y tomar decisiones más conscientes de qué tipos de marcas, modelos productivos y materiales apoyamos con nuestro consumo.