Del 2 al 4 de mayo de 2024, se llevó a cabo en Santiago de Chile la Conferencia Internacional de la Libertad de Prensa, organizada por la UNESCO y el Gobierno de Chile. En este evento, tuve el honor de participar en el panel: «Mujeres e infancias indígenas, rurales y campesinas frente a la violencia en contextos de defensa ambiental, del territorio y crisis climática en América Latina», instancia propuesta y organizada por el Colegio de Periodistas de Chile y la Red de Periodistas y Comunicadoras Feministas de Chile.
Esta ocasión me permitió presentar la serie de reportajes «Migración y Ropa: El Papel de la Ropa en la Ruta Migratoria», la cual tuvo una excelente acogida e interés tanto por el grupo de periodistas dedicadas a cubrir infancia en diferentes contextos, como también por el público asistente que pudo ver a través de esta serie cómo el vestir no es un acto frívolo e inocente.
Como bien saben las personas que han seguido este recorrido, desde ésta primera publicación, ésta serie se ha centrado en argumentar el por qué la ropa no es simplemente un velo que cubre el cuerpo; sino un medio de humanización. Un medio que en un momento de extremo desequilibrio y vulnerabilidad —como los son los procesos migratorios, entendidos éstos como un cambio social y medioambiental— entendemos como dignidad.
Las primeras tres entregas de esta serie abordaron distintos aspectos de la moda y la migración. La primera destacó la necesidad de integrar las palabras dignidad y humanidad en las prácticas sostenibles de la industria textil, enfocándose en los desafíos que enfrenta la industria de la moda de per sé, sus cadenas de suministros y los profesionales que la conforman. La segunda entrega se centró en mi propia experiencia vivida en la frontera entre El Paso y Ciudad Juárez, destacando la labor de las y los voluntarios del refugio para migrantes, Annunciation House. Aquí, la provisión de ropa limpia y un espacio seguro destaca el valor de dignidad, reafirmando la importancia del vestir como un acto fundamental de humanización en situaciones críticas. Y en la tercera parte, reflexioné sobre los factores significativos en la elección de ropa durante el proceso migratorio, examinando cómo las razones emocionales, prácticas, utilitarias y estéticas juegan un rol fundamental a la hora de decidir que prendas se llevan.
Este cuarto —y último artículo— se centra en las y los niños migrantes, y cómo su relación con el vestir se ve afectada durante el proceso migratorio. Ésta fue la arista presentada en la conferencia de la Unesco el pasado mes de mayo. Una perspectiva, nuevamente poco explorada, que busca cuestionar e invitar a ver lo que no estamos cubriendo como periodistas dedicados al sector moda, y que me parece trascendental traer a la luz por las siguientes razones.
El derecho a un vestir adecuado de las niñas y los niños migrantes
En las próximas décadas se producirán más de 113 millones de desplazamientos de niñas y niños alrededor del mundo, y entre los años 2016 y 2021 se registró que al menos 1,3 millones de veces niñas y niños han tenido que abandonar sus hogares debido a las extremas sequías, según estimaciones del último informe de UNICEF.
La crisis climática está provocando estragos a nivel mundial, dejando a millones de personas sin hogar debido a fenómenos como el aumento del nivel del mar que erosiona las costas, tormentas devastadoras y sequías que se agudizan cada vez más. A pesar de que las catástrofes relacionadas con el clima se están intensificando, todavía no existe un reconocimiento formal ni protección adecuada para los migrantes climáticos, lo que deja en territorio de extrema vulnerabilidad a las infancias.
Laura Healy, especialista en migraciones y cambio climático de UNICEF y coautora del informe, ha señalado para APN News que: «La situación empeorará, afectando a un número aún mayor de niños en el futuro, a medida que los impactos del cambio climático se intensifiquen».
Xixe, una niña guatemalteca de cinco años, encarna las difíciles circunstancias que enfrentan muchos niños y niñas migrantes. Acompañada por su padre, partió desde su pueblo en el norte de Guatemala y, tras un largo y peligroso viaje de tres semanas a través de México, llegaron a la frontera de Estados Unidos, donde fueron detenidos por el Control de Fronteras. Durante cinco días, Xixe y su padre estuvieron en uno de los Centro de Detención, esperando la confirmación de sus identidades, tiempo durante el cual fueron despojados de sus ropas y pertenencias personales. Las razones por las que sucede esto las expliqué en mayor detalle en el artículo “Migración y Ropa II: ¿Cómo se entrelazan relaciones y emociones con la vestimenta en los procesos migratorios?”
Xixe habla Q’eqchi’ y partió de casa vestida con las prendas tradicionales de su comunidad, que para ella son mucho más que simple vestimenta: son parte de su identidad, como más tarde nos explicaría su padre. Estas fueron descartadas en el centro de detención, dejándola solo con lo esencial y marcando una pérdida significativa de su dignidad e identidad. Al llegar al refugio, una de las primeras cosas que trató de comunicarnos a las voluntarias que la recibimos fue que le devolviéramos la ropa que su madre le había dado, evidenciando el profundo vínculo emocional y cultural que tiene con sus prendas, pese a su corta edad.
Relato esta historia porque deja en manifiesto las vulneraciones que se cometen en los centros de detención de migrantes, y la posible violación del derecho a un vestido adecuado, reconocido en tratados internacionales de derechos humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Según Martina Barraeta, egresada de derecho de la Universidad de Chile y fundadora de la plataforma de estudios críticos de moda La Fashionerd, el derecho fundamental al vestido adecuado ha recibido escasa atención. En su investigación académica, Barraeta destaca que esta falta de enfoque ha limitado la comprensión de su alcance y su importancia crítica.
La vestimenta es más que un simple atuendo; es una expresión de la cosmovisión personal, un componente esencial de la identidad de una persona. La historia de Xixe subraya la urgencia de reconocer y respetar este derecho, especialmente en contextos de migración, donde la dignidad y la identidad están frecuentemente en juego.
Las niñas y niños que migran no son solo estadísticas; son historias que un sistema intenta ocultar. No representan un problema, sino que son parte de un cambio social. La forma en que narramos este cambio es uno de nuestros desafíos como periodistas, en especial, para los que cubrimos moda y sostenibilidad. Y por ello, una vez más puedo confirmar que el escuchar, en nuestros tiempos, se convierte en un acto radical de resistencia. En un acto que no es opcional frente a una crisis climática que cada día empuja a más y más personas a dejar sus hogares.
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La industria de la moda no solo debe abordar la crisis climática, sino también responder a las miles de personas desplazadas a raíz de ésta. Esta serie de artículos, titulada «Migración y Ropa: El Rol de la Ropa en la Ruta Migratoria» busca explorar un territorio poco documentado. La periodista, consultora e investigadora María Pilar Uribe, parte de nuestra comunidad Franca. desde 2020, invita a migrantes, refugiados y desplazados a compartir sus testimonios enviando un correo a [email protected].
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