Servitización: disfrutar de las cosas sin poseerlas

por | Ago 8, 2022

Una invitación a replantearnos nuestra relación con el consumo a través de este modelo circular.

Me gustaría decir que cuando comencé mi vida nómade viajé con pocas cosas, pero la incertidumbre y el miedo a tener que volver a comprar lo mismo se encargaron de llenar dos maletas. Ordenar todo lo que tenía y separarlo para empacar, donar o regalar fue un ejercicio mentalmente abrumador. Es que siempre se habla de aprender a soltar, pero pocas veces nos cuestionamos la facilidad que tenemos de acaparar, lo que deberíamos cuestionar en primer lugar.

Al preguntarme de dónde habían salido todas esas cosas, me di cuenta que podía responderme en diferentes niveles. Primero, el motivo: aunque a veces compramos por la sensación de tener algo nuevo, seguir una moda o simplemente porque podemos permitírnoslo; hay otras en que decidimos reemplazar algo porque es más barato que repararlo, o porque somos víctimas de la obsolescencia programada (que tendemos a relacionar con la tecnología, mientras la moda queda libre de polvo y paja). 

Otro nivel de respuesta es el precio asequible. No nos cuestionamos si alguien más pagó el valor “real” por nosotros, en un país lejano con regulaciones laborales y ambientales más laxas, o si lo pagaremos nosotros mismos —poco tiempo después— cuando no podamos seguir usando el producto porque fue diseñado con materiales de baja calidad y escaso potencial de reparación. 

«Hemos decidido reemplazar algo porque es más barato que repararlo, o porque somos víctimas de la obsolescencia programada (que tendemos a relacionar con la tecnología, mientras la moda queda libre de polvo y paja)». 

Paola Bolelli, colaboradora de Metanoia.

¿Y qué se puede hacer?

En un mundo “hecho a medida” del consumo lineal, y ya sobrecargado de etiquetas en tonos tierra que prometen ser “friendly” o “amigables” con algo, lo que podemos hacer es adoptar un rol más activo en nuestras propias decisiones. Cuestionarnos el ciclo de vida útil de una prenda o cualquier tipo de producto que llegue o haya llegado a nuestras manos. Preguntarnos sobre el tiempo en que lo usaremos y en qué lugar “vivirá” al ser descartado.

En el primer artículo de esta sección hablamos de la “Pausa Metanoia” y sobre ¿cómo cultivar hábitos sostenibles y decisiones conscientes?. Con este ejercicio lo que proponemos es darnos unos segundos antes de decidir cualquier cosa para reflexionar, y así ser coherentes con lo que nos hace sentido.

A veces olvidamos el poder que tenemos como ciudadanos-consumidores y que nuestros hábitos pueden hacer que las empresas se replanteen sus modelos de negocios, avancen en el cumplimientos de los ODS y se atrevan a apostar por un crecimiento más sostenible y acorde a los límites planetarios.

¿Cómo funciona el modelo circular de servitización? 

El desafío de moverme de un país a otro con el menor número de cosas —pero sin tener que descartar aquellas que tendría que volver a comprar— me llevó a descubrir la servitización. En este modelo de economía circular, en vez de ofrecer un producto del cual se desentienden apenas es vendido, las empresas ofrecen un servicio en torno a éste. 

¿Cómo funciona? Como un sistema de arriendo o suscripción, y no de propiedad. Esto beneficia al consumidor, a la empresa y al medioambiente. La rentabilidad de las empresas ya no se basa en producir y vender más, sino que en encontrar formas eficientes e innovadoras de proveer servicios en los que circulan productos y partes ya existentes. Se promueve el uso de mejores materiales, pero también una mejor trazabilidad de estos, que potencialmente podrían volver a su fabricante y reincorporarse en la cadena de producción.

Aunque no es un modelo tan lejano, ya que llevamos un tiempo usando servicios de streaming que lo aplican (y no necesariamente por motivos sostenibles) o compartiendo bicicletas, para que en verdad funcione se requiere un cambio de switch para abrazar y extender este concepto a otras industrias.

  • A nivel individual, aún predomina la valoración social de lo nuevo y la noción de que pagar una suscripción es más caro que ser dueños. Esto se debe a que solemos dejar fuera del cálculo a la depreciación y renovación.

A nivel de industria, aún existen dudas si hay suficiente mercado para apostar por este modelo, lo cual apela directamente al punto anterior. Y además, porque la estructura financiera actual está diseñada para el modelo lineal, aunque diversos estudios han señalado el por qué pasar de un modelo lineal a uno circular podría traer considerables ganancias.

«Aún predomina la valoración social de lo nuevo y la noción de que pagar una suscripción es más caro que ser dueños. Esto se debe a que solemos dejar fuera del cálculo la depreciación y renovación».

Paola Bolelli, colaboradora de Metanoia.

Arrendar antes de comprar

En países de Europa Central y ciudades en Estados Unidos ya aplican este modelo para subsanar ciertos requerimientos de los usuarios, en especial para aquellos que viajan o deciden tener una vida más nómade.

Quienes tenemos que mudarnos constantemente, por ejemplo, podemos alquilar lavadoras sin tener que hacernos cargo de su reparación (Bundle), decorar una casa sin tener que comprar todo nuevamente (Amuebla Rent, Home Essentials), y movernos en bicicleta sin tener que trasladarla (Kleta, Bicing, Villo!).

También es posible arrendar ropa de buena calidad y luego cambiarla por otros modelos (Ecodicta, MUD Jeans, Tulerie). A nivel B2B hay más ejemplos, como Xerox, que ofrece un servicio pay-per-copy en vez de vender impresoras, y Signify, que provee la iluminación de salones y pantallas del aeropuerto de Ámsterdam en vez de vender los accesorios.

A nivel local algunos emprendimientos están transitando hacia este modelo. Hay algunas opciones para arrendar vestidos de fiesta y otros tipos de artículos, revalorizando el valor de las cosas que ya “existen” y desincentivando la producción de nuevas.

Y tú, ¿te atreverías a probar servicios como estos? ¿Crees que en Chile y Latinoamérica estos servicios podrían tener un mercado objetivo y demandante? ¡Te leemos!

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Colaboradora de Metanoia, colectivo que promueve una forma consciente y responsable de habitar este planeta, a través de la reflexión y colaboración. Comunicadora inquieta (y poco conformista) en constante búsqueda de nuevas historias y formas de contarlas.

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