Una de mis pesadillas más frecuentes es verme enfrentada a un tsunami. Cuando era niña me daba terror bañarme en una playa que tuviera un oleaje intenso. Y aún hoy, la técnica más similar para catalogar mi forma de nado sería: “a lo perrito” jaja.
Pese a todo lo anterior, me es imposible no estar de acuerdo con la famosa frase “para todo mal, el mar, para todo bien, también”. Y es que no importa si hace frío o calor, o si carezco de habilidades para nadar, cada vez que estoy frente al mar, sintiendo el sonido de sus olas o sumergida en ellas, automáticamente me siento mejor. Así de simple.
Conozco a muchas personas que comparten esta sensación automática de bienestar, y hay una razón detrás. La corteza prefrontal es una parte del cerebro -asociada a las emociones- que se estimula al escuchar sonidos en frecuencias armónicas a intervalos regulares, como los que emiten las olas. Este fenómeno puede llegar a disminuir la ansiedad y los niveles de cortisol (la principal hormona del estrés).
A lo anterior, debemos sumarle la calma que transmite la superficie del mar y su color azulado. El ser humano suele sentirse más tranquilo al observar extensiones infinitas, donde no se producen cambios visuales agresivos. El agua del mar nutre, restablece la salud, da energía y bienestar.
La talasoterapia, del griego thalasso (mar) y therapeia (terapia), es un método terapéutico que se basa en la utilización del medio marino como agente terapéutico. Y está alcanzando tal renombre que, a principios de octubre, la Universidad Complutense de Madrid publicó un informe que plantea la posibilidad de crear un centro de talasoterapia en Torrevieja (España), el cual aprovechará los beneficios de las aguas del mar y de la Laguna Rosa.
Y hay más estudios. La Universidad de Exeter (Inglaterra) realizó una investigación que concluyó que las personas que viven cerca del mar tienen mejor salud que las que residen en una ciudad, e incluso en el campo. También existen estudios que afirman que la composición del agua de mar es similar a la del plasma sanguíneo, siendo útil como método regenerativo y terapéutico para tratar dolencias.
Otros beneficios de estar en presencia del mar tienen que ver con la brisa marina ¿Sabías que la brisa es rica en sales minerales y eso nos ayuda a respirar mejor? ¿O que el yodo que se encuentra en ella actúa como un bactericida natural? Incluso las temperaturas frías, propias de las playas chilenas, sirven para mejorar el sistema circulatorio en general.
Una cosa está clara: estar cerca del mar no sólo es agradable para nuestra vista ¡realmente tiene un poder curativo! No sé ustedes, pero yo después de leer tanta investigación científica que avala lo bien que hace, voy directo a planificar mi próxima visita a la playa.