Yoga: Adho mukha svanasana o perro boca abajo

por | Abr 2, 2019

Una ásana para conectar con nosotras y mejorar nuestra digestión, aliviar dolores menstruales y mucho más.

Colaboración por Catalina Garroz

En esta ocasión vamos a sentar las bases de lo que será en adelante nuestra práctica de yoga. La respiración será la que sostenga y guíe cada una de las posturas, la atención será quien dirigirá nuestra energía voluntariamente hacia el cuerpo físico y la consciencia corporal quien mostrará cuales son nuestras propias capacidades y límites en cada práctica. Para ello, con voluntad y amor, nos enfocaremos de lleno a lo que estamos experimentando, dejando que los pensamientos solo transiten por nuestra mente como nubes en el cielo, sin retroalimentarlos, enganchar con ellos ni resistirnos a su aparición.

Para ello haremos una de las posturas básicas en yoga, el perro boca abajo. Con esta ásana vas a estirar todo el lado posterior del cuerpo, desde los talones hasta el cuello. Esto nos permitirá fortalecer la musculatura de la espalda, abdomen, piernas, brazos y cuello.

Algunos de sus beneficios es que previene y elimina dolores articulares en las rodillas, hombros, cuello y espalda. Además, al ser una inversión, mejora el riego sanguíneo y la digestión. Asimismo, alivia dolores de cabeza, ciática y menstruales. Como ves, son múltiples y muy variados, ¡no te prives de experimentar bienestar y vamos por ella!

Instrucciones

Colócate sobre el yoga mat en la postura de cuatro apoyos, es decir, con las rodillas y las manos apoyadas en el mat. Las rodillas deben estar justo debajo de las caderas, haciendo una línea recta, y las manos deben estar colocadas justo debajo de los hombros. Las palmas de las manos deben estar completamente apoyadas en el suelo con los dedos separados, ya que van a ser tu punto de apoyo, piensa que es como si quisieras empujar el suelo con tus manos. Inhalas y poco a poco vas llevando, con la exhalación, las caderas hacia atrás y hacia arriba, de forma que vayas estirando la espalda y esta se quede formando una línea recta con los brazos, si tienes flexibilidad suficiente, ve estirando las piernas y apoyando los talones en el mat. Si eres principiante, las primeras veces que realices esta postura lo más seguro es que no toques con los talones el suelo; es normal, puedes doblar un poco las piernas, lo más importante es que la espalda esté estirada. Mantén el cuello relajado. La mirada hacia las rodillas. Es normal que te molesten las muñecas, si es así, deshaz la postura, descansa y vuelve a intentarlo.

Contraindicaciones. No deberías realizar esta postura si tienes alguna de estas dolencias: dolor en las muñecas o síndrome del túnel carpiano, dolor o lesión articular en los hombros, diarrea, o si estás en los últimos meses de embarazo.

Esperando que en la realización de esta ásana –así como en cualquier otra actividad de tu vida– te permitas estar plenamente presente, dejo una reflexión que espero resuene en tu interior: “Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno”.

Fotografías por Alejandra Labra

Vestuario de práctica: Anahata Yoga

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