25 formas simples de llevar una vida más verde

por | Abr 20, 2020

Opciones para cuando decidamos introducir pequeños cambios en nuestros hábitos.

En los últimos días hemos sabido de varias personas que acaban de cumplir o están por cumplir un mes en aislamiento. En este periodo en que hemos estado mucho más tiempo en casa de lo que quizás estábamos acostumbrados, es posible que hayamos tenido que establecer nuevas rutinas o aprender a adaptar viejos hábitos. Tal vez algunxs tengan a toda la familia en casa, incluyendo niñxs pequeñxs o adultos mayores, y otrxs estemos solxs, en pareja o entre hermanxs o roommates. Sea cual sea nuestra situación doméstica actual, es probable que tengamos que coordinar horarios de colegio, home office, reuniones, comidas, aseo, actividades y demás. Con ello, quizás nos hemos replanteado nuestras formas de habitar nuestras propias casas: lo que hacemos más seguido que nunca, lo que dejamos de hacer del todo y, en momentos de contemplación, lo que quisiéramos hacer distinto en el futuro.

Pensando en esto último, armamos una lista de 25 formas simples de llevar vidas más verdes, inspirada en un artículo de The Guardian. La lista no pretende ser exhaustiva ni es una invitación a hacerlo todo al mismo tiempo. Es, por el contrario, un abanico de opciones para tener en mente y revisitar cuando vayamos decidiendo que queremos introducir pequeños cambios.

Cocina

Alimentos conservados
Para sacarle provecho a las frutas y verduras de estación, por qué no empezar a conservar ciertas frutas en aceites, vinagres, salsas. Algunas ideas: hacer nuestro propio kimchi, salsa de ají, miso o chucrut, conservar cebolla morada o limones para añadirlos a ensaladas, hacer mermeladas caseras, etc.

Minimizar los empaques y revisar que sean reciclables
Sabemos que lo ideal es preferir las frutas y verduras sueltas y llevar nuestras propias bolsas reutilizables a la feria o mercado. Pero si últimamente estamos comprando más comida empacada (no hay prejuicios por acá), revisar dónde fue hecho el producto y escoger la opción más geográficamente cercana posible puede ayudar en algo. La leche de almendras hecha en Chile tendrá una huella de carbono más baja que la hecha en Italia o Estados Unidos. Otro aspecto para considerar: revisar si el tipo de empaque es reciclable en Chile para poder reciclar lo que se pueda y tratar de eliminar los no reutilizables y no reciclables.

Darle uso a los alimentos que consideraríamos desechos
Tratar los desechos alimenticios como ingredientes puede ser un desafío interesante. Quizás las esquinas del pan podrían convertirse en crutones, los tallos de las verduras podrían usarse para hacer cremas o caldos para otras preparaciones. Usar el aquafaba (agua de los garbanzos) para hacer mayo vegana, freír las semillas de zapallo con sal de mar para tenerlos como snack, cortar los tallos del brócoli para sumarlos a un refrito, etc. En esta guía hablamos de 10 ideas para desperdiciar menos comida.

Alternar las harinas
Para mantener la salud de la tierra, lo ideal es que los cultivos no sean iguales todos los años, como vimos en este documental. Alternar las harinas que compramos para hornear puede ayudar a favorecer esa rotación. Es decir, alternar entre comprar harina de trigo, centeno, farro, etc., puede ser beneficioso para los agricultores y su tierra.

Comprar al menos la mitad de la comida localmente
“Mientras más corta es la cadena, menos desechos genera antes de llegar a nuestra cocina”, dice The Guardian. Hay quienes se adscriben a la idea de comprar al menos el 50% de su comida a proveedores que están ubicados en un radio de menos de 50 kilómetros de donde uno vive para maximizar el valor nutricional de los alimentos y beneficiar a agricultores locales en la medida de lo posible.

Compost para llevar
Si reciclamos nuestros desechos orgánicos en casa o contratamos un servicio que los retira, probablemente hemos observado que los desechos orgánicos se están acumulando más rápido ahora que estamos en casa. Seguramente es porque cocinamos todas las comidas en lugar de comer algunas afuera, claro, pero también puede ser que antes hubiera veces en que tirábamos algunos desechos compostables fuera de casa, cuando en realidad sería eventualmente mejor llevarlos de regreso a nuestro propio compost: los corazones de manzana, las hojitas del té o café, los restos del almuerzo que llevábamos a la oficina, etc.

Electrodomésticos

Cuidar nuestros aparatos
Janet Gunter, co-fundadora de The Restart Project, menciona que una forma de darles mantenimiento a nuestros aparatos y electrodomésticos es limpiarlos regularmente. Con simplemente limpiar el refrigerador, el computador o el celular ya estaremos prolongando su vida útil. Si algún aparato ha dejado de funcionar, Gunter recomienda comprar las piezas para repararlo primero. Si esa opción quedara descartada porque no existe el repuesto específico, por ejemplo, ella sugiere llamar a la empresa de origen para preguntar por un programa de reciclaje de electrodomésticos.

Optimizar los electrodomésticos  
Mantener el refrigerador a 5 grados centígrados o menos (para que no se eche a perder la comida tan rápido), asegurarse de que haya un espacio apropiado de ventilación detrás del aparato (10 cm) para liberar el calor y revisar que el sello de las puertas esté fuerte (debiera poder sostener una hoja de papel con la puerta cerrada), de manera que no esté dejando entrar aire del ambiente, lo que lo puede estar haciendo trabajar más y consumir más energía, por ejemplo.

Reducir los lavados y secados
Según Erin Rhoads, autora de Waste Not Everyday, el 82% de la energía que ocupará una prenda de ropa se da en el lavado y secado que hacemos semanalmente. Rhoads sugiere que antes de poner a la lavar la misma prenda, removamos las manchas y neutralicemos olores con un spray hecho en casa con vodka diluido o jugo de limón.

Jardín o plantas

Crear un ambiente con aire limpio  
Ciertas plantas son ideales para ciertas habitaciones, dependiendo del tamaño, el tipo de luz, la humedad, o si estaremos durmiendo en esa pieza o no. Hay plantas que liberan oxígeno en la noche (esas son las más adecuadas para el dormitorio), mientras que hay helechos a los que les va bien en lugares con mayor humedad, como los baños, e incluso pueden reducir las esporas de hongos en el aire.

Comprar flores locales o cultivar las propias
Aproximadamente el 90% de las flores que se venden en los supermercados de Chile corresponde a flores extranjeras, según un reporte del Ministerio de Agricultura. Estas son importadas de Holanda, Colombia, Ecuador, Kenia, Etiopía y Bélgica, es decir, vienen de muy lejos. Para empezar, lo ideal es comprar flores a pequeños comerciantes locales, y preguntar de dónde vienen las flores y cuáles se cultivan de forma local y estacional. Como alternativa, uno puede aventurarse a cultivar sus propias flores si tiene un jardín, o experimentar con flores de interior.

Propagar ciertos vegetales o cultivar hierbas aromáticas
Tener un huerto propio es un escenario soñado para muchas personas, pero no todos tenemos la posibilidad actualmente. En esos casos, una opción es empezar de a poco a cultivar hierbas aromáticas que usamos para cocinar, para así no tener que comprarlas a menudo. Una planta de orégano, albahaca, romero o tomillo, por ejemplo. Y partir por ahí para luego quizás tomar confianza y propagar cebollín o rábano, plantas de fácil mantenimiento que no requieren tanto espacio.

Clóset

Ponerse una meta
Si pasar un año sin comprar ni una prenda de ropa parece mucho tiempo, podemos ponernos metas más pequeñas, como tratar de estar un mes sin comprar ropa, o desafiarnos a solo comprar ropa de segunda mano, o ahorrar para invertir en una prenda específica de mejor calidad. Livia Firth sigue la regla de los 30 usos, que consiste en preguntarse, antes de comprar una prenda, si la usaremos al menos 30 veces.

Encontrar una alternativa de segunda mano
Sabemos que una forma accesible de tener un clóset más amigable con el medioambiente es comprar ropa de segunda mano o vintage. Pero está claro que puede no ser para todxs. Una opción a explorar es comprar en tiendas online de ropa usada, como Feriaferió.

Seleccionar cuidadosamente los materiales
Algunas telas y materiales envejecen mejor que otros. El cuero de segunda mano (si es que es un material que usamos) puede ser de muy buena calidad e incluso lucirse mejor por la pátina que gana con el uso. Por su parte, el impacto ambiental de los jeans es alto, por lo cual podemos decidir invertir en jeans particularmente únicos, y preferir jeans de segunda mano cuando se trata de los básicos, por ejemplo.

Intercambiar ropa
Sabemos que el intercambio es una forma eco-amigable de refrescar el clóset. Está también la opción de arriendo de ropa para futuras ocasiones especiales, por ejemplo, si estamos buscando una prenda específica que probablemente no usaremos más de 30 veces, como decía Livia.

Hacer los arreglos necesarios
Si una prenda no nos queda como pensamos que debería, probablemente no la usaremos nunca. Tomar las bastas de los pantalones, alterar ligeramente la cintura, acortar las mangas de un abrigo, son todos arreglos que harán que usemos nuestras prendas más seguido. Podemos aventurarnos a hacerlos nosotrxs mismxs, o preguntar en nuestras redes por datos recomendables de costureras, sastres o zurcidores locales.

Aprender a coser un botón
¿Cuántas blusas, chaquetas o incluso tops de pijama o chalecos de casa tenemos que hemos dejado de usar porque perdieron un botón? Esta es una habilidad eternamente útil que podemos aprender con un tutorial simple. Es tan fácil que genera casi una reacción en cadena: si cosemos un botón quizás nos motivaremos a coser otro, y así ojalá queramos aprender a cocer otras cosas más.

Convertir una prenda en otra
Lo primero es separar lo que definitivamente no hemos usado en mucho tiempo y probablemente no usaremos más. Lo siguiente es decidir, basado en el corte y el material, en qué lo podemos convertir. Quizás unos jeans se convierten en un delantal de cocina, o una bata de baño se convierte simplemente en pequeños pañitos para limpiar. La idea es reconvertir una prenda en otra, o al menos en algo que sí vayamos a usar.

Zurcir las medias
«Lo que alguna vez fue una habilidad vital, se saltó una generación o dos», dice Emma Mathews, fundadora de la marca Socko, en The Guardian. Quizás no nos vamos a aventurar a zurcir un chaleco preciado (mejor lo llevamos donde un profesional), pero con las medias sí que podemos practicar nosotros mismos. La idea de zurcir es hacer puntadas verticales en el área del hoyito, y luego empezar a hacer puntadas horizontales para formar una red perpendicular que lo cubra.

Dejar los zapatos como nuevos
Seguramente estaremos agradecidxs en el futuro si le dedicamos unos minutos a limpiar y dejar como nuevos los zapatos que más usamos fuera de casa. Por supuesto, el tratamiento dependerá del material: si son de cuero quizás requieren una crema especial, o si son de lona quizás los lavamos a mano, etc.

Baño

Cuidado personal libre de plástico
La copa menstrual, el champú en barra, los cepillos de dientes de bambú, los desodorantes en crema… El cuidado personal libre de plástico es todo un mundo por explorar, y quizás ahora es el mejor momento. Porque si algo requiere una curva de aprendizaje o un tiempo de adaptación, de todos modos estaremos en casa para probar y rectificar para encontrar lo que nos funciona.

Reciclar lo que no hayamos sustituido
Aunque sabemos que el reciclaje no es la solución, es posible que sigamos reciclando en periodos de transición o en momentos en que estamos temporalmente priorizando la conveniencia para seguir las recomendaciones de no salir de la casa. Aun así, hay una tendencia a reciclar más empaques de cocina y menos cuando de productos de baño se trata. Preocuparnos por incluir esos ítems en el reciclaje o, mejor aún, hacer el cambio a productos libres de empaque pueden ser hábitos relativamente fáciles de introducir a nuestra rutina actual.

Liberarse de los desechables de un solo uso
Cambiar las bolitas de algodón por pétalos reutilizables, dejar de comprar cotonetes y preferir un bastón reusable para oídos, dejar las rasuradoras desechables y preferir una a la que se le pueda cambiar la hoja… Siempre que hablamos de dejar los desechables pensamos, por alguna razón, en los vasos de café, las bombillas o los cubiertos de plástico. Pero hay cambios simples que podemos hacer dentro de casa, y quizás sean más fáciles de adoptar de lo que pensamos.

No dejarse tentar por los productos mini
Aunque aún no está definido cuándo volverá a ser seguro viajar y lo más probable es que eventualmente se recomiende no hacer viajes que no sean estrictamente necesarios, es posible que si hacemos una limpieza de los productos de belleza que tenemos en casa nos encontremos con alguna versión miniatura de un producto que usamos regularmente. No hay mejor momento para reevaluar la necesidad de comprar (o aceptar) estos minis, y hacer el cambio definitivo a las pequeñas botellas rellenables y reutilizables para los viajes del futuro, aunque ahora los veamos lejanos. Todos los pequeños cambios (o intentos) que hagamos ahora seguro los agradeceremos más adelante.

Edita, diseña y escribe. Es Magíster en Edición de la UDP y estudió moda, artes contemporáneas y periodismo. @stephanievallek

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