Si leíste mi artículo sobre la alimentación intuitiva o intuitive eating, sabrás que el año pasado tuve que empezar una dieta bastante estricta para reducir una inflamación causada por el trigo y el níquel, lo que ha implicado evitar tomates, frutos secos, mis amadas pastas, las masas en general y los postres, incluso el chocolate amargo; lejos, lo más difícil de dejar para una persona golosa como yo.
Pese a mi escepticismo, he logrado ser fuerte y seguir con mi dieta, y los beneficios no han sido solo físicos. Estoy sin duda más delgada, pero además me he estado sintiendo más enérgica, más ágil. Incluso mi humor ha estado más positivo, en comparación con las veces que vuelvo a comer como antes –más pesado y en porciones mayores–, donde la sensación de malestar es inmediata. Siento un peso en la guata y me entra un malhumor ancestral, todo me molesta.
En estos meses de experimentación, he podido ver de primera mano que lo que como no solo influye en mi bienestar físico, sino también en mi actitud mental. Lo que está en mi cuerpo se refleja en mi mente. Y como afirma la bioenergética, lo contrario también es cierto.
La bioenergética es un enfoque terapéutico, fundado por Alexander Lowen, psicoterapeuta y psiquiatra estadounidense (1910-2008), que se basa en la conexión energética que existe entre cuerpo y mente. Es una forma de entender la personalidad de una persona a través de sus procesos energéticos, o sea de su producción de energía con la respiración, con el metabolismo y el movimiento. Mientras mayor es la cantidad de energía disponible que fluye en el cuerpo, mejor y más eficaz es la actitud hacia las diferentes situaciones de la vida.
Los procesos energéticos del cuerpo están ligados a su estado de vitalidad: cuanto más vital eres, más energía tienes, y viceversa. Por el contrario, la rigidez o tensión crónica disminuye tu vitalidad y baja el nivel de energía. Cualquier problema o experiencia vivida se expresa (deja huellas) en el cuerpo y en el estado psicológico. Según la bioenergética, una persona se enferma cuando la energía deja de fluir libremente, o sea cuando se produce un bloqueo.
Es imposible contrarrestar la rigidez que llega con la edad, pero se pueden evitar todas esas tensiones crónicas que derivan de conflictos emotivos irresolutos. La bioenergética es, entonces, también una forma de terapia que asocia el trabajo sobre la mente con el trabajo sobre el cuerpo, ayudándoles a las personas a resolver sus propios bloqueos emotivos y a alcanzar su máximo potencial para experimentar placer y felicidad. La terapia bioenergética busca trabajar con las palabras (recolectar recuerdos, responder a los por qué, cómo y cuándo del presente y del pasado) y también con la expresión corporal, para soltar las emociones.
Desde chicos, muchas veces aprendemos a esconder emociones fuertes, como la rabia o la tristeza, y a evitar demostrarlas a otras personas, ya que podría ser vergonzoso o maleducado. Según la bioenergética, esas emociones bloqueadas, escondidas por tanto tiempo, terminan impidiéndole a la energía fluir libremente. Y eso, a la larga, puede ser la causa de enfermedades físicas y psicológicas. La práctica de la bioenergética puede enseñarnos cómo enojarnos “físicamente”, lo que en el fondo significa volver a aprender a expresar la rabia y a liberar esa energía con el llanto, por ejemplo.
Hacer ejercicios de bioenergética no es como hacer yoga o pilates, no es una disciplina o una actividad física propiamente tal. Son más parecidos a una práctica de mindfulness: es una manera de incrementar la autoconciencia para reestablecer el correcto equilibrio entre cuerpo, mente y emociones.
El ejercicio más representativo es, sin duda, el grounding, o enraizamiento. Esto corresponde a una posición aparentemente simple: partiendo de pie, separar los pies a la anchura de los hombros, doblar las rodillas y bajar la columna, tocando apenas el suelo con las manos. En esta posición, la respiración se hará más profunda, el contacto de los pies y de las manos con la tierra permitirá cargar y descargar la energía que atraviesa el cuerpo, la dejará fluir nuevamente.
Este, al igual que los otros ejercicios, no sustituye a la terapia en caso de conflictos emotivos graves, pero puede ayudar a:
– Radicarte en tus piernas y pies
– Profundizar la respiración (y finalmente relajarte)
– Volverte más consciente de ti mismo
– Ampliar los horizontes de tu autoexpresión
Pueden también intensificar las sensaciones y aumentar la confianza en uno mismo. Siempre y cuando se practiquen con constancia y voluntad.
Si eres un lector curioso, Alexander Lowen dejó algunos libros que podrían interesarte, entre ellos: La bioenergética, donde describe detalladamente esta disciplina; Ejercicios de bioenergética, donde puedes encontrar ilustraciones y descripciones de todos los ejercicios;El lenguaje del cuerpo, una guía para el bienestar físico y mental según la bioenergética.
En Chile, como en Italia, existe una sociedad de bioenergética. Acá es la Sociedad Chilena de Biomagnetismo y Bioenergética (Sochibiomag), donde puedes encontrar una lista de terapeutas.
Fuentes:
Ilustración: Alexander Lowen, Espansione e integrazione del corpo in bioenergetica. Manuale di esercizi pratici, Astrolabio (1979)
“Alexander Lowen”, Crescita personale
Che cosa è l’Analisi Bioenergetica, Società Italiana di Analisi Bioenergetica
Dr. Christoph Helferich Analisi bioenergetica
Psicoterapia bioenergetica, Donna Moderna